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domingo 24 de noviembre de 2024
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El Salvador: interrogantes sobre el tema migratorio

San Salvador (Prensa Latina) Muchas naciones de Latinoamérica siguen con atención el desarrollo de la política migratoria en Estados Unidos donde la diferencia de proyección entre gobiernos demócratas y republicanos se reduce tras el boom migratorio hacia la frontera sur estadounidense, pronosticado hace décadas por expertos.

Por Luis Beatón

Corresponsal jefe en El Salvador

El Salvador no es la excepción. Estimados de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y del Banco Central de la Reserva (BCR) salvadoreño indican que la mitad de los nacionales que residen en territorio estadounidense se encuentran en estatus migratorio irregular (49.9 por ciento).

La situación económica, la falta de acceso a la educación y el empleo, la violencia y otros factores estructurales e individuales motivan a las personas de todo el mundo, pero principalmente de los países centroamericanos, a buscar una nueva vida en la nación norteña u otros países de la región.

El doctor Oscar Picardo Joao, director del Instituto de Ciencias, Tecnología e Investigación (ICTI) de la Universidad Francisco Gavidia, estima que “el tema migratorio entre El Salvador y Estados Unidos tiene un entramado muy complejo y raíces históricas profundas, hubo oleadas de migración diversa sobre todo vinculadas al conflicto armado, a fenómenos naturales o terremotos”.

El presidente Nayib Bukele enfatizó, como parte de su campaña electoral, que El Salvador está en camino de la migración inversa. Sin embargo, datos recientes de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos muestran que de enero a septiembre de 2023, fueron localizados 37 mil 506 salvadoreños que de forma irregular ingresaron por la frontera sur.

Los salvadoreños constituyen la tercera población hispana más grande en el país de las barras y las estrellas, según un análisis del Centro de Investigación Pew, de la encuesta sobre la Comunidad Estadounidense de la Oficina del Censo de Estados Unidos.

Las estadísticas sostienen que en 2000 había un registro de 710 mil salvadoreños en el país, pero ya en 2021 la cifra ascendió a más de 2.5 millones de personas. Además, la población salvadoreña que nació en el extranjero y vive en Estados Unidos creció un 147 por ciento, de 540 mil en 2000 a 1.3 millones en 2021, indicó el estudio.

La administración de Joe Biden extendió el Estatus de Protección Temporal (TPS) por 18 meses a 300 mil personas procedentes de El Salvador, Honduras, Nicaragua y Nepal; de la mayoría de los beneficiarios, unos 239 mil son salvadoreños, y a muchos de ellos este amparo migratorio les cambió la vida.

Pero esa protección debe vencer en marzo de 2025 ya con Biden, en un nuevo período de gobierno, o con Donald Trump, con sus políticas letales contra los inmigrantes.

El expresidente Trump (2017-2021) recién comparó a los inmigrantes con el personaje Hannibal Lecter, el asesino en serie y caníbal de la película The Silence of the Lambs (El silencio de los corderos, 1991).

Durante una entrevista que ofreció al medio conservador Right Side Broadcasting Network (RSBN) desde Mar-a-Lago, Florida, el virtual candidato republicano para las elecciones de noviembre próximo volvió a cargar contra los inmigrantes ilegales.

“Son gente dura, en muchos casos de cárceles, prisiones, de instituciones mentales, manicomios”, dijo. “No los queremos en este país”, entonces, ¿qué pueden esperar los salvadoreños del magnate y exmandatario?, preguntan observadores.

El TPS, UN ASUNTO CON HISTORIA

Los demandantes en cortes estadounidenses alegaron en 2018 que la cancelación del TPS ordenada por Trump fue ilegal porque estaba motivada por el racismo, lo que violaba la Constitución estadounidense, y se implementó de manera arbitraria.

Pese a que el gobierno de Biden se comprometió en los tribunales a que la conducta ilegal con la cual ordenó Trump la cancelación del TPS “no será restablecida” y que no “volverá a la política contraria de la administración anterior”, el problema está ahí, en las calles y campos de Estados Unidos.

Si durante su administración, incluso antes, Trump consideró a los inmigrantes como criminales y violadores, muchos temen que si vuelve al poder su política sea más nefasta para los incluidos en el éxodo ilegal.

Ante sus constantes anuncios de que si vuelve a la Casa Blanca iniciará una deportación masiva, muchos salvadoreños y otros inmigrantes ilegales están temerosos por su futuro.

Si Trump vence a Biden en noviembre, algo que no se descarta, los excesos de su primera presidencia palidecerían ante el caos que supondría una segunda administración, particularmente cuando de inmigración se trata, señalan activistas y defensores de los derechos humanos.

Hoy los inmigrantes resultan el centro de un problema que puede afectar el rumbo de los comicios del 5 de noviembre en Estados Unidos, y la vieja teoría de que son rehenes de las elecciones en la nación norteña, es ahora más real.

Biden, con la presión política de un año electoral ante una frontera caótica y con miles de refugiados en ciudades demócratas, estaría considerando órdenes ejecutivas que le permitirían, entre otras cosas, cerrar la frontera si la cifra de cruces irregulares sobrepasa cierta cantidad, conducir deportaciones expeditas y endurecer los criterios para solicitar asilo.

Trump hace de la frontera y de la inmigración su tema central de campaña para atizar a su base conservadora. La advertencia de una “purga” de migrantes, de campos de detención de indocumentados y de deportaciones masivas no son amenazas huecas.

Sus proponentes, como el asesor de Trump, Stephen Miller, tuvieron los pasados cuatro años para “cocinar” su maldad buscando mecanismos que les permitan implementar esas propuestas sin que sean frenadas en los tribunales, estimó Maribel Hasting, una activista de American Voice.

La receta que será aplicada a los inmigrantes, entre ellos a los salvadoreños, propone el retorno del Título 42, cancelar el TPS afectando a 700 mil beneficiarios, el regreso de la Tolerancia Cero, negar la ciudadanía a niños nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados, e imponer una prueba ideológica a los solicitantes de visa, entre otras medidas.

Las propuestas, partes de las tendencias más conservadoras existentes en tanques de pensamiento como la Heritage Foundation, revolucionarán el tema con iniciativas que eluden al Congreso y los tribunales, y están diseñadas específicamente para desmantelar los cimientos del sistema de inmigración, indican análisis de Pew Research Center y otros centros.

EN EL TORBELLINO

Recientemente, el presidente Bukele se desmarcó de la administración de Biden en Estados Unidos, de acuerdo con valoraciones de medios locales.

“Nosotros siempre hemos estado dispuestos a trabajar, pero creo que no está en las prioridades de la administración actual (la de Biden). Estados Unidos siempre es nuestro primer socio”, manifestó durante su participación en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), el foro más grande e influyente del mundo en ese campo.

Citado por el Diario El Salvador, afín al gobierno, el mandatario recordó que durante la administración del expresidente Donald Trump, del Partido Republicano, se desarrollaron mejor las relaciones. “Era (la administración Trump) mucho mejor. Había más interés por parte de ellos”, indicó Bukele.

En los últimos meses de 2023 importantes figuras del área de Latinoamérica, entre ellos Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, de la administración Biden, visitaron El Salvador.

Sin embargo, el distanciamiento de las autoridades salvadoreñas de la administración Biden crea dudas entre muchos de sus compatriotas atendiendo a lo que proyecta Trump contra los inmigrantes.

Y más, cuando el principal ingreso de la economía salvadoreña en 2023 fueron las remesas equivalentes a cerca de ocho mil 100 millones de dólares, la mayoría provenientes de Estados Unidos.

En términos generales se puede decir que es muy difícil detener el flujo de migrantes hacia el norte y eso se va a lograr el día que tengamos condiciones de bienestar favorable y seguridad y otros aspectos importantes para el desarrollo humano, dijo Picardo en declaraciones a Prensa Latina.

A pesar de ello la reunificación familiar siempre va a ser un factor crítico que tanto las autoridades locales como las de Estados Unidos tienen que considerar como uno de los elementos esenciales en este fenómeno migratorio, apuntó.

Según entendimientos entre Washington y San Salvador hasta noviembre de 2023, se beneficiaron a unos ocho mil 600 salvadoreños, entre mujeres y hombres, con visas de trabajo en el norte. Pero eso es apenas una gota de agua comparable al río de personas ilegales que se desplaza hacia la frontera sur estadounidense.

Sin dudas el tema abre muchas interrogantes, sobre todo para los miles de salvadoreños que mantienen a más de un millón de sus compatriotas con remesas, y que de ser expulsados por Trump, si vence, crearán un problema insoluble en el llamado Pulgarcito de América y complicarán aun más la gestión de Bukele para renovar la economía.

arb/lb

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