Por Jorge Quevedo
De la redacción Nacional
Desde EEUU lo llaman “embargo”. No obstante, el año 2025 recoge la trigésimo tercera ocasión en que la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprueba la resolución “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba” contra Cuba.
Previo a la votación, la cancillería denunció las campañas que intentaban alterar el sufragio, “tenemos información fidedigna de presiones intimidatorias y engañosas que está ejerciendo el gobierno de Estados Unidos sobre varios países, especialmente de América Latina y Europa”, señaló.
La resolución recibió luz verde con 165 votos a favor, siete en contra (Argentina, Estados Unidos, Hungría, Israel, Macedonia del Norte, Paraguay y Ucrania) y 12 abstenciones (Albania, Bosnia y Herzegovina, Costa Rica, Chequia, Ecuador, Estonia, Letonia, Lituania, Marruecos, Moldavia, Rumanía y Polonia).
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, condenó asimismo, el irrespeto de Estados Unidos al desconocer la disposición sancionada por primera vez en 1992.
La Casa Blanca permanece aislada “en su caprichosa voluntad de mantener la asfixia y la guerra económica contra el pueblo cubano e intensifica medidas coercitivas unilaterales con un marcado carácter extraterritorial”, enfatizó.
Los daños de tales medidas aumentan cada vez, tanto en cifras contables como incalculables al provocar sufrimientos a la población cubana.
El canciller cubano detalló en su informe que del 1 de marzo de 2024 hasta el 28 de febrero de 2025, el bloqueo causó daños y perjuicios materiales estimados en siete mil 556,1 millones de dólares, lo que representa un incremento de 49 por ciento en relación con el período anterior.
Se estima que sin el bloqueo, el Producto Interno Bruto (PIB) de Cuba pudo haber crecido alrededor de un 9.2 por ciento en 2024.
La nación antillana enfrenta ahora desabastecimientos y limitaciones en sectores como energía eléctrica, transporte, medicinas y producción de alimentos, entre otros.
Pues bien, dos meses de bloqueo equivalen al costo del combustible necesario para cubrir la demanda de electricidad normal en el país o también garantizaría durante un año la entrega de la canasta familiar normada de productos a la población.
Las afectaciones en cuatro meses de bloqueo suman dos mil 850 millones de dólares, suficientes para comprar los ómnibus del transporte público, mientras que en sólo 2 días son 40 millones de dólares que costearían el mantenimiento anual de dicho transporte.
Respecto al sector de la salud, seis días de bloqueo igualan el financiamiento aproximado de 129 millones de dólares para importar el material gastable médico (algodón, gasa, jeringuillas, agujas, suturas, catéteres, equipos para sueros, entre otros insumos), así como los reactivos imprescindibles.
Para igual tiempo de un año, alcanzarían los 12 millones de dólares destinados a la adquisición de la insulina vital para los pacientes, perjudicados por 14 horas de bloqueo.
Por otra parte, la política del gobierno de EE.UU. de promover e incitar a la emigración de profesionales y técnicos cubanos, derivan en daños y perjuicios a la economía, calculados por un total de 2 mil 570,4 millones de dólares.
Afecta, además, la capacidad de innovación, el desarrollo tecnológico y el relevo generacional en sectores estratégicos que totalizan una afectación aproximada de más 629 millones 675 mil dólares, casi 21 millones dólares diarios, y más de 862 mil cada hora.
El bloqueo también lesiona los derechos de los propios estadounidenses, a quienes les está prohibido viajar a Cuba como turistas.
Según estimados, sin tal prohibición llegarían al archipiélago cubano de uno a dos millones de estadounidenses cada año que reportarían varios centenares de millones de dólares a la economía.
Junto al bloqueo mismo, existe un amplio entramado de medidas altamente lesivas a Cuba, recrudecidas con la actual administración en Washington.
Entre estas figuran la inclusión de Cuba en la lista unilateral de Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo, la Ley para la Democracia Cubana o Ley Torricelli, además de la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democráticas Cubanas, conocida como “Ley Helms-Burton”.
Sus negativos impactos repercuten en los ingresos previstos por exportaciones, así como en las fuentes de divisas. La afectación registrada por los bancos cubanos fue de 169 millones 500 mil dólares.
Decenas de entidades bancarias suspendieron sus operaciones con Cuba, a la vez que esta última perdió proveedores tradicionales ante el Riesgo País.
A la par socavan el turismo y las entradas por bienes y servicios, al tiempo que incrementan el acoso a la colaboración médica cubana en el exterior.
Por reubicación geográfica del comercio, las mermas se estiman en mil 212 millones 700 mil dólares ante la necesidad de acudir a mercados más lejanos, a los que se suman los costos por fletes, seguros y el uso de intermediarios comerciales.
EE.UU. rechazó decenas de pasaportes cubanos y no otorgó visas gestionadas por dependencias del Estado cubano. Frenan los intercambios en la cultura, la salud, la educación, la ciencia y el deporte, al tiempo que politizan la relación natural de pueblos vecinos.
Existen muchísimas cifras de los daños. Dichos números son abrumadores, pero necesarios para demostrar que el bloqueo es real, indican fuentes oficiales.
Las pérdidas históricas en más de seis décadas de bloqueo se sitúan en 170 mil 677 millones de dólares a precios corrientes y tomando en cuenta el valor del oro llegarían a dos billones 103 mil millones de dólares.
En contraposición a la política hostil de EEUU, el mundo desarrolla un amplio movimiento de solidaridad y de forma oficial naciones y gobiernos, grupos regionales, personalidades de todos los ámbitos, incluso dentro de los propios Estados Unidos, respaldan a Cuba.
Agencias de Naciones Unidas y otras de alcance universal, ONGs, reconocen la arbitrariedad de las medidas y el Grupo de los 77 y China piden la retirada de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y el levantamiento inmediato del bloqueo.
La relatora especial del Consejo de Derechos Humanos de ONU, Alena Douhan, visitó la Habana en noviembre pasado y afirmó que las medidas unilaterales de Estados Unidos carecen de legitimidad, afectan los derechos humanos, provocan graves contratiempos económicos y obstaculizan esfuerzos para garantizar servicios básicos y llevar a cabo políticas sociales.
Tales medidas limitan la capacidad del Estado para desarrollar políticas públicas, atentan contra los derechos a la alimentación, a una vida digna, obstaculizan los intercambios académicos, afectan el suministro energético, el suministro de agua potable, medicamentos y violan el derecho a la vida en general, apuntó.
El bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de EE.UU. contra Cuba es un acto de genocidio y una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos, precisan especialistas sobre el tema.
Las cifras y muestras difundidas jamás podrán reflejar por completo el nocivo impacto que el bloqueo genera en el pueblo cubano, registró el texto aprobado en ONU el pasado mes de octubre de 2025.
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