Por Joel Michel Varona
Corresponsal jefe en Haití
Estas atrocidades fueron ejecutadas por la Misión de la Organización de Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah) entre 2004 y 2017.
El 25 junio de 2024 marcó una nueva etapa en Haití cuando aterrizó en la pista del Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture, de Puerto Príncipe, un avión con el rótulo de Kenya Airways KQ7681, el cual trasportaba 400 agentes policiales de ese país africano.
Estos 400, de mil que deberán llegar de manera escalonada, son oficiales de élite de la Unidad de Despliegue Rápido de la Policía de Kenya, quienes se sometieron a un riguroso entrenamiento.
Tal preparación garantizó que estuvieran listos de manera óptima para la misión que cumplirán junto a los efectivos de Chad, Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benin, Suriname y Jamaica, entre otros países.
Entre las naciones mencionadas, Chad y Bangladesh tienen experiencia en misiones internacionales de paz, pero la Organización de las Naciones Unidas (ONU) siempre dejó claro que ahora la tarea será apoyar a la Policía Nacional de Haití en la lucha contra las bandas armadas.
Es notable cómo está dividida la sociedad en cuanto a la solución encontrada para lograr el sosiego ciudadano en Puerto Príncipe, capital controlada en un 80 por ciento por una coalición de pandillas.
No es que no quieran la reapertura de los colegios, hospitales, factorías, sucursales bancarias y la totalidad de los servicios, les preocupa a muchos la huella que dejará esta misión en la conciencia colectiva, aún lastimada por los desmanes cometidos por los soldados de la Minustah o simplemente los “cascos azules”.
BOCHORNOSA HISTORIA DE LA MINUSTAH
Un estudio realizado por la revista International Peacekeeping reveló que más de dos mil mujeres en Haití, muchas de ellas menores de edad, sufrieron abusos sexuales. Durante la misión fueron concebidos alrededor de 265 niños entre soldados y féminas haitianas, y muchos de esos embarazos fueron consecuencia de violaciones.
Los niños nacidos de esas relaciones, consentidas, pagadas o abusivas, son conocidos como los “petit minustah” o “bébés casques bleus”, que en castellano significa pequeño minustah o bebés cascos azules.
Incluso, reveló la investigación, niñas de apenas 11 años fueron abusadas por los militares enviados por la ONU, en algunos casos a cambio de monedas o de un plato de comida. Las denuncias involucraron directamente a soldados de distintos países, pero los más mencionados fueron los efectivos de Uruguay, Brasil, Chile y Argentina, en ese mismo orden.
“Niñas de 11 años fueron abusadas sexualmente y embarazadas por los Cascos Azules y dejadas en la miseria, donde tuvieron que criar solas a sus hijos”, recalcó el informe divulgado por Peacekeeping.
Varios testimonios dejan en evidencia que no se trató de sexo consentido, y no fueron pocas las mujeres que expresaron sus quejas sobre la violencia sexual que ejercían los hombres de la Minustah contra ellas. A través de los abusos no solo quedaron muchachas embarazadas, sino que muchas fueron contagiadas con el VIH/sida.
Otra de las polémicas que generó la presencia de tropas extranjeras en Haití está relacionada con un brote de cólera desatado en 2010 con más de nueve mil muertos.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, en un informe emitido un año después, aseguró que los soldados de Nepal contagiados de cólera llevaron la enfermedad al país caribeño.
La bochornosa historia de la Minustah regresa para reforzar la incertidumbre social que genera la presencia nuevamente de tropas extranjeras en Haití, donde existe un sentimiento anticolonial compartido por muchos.
Haití Liberté recogió criterios entre la ciudadanía y publicó un artículo que representa el espíritu de muchos nacionales opuestos a regresar a los tiempos de la colonia y la neocolonia.
LEGADO DE OPRESIÓN IMPERIALISTA
El rotativo se hizo eco de las denuncias contra el Consejo Presidencial de Transición al cual acusan de subordinarse a la administración colonial de Estados Unidos, considerado aquí uno de los responsables del caos que vive hoy Haití.
Estados Unidos disfrazado de buen samaritano se apoderó desde el 23 de abril del aeropuerto internacional de Puerto Príncipe y lo mantiene bajo su control. Decenas de aeronaves de su Fuerza Aérea aterrizaron con hombres, armamentos, pertrechos y logística diversa, incluso con mercenarios haciéndose pasar por contratistas.
Ese aeródromo, que lleva por nombre Toussaint Louverture, desde el 4 marzo estuvo cerrado, nadie entraba ni salía de Puerto Príncipe hasta que el país norteño lo hizo por la “pista ancha” y fue aplaudido por ese Consejo Presidencial de Transición.
En opinión de muchos haitianos, para vender mejor el proyecto de traer tropas extranjeras al país, las potencias occidentales de conjunto con el Consejo de Seguridad de la ONU lo bautizaron como Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití.
Los preparativos para difamar y profanar el territorio haitiano por enésima vez por parte de Occidente están en marcha. Es un plan bien aceitado de vergüenza, hipocresía y mentiras por parte de la administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, alertó el rotativo.
Muchos ciudadanos coinciden en que Washington continúa con el objetivo depredador de las antiguas potencias esclavistas, de castigar a Haití por su dinamismo histórico y su contribución a la humanidad.
Cuestionan los fondos millonarios que serán utilizados para la misión de ocupación con respaldo de Estados Unidos, Francia y Canadá, mientras que estas potencias cierran los ojos ante la siniestra situación económica del país con la inmensa mayoría de la población viviendo en la miseria.
Otro grupo de la sociedad opina que la ocupación es una gran mentira, un farol, y no lograrán desmantelar a las pandillas, pues solo crearán una distracción para ocultar los problemas reales del país.
Haití Liberté subrayó que son los Estados Unidos de América, a través de su política destructiva, golpes de Estado, invasiones y apoyo a gobiernos corruptos, los que saquearon a esta nación y sumieron a su pueblo en la precariedad.
Washington con su cinismo nunca tuvo el coraje de decir la verdad sobre Haití, al que describe como el país más pobre del hemisferio occidental, con un poco de honestidad tendría que admitir que tal empobrecimiento se debe a más de un siglo de robos y pillajes cometidos por el imperialismo norteamericano, denunció el rotativo.
Boicotearon la producción agrícola, desmantelaron nuestras industrias, de modo que no producimos nada y nos convertimos en una nación consumidora, lamentó el diario digital. Aseguró que las pandillas que hoy vienen a exterminar a los soldados foráneos son el producto del nivel de pobreza caracterizado por las medidas de austeridad dictadas por el Fondo Monetario Internacional.
Mientras que el desempleo, la corrupción endémica, la inestabilidad política permanente y la profunda crisis socioeconómica son el legado de décadas de opresión imperialista, subrayó el artículo.
Aviones norteamericanos transportan equipo militar a Haití en lugar de ayudarnos a salir de esta crisis económica y superar el subdesarrollo crónico, pero no, prefieren gastar 60 millones de dólares en armamento y ver como la nación caribeña se hunde aún más en el olvido, dijo el diario al dar las conclusiones de su investigación social.
arb/joe