Ese propósito se tradujo en un crecimiento del gasto militar, la compra de equipos avanzados y el desarrollo del sector armamentístico y la tecnología hasta reducir de modo significativo la brecha con los fabricantes occidentales.
Al mismo tiempo, implicó la modernización de estructuras y también doctrinas como la gran guerra del pueblo, al concederle mayor importancia al fortalecimiento de los comandos aéreo y naval, y al dominio sobre los últimos avances de la tecnología de la información, las comunicaciones, los sistemas de mando y control, así como las operaciones conjuntas.
Cuando el país celebró sus 70 años como república en 2019, mostró una parte de los adelantos conseguidos en su afán por tener unas fuerzas armadas de élite.
Una revista militar involucró el desfile de 740 equipos, entre ellos las aeronaves J-20, Y-20 y el nuevo bombardero H-6N, tanques tipo 99A, vehículos anfibios, drones, los misiles de alcance intercontinental DF-41 y DF-17, más otros artefactos aéreos, navales y terrestres de factura nacional.
Muchos de los equipos son autónomos y fueron vistos en público por primera vez. Sin embargo, China puntualizó que todos se desarrollaron para proteger la soberanía, seguridad e intereses nacionales, apoyar en el mantenimiento de la paz mundial y regional, y sin intención ni necesidad de apuntar hacia territorio alguno.
No obstante, críticos y medios de Occidente pusieron énfasis en lo que llaman “la amenaza china” con equipos tan sofisticados e incluso capaces de llegar hasta Estados Unidos, pues ambas potencias tienen controversia en distintos frentes.
La prensa nacional fustigó tal apreciación y aseguró que se trató de una oportunidad de mostrar el recorrido de un país que dejó atrás años de atraso, humillación y debilidades a base de estrecha unidad, sacrificio y trabajo duro hasta ser hoy la segunda economía del planeta con perspectivas de avanzar más hacia el futuro.
Y es que el presupuesto destinado a la defensa en China capta la atención pública por ser uno de los más altos después de Estados Unidos y porque pasó de 129 mil 359 millones de dólares en 2010 a 252 mil 304 millones de dólares en 2020.
Observadores locales definen ese aumento de “normal y estable” por la necesidad de reforzar el plan estratégico para defender los intereses nacionales y mantener la paz en medio de una turbulencia sin precedentes después del fin de la Guerra Fría.
No obstante, señalan que el gasto de defensa per cápita previsto de China por lo general ronda los mil yuanes (153 dólares) al ser la segunda mayor economía del mundo y el país más poblado.
Según la agencia Xinhua, el estado asiático aplica mecanismos estrictos de asignación fiscal y gestión presupuestaria en dicho sector, cuyos fondos respaldan la capacitación del personal, el mantenimiento de los equipos y la dotación de tecnologías innovadoras.
Ascenso chino e inquietud mundial
China siempre aseguró que el desarrollo militar no persigue fines hegemónicos, es de carácter defensivo, no está dirigido contra ningún otro país y tampoco será el primero en atacar.
Incluso, su política exterior deja claro la meta de mantener relaciones constructivas, pacíficas y beneficiosas para todas las partes con naciones cercanas y el resto de la comunidad internacional.
Pero el continuo ascenso en materia castrense se topa con un recelo de vecinos como Japón o Australia, y por supuesto, de Estados Unidos, pues nota en peligro su supremacía en Asia-Pacífico gracias a las bases en Hawái, Guam, Corea del Sur, Singapur, Filipinas y en suelo nipón.
Washington siempre tuvo poder y los necesarios niveles tecnológicos para controlar rutas marítimas de comunicación e intervenir de modo decisivo en cualquier conflicto de una región, donde existen reclamos territoriales por el mar de China Meridional, la soberanía de varias islas y zonas limítrofes.
Su temor por retener el dominio desembocó en el objetivo de contener a China a toda costa, y pasa por el establecimiento de alianzas como la Aukus con Reino Unido y Australia, y el cambio de foco desde Asia-Pacífico al Indo-Pacífico en la Estrategia de Seguridad Nacional publicada en diciembre de 2017.
Esa redefinición implicaría forjar una coalición con India, por su ubicación central en la nueva concepción geoestratégica.
A todo este empeño de la Casa Blanca, se suma el envío frecuente de buques de guerra y aviones de reconocimiento a transitar por rutas disputadas bajo el argumento de la libre navegación.
Frente a cada incidente China siempre advierte de los riesgos para la paz y estabilidad regional puesto que tiene a sus tropas posicionadas y listas para responder a cualquier amenaza o provocación militar.
De hecho esa postura se consolidó más en años recientes con un incremento de las maniobras a fuego vivo en todas las aguas jurisdiccionales y, sobre todo, en el estrecho de Taiwán.
Beijing considera a Taiwán como parte inalienable de su territorio y se plantea reunificarla priorizando los medios pacíficos. Pero ante las aspiraciones independentistas de la isla, el Gobierno central no descarta recurrir a la fuerza.
El temor a la última variante es el argumento de Taipéi para pedir a Washington el suministro de armas y apoyo en caso de una agresión china.
Al mismo tiempo, el tema es foco de atención mundial y los entendidos ven en el incremento de ejercicios y actividades, un aumento de las posibilidades de un conflicto accidental con secuelas incalculables.
China se mantiene enfocada en modernizar las fuerzas armadas, la capacidad combativa y sus reglamentos para hacerlos más parecidos a los del mundo actual.
En ese punto destaca el énfasis en la informatización y automatización, dos tendencias que ganan más espacio.
Además, se plantea contribuir al multilateralismo, la paz y estabilidad de cada rincón del planeta con pasos como su incorporación al Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA).
“China atañe gran importancia a los acontecimientos derivados del tráfico ilegal y abuso de las armas convencionales. Estamos a favor de los propósitos y objetivos del TCA, de respaldar (…) las medidas necesarias que los regule”, dijo al respecto el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Como miembro responsable de la comunidad internacional -añadió- estamos listos para fortalecer el intercambio y la cooperación con todas las partes, así como establecer un orden efectivo y bien regulado para esos artefactos que contribuya a salvaguardar la paz y estabilidad mundial.
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