Por Luis Beatón
Corresponsal jefe en El Salvador
Con apenas 21 mil kilómetros de extensión territorial y una población de seis millones 29 mil 976 habitantes, según el VII Censo de Población y VI de Vivienda, el llamado Pulgarcito de las Américas enfrenta desafíos para convertirse en un hub (centro) tecnológico y de innovación a nivel global.
Para ello, el país impulsa la creación de startups -empresas de reciente creación, que se basan en las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para comercializar sus productos o servicios.
También figuran la adopción de nuevas tecnologías por parte de las empresas y la inversión en el ecosistema emprendedor, y atrajo inversiones de grandes compañías como Google, Data Trust y Teknowledge.
Eso contrasta con la baja capacidad exportadora y que sus empresas, cerca de 800, no participaron en actividades de comercio internacional en 2024, puntualiza el Incaf.
Hasta noviembre de 2024, El Salvador exportó más de cinco mil 997.9 millones de dólares, de los cuales un 33.3 por ciento tuvo como destino Estados Unidos, según el Banco Central de Reserva (BCR).
El ente bancario aseguró que Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y México están entre los principales destinos de los bienes producidos por las empresas que operan en El Salvador.
Llama la atención que en 2024 se incrementaron las exportaciones aéreas en un 27 por ciento, lo que previsiblemente aumentó costos ante la apretada capacidad del Puerto de Acajutla, el principal del país, y la urgencia por entregar la mercancía hacia sus destinos.
NUEVO E IMPORTANTE POTENCIAL
En 2024 la empresa turca Yilport Holdings Inc. llegó a un acuerdo para invertir mil 615 millones a fin de modernizar y operar los puertos de Acajutla y La Unión en El Salvador. Aquí se abre un nuevo e importante potencial para el país.
Con el desarrollo del puerto La Unión surge un escenario no solo para la exportación nacional, sino para un importante centro receptor de comercio que pudiera desarrollar el Brics; aunque los salvadoreños no son parte de ese grupo, sí pudieran aportar una conexión importante entre los océanos Pacífico y Atlántico.
La inauguración del Canal Seco de Honduras, que conectará el Pacífico con el Atlántico, representaría una oportunidad comercial para El Salvador, específicamente para el Puerto La Unión, más cuando las capacidades del Canal de Panamá se limitan con el tiempo.
Lógicamente, este empeño requiere de una importante inversión logística y para brindar servicios a un apreciable flujo del comercio proveniente de Asia, incluidos el Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), además de Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán, y Estados miembros asociados al grupo.
El reto es grande pero no imposible, por lo que se podría generar a partir de ahí. Por ejemplo, Puerto Cortés se puede interconectar con el Puerto del Mariel, en Cuba, uno de los pocos de aguas profundas con mirada hacia la costa este de Estados Unidos y naciones del Caribe.
Esto puede, además, interconectar a Rusia con América Latina, a lo que se sumaría el Aeropuerto Internacional Punta Huete, un proyecto de reconstrucción, ampliación y modernización de una terminal aérea en Nicaragua.
El proyecto nicaragüense se enmarca en la iniciativa de la Franja y la Ruta, que busca conectar comercialmente a China con otros países.
“Tener la infraestructura como el puerto La Unión, tener Puerto Cortés… esa conexión logística es una perfecta infraestructura para generar desarrollo, plantas productoras, producción agrícola. Atraer nuevas cargas”, dijo Valmir Araujo, director comercial senior de Operadora Portuaria Centroamericana, la empresa privada que opera Puerto Cortés en Honduras.
Según Araujo, la carretera de 300 kilómetros tiene una rápida conexión con El Amatillo, en El Salvador, desde donde podría llevarse mercadería hacia Puerto Cortés en cinco o seis horas.
“El Salvador es el país de Centroamérica que no tiene acceso al Atlántico. Necesita de Guatemala o de Honduras para acceder. La carretera pone una oportunidad de una ruta segura, moderna, de cuatro carriles, desde la frontera de El Amatillo. Hacerlo en seis horas es un buen tiempo. Este es un beneficio para El Salvador, para desarrollar esta zona”, afirmó Araujo.
El potencial está ahí y sería factible que se abra una ruta para los mercados asiáticos utilizando las facilidades que pudieran brindar salvadoreños y hondureños.
China, Japón, Indonesia, Vietnam, Corea del Sur, Tailandia, entre otras economías, pueden potenciar sus exportaciones e importaciones para la región latinoamericana del Atlántico. El proyecto está ahí, solo falta voluntad para el comercio, apartado de consideraciones geopolíticas, estiman analistas.
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