sábado 31 de mayo de 2025

Lianet Martínez Pino, un mundo de arte desde Cuba (+Fotos)

La Habana (Prensa Latina) Los visitantes de la Feria de Arte de Osaka, en Japón, andarán escudriñando este 30 de mayo en los miles de fósforos apagados o en las formas que cobra el carbón en las piezas de la artista cubana Lianet Martínez Pino.

Por Mario Muñoz Lozano y Danay Galletti Hernández

Periodistas de Prensa Latina

Y es que la joven creadora (32 años) nunca ha estado conforme con el espacio bidimensional, y aunque se le da bien la pintura, prefiere sumar a su obra cualquier materia con pasado, historia, la cual cobra vida nueva en sus manos.

Ocho de sus trabajos más recientes se exponen en la isla nipona de Yumeshima, sede del evento, en el contexto de la Exposición Universal Osaka-Kansai 2025, promovida este año con el tema central “Diseñando la sociedad del futuro para nuestras vidas”.

Para la artista, 2025 arrancó con importantes compromisos y expectativas, por lo que han significado sus participaciones recientes en muestras de arte en México y Estados Unidos, ahora en Japón, y más adelante con nuevas exposiciones en Nueva York y Miami.

Martínez Pino no teme a los nuevos desafíos, para enfrentarlos se fue preparando desde hace varios años, cuando en su natal Cienfuegos, siendo niña, tuvo la certeza que le gustaba el arte.

En entrevista con Prensa Latina, contó que sus padres son médicos y su papá, gastroenterólogo, la llevaba a hospitales -“creo que él quería que fuera doctora”-, donde conoció de laparoscopías, endoscopías, pero más que todo le llamaron la atención los instrumentos de esa profesión y en las consultas terminaba dibujando.

Así, de los talleres de pintura, donde comenzó a interesarse por la creación e hizo sus primeras naturalezas muertas, pasó a la Escuela de Artes Benny Moré, de esa ciudad costera del sur y centro de Cuba, donde estudió tres años, y desde donde se trasladó a la Academia de Bellas Artes San Alejandro, en La Habana.

“Pero es algo muy hermoso porque he vinculado a través de mis años de experiencia estos objetos que viví con mi padre, el cristalito de laboratorio, hago fotografías que yo rearmo con este tipo de piezas fragmentadas, y eso yo creo que es una experiencia que viene toda influenciada”, reflexionó.

-¿Cómo ha evolucionado tu estilo a lo largo de los años?

-Siento que la creación no es una fórmula, realmente es un ente libre, que uno tiene que desarrollar y transformar como uno mismo se transforma en la vida naturalmente.

Por tanto, pienso que ha evolucionado, primero porque a mí me gusta que todo cambie en el tiempo, no me gusta seguir una línea pictórica o escultórica o fotográfica, sino ir con las ideas, y entonces que el soporte se adhiera a una idea, no viceversa.

Creo que he encontrado maneras de desarrollar mi trabajo con el punto de vista más creativo, aunque la crítica muchas veces no sabe cómo encauzarte porque hay una formalidad, donde tienen que decir, bueno, ella es escultora, ella es pintora, pero realmente yo no me defino así.

Yo me defino como una artista, y los artistas tienen que cambiar con su tiempo y también con su personalidad, con su momento, y eso es lo que me gusta, que ha evolucionado de esa manera.

-¿De dónde surgen las ideas para tus obras? ¿Tienes rituales, métodos?

-De muchas maneras, porque en algunos momentos las ideas vienen a ti, porque estás, quizás, con un proceso de trabajo donde tienes que conectar con una pauta en específico que esa galería o ese espacio te da. Por supuesto, si te brindan una invitación es porque curatorialmente tu obra va por allí.

Pero en otros momentos, donde yo sigo más la pauta desde mi propia creación, desde mi base conceptual, es mediante lecturas, películas; me meto en una vorágine creativa diaria donde empieza la idea a surgir y empiezo a reconectar con objetos, con sueños incluso, con lecturas, y empiezan a surgir ideas, y de ahí la idea también muta.

-¿Hay temas recurrentes en tu arte?

-En mi trabajo, yo siempre parto desde la observación. Me gusta aplicar procesos lógicos, procesos desde la observación, desde la experiencia cotidiana, desde la experiencia individual, también colectiva.

Me gusta, en dependencia de la obra que se está haciendo, si es un poco más intimista o un poco más pública, captar procesos más sociales o captar procesos que yo vivo, pero que están más incluidos en una colectividad, o también procesos más íntimos donde prácticamente estás haciendo un grito y un canal de exorcismo, porque también es una forma de canalizarte.

Creo que si alguien puntualmente mira la obra, te puede leer perfectamente alguna experiencia, cómo tú eres, lo que te ha sucedido, por qué lo haces, entonces sí tengo algunas líneas puntuales como lo es la memoria, como lo es la huella, lo que queda, pero también lo que renace, porque también yo soy un poco así.

Siento que a veces me he impuesto fuertemente en momentos duros, cruciales, de retos con obras, donde he tenido que llevarme a ese estado de transformación, de fuerza, y eso también es una transformación, eso también es una identidad propia de uno, de su personalidad, del contexto en el que vive, entonces todo es este tipo de conceptos, también como mujer, y de identidad, de memoria, son los que me gusta abordar.

-La identidad parece ser otro tema recurrente en tu obra, es el centro de tu serie Coraza, también la migración, ¿por qué?

-Coraza es una serie que está yendo a lugares tan lindos porque está también desde la pintura, desde la escultura pública, desde la instalación, desde la fotografía, y son piezas que parten de un contexto porque es el escudo cubano, pero llevado a un concepto más simbólico, hablando de la coraza, de lo que te protege realmente como objeto.

A partir de ahí dentro creo narrativas, creo dinámicas, discursos dentro de esa coraza que se adhieren al cuerpo, también porque parece una daga, parece un corazón, parece un torso, parece un pecho.

He construido piezas que tienen que ver con las vulnerabilidades, pero también con el reconocimiento de ellas, y el reconocimiento de esa propia fortaleza que uno tiene que tener para enfrentar su día a día, para armarse de valor y seguir adelante. Además, como artista mujer, también ha sido un camino fuerte.

El tema de la migración también lo he tocado desde el punto de vista de la contradicción, porque yo he sido una artista que nunca me he querido ir, he estado en varios países, en varios lugares, pero nunca me he sentido de otra cultura como para vivirla.

Me gusta y me llena de satisfacción poder crear desde Cuba, poder entrar en una dinámica de creación más difícil, pero también más exótica, porque los materiales se hacen de otra manera, la creación adquiere otros matices que quizás afuera no los encuentro.

También porque he probado que crear desde afuera a veces es una creación desde la nostalgia, yo pienso que no solamente tiene que ver con el contexto, que me gusta, sino también con la familia.

Mi familia siempre, ya comenté que son dos padres médicos que les ha tocado estar en misiones y muchas veces no han querido ir por no abandonar la familia, por no dividir la familia.

Desde ahí es donde yo tengo ese principio que es no romper, no fragmentar, no irme y no tener que vivir desde una nostalgia, pienso que todo parte de lo que tú eres.

-¿Cómo impacta el contexto cubano en tu creación?

-El contexto cubano es tan rico como complejo, para nadie es un secreto, uno como artista, los materiales, las formas tienen otras dimensiones, otras formas de creación, porque no hay todos los materiales, no son accesibles.

Pero yo me siento en este contexto viva, me siento creativa, me siento con ganas de seguir, de hecho, me siento que conozco, donde puedo crear simbólicamente y físicamente obras que también ayuden.

He vivido experiencias increíbles con esculturas, por ejemplo, donde las personas me dicen gracias al artista que hizo esta obra, a los niños que les ha encantado, que preguntan, y eso es una forma de ayudar, a mí me gusta no solamente crear y ser un artista, sino también ser útil, ese es mi precepto realmente.

-¿Por qué ese interés por la escultura, siendo una de las manifestaciones artísticas más difíciles de llevar a la práctica?

-Mi carrera fue pintura, pero ciertamente en la academia Benny Moré hacía ya instalaciones, esculturas e iba mezclando, digamos, esta tridimensionalidad.

Hasta a mí me sorprende por haber escogido y gustarme tanto lo que es la escultura monumental, pública, algo tan complejo de asumir porque es otra dinámica, la pieza tiene que ser construida de otra forma, no es solamente para galerías.

Pero me gusta porque creo que la sensación de sentirme fuera de las galerías, en los espacios públicos es lo que me llena, me gusta que el público pueda también reflexionar, que pueda vivir la experiencia del arte, que te pueda aportar muchas veces más que en el mundo del arte que también es elitista y a veces también un poco cerrado.

Siempre me ha gustado lanzarme a la calle y entender cómo funciona la dinámica social realmente viviéndola. He tenido consecuencias por ello porque son obras muy difíciles de concebir y luego de realizar y también después el público hace su trabajo, porque si interactúa con ella, la escultura también va mutando, va cambiando.

-¿Te refieres al impacto que puede tener una instalación escultórica tuya como Aparente remanso, expuesta en la XV Bienal de La Habana, que se colocará en un espacio público capitalino?

-Esta pieza se va a instalar por estos días en el Miramar Trade Center, que es un espacio público hermoso, donde confluye mucha gente y es algo lindo para mí porque es mi primera pieza pública realmente permanente, exhibida, porque la pieza Al filo de… está dentro del ISA (Universidad de las Artes, en La Habana), que es una institución donde las personas tienen que llegar hasta ahí para verla.

Pero en este caso sí va a ser una escultura a tiempo completo conviviendo con las personas y eso también va a ser una nueva experiencia para mí porque hay que ver ese proceso en el tiempo, paulatinamente, cómo se comporta, y estoy muy agradecida.

arb/mml

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