martes 10 de diciembre de 2024
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Crecen precios de alimentos en El Salvador, opiniones y medidas

San Salvador (Prensa Latina) La falta de políticas y el abandono de la agricultura en El Salvador repercute en un incremento de precios de la canasta básica alimentaria (CBA), según cifras oficiales.

Por Luis Beatón

Corresponsal jefe en El Salvador

La CBA urbana rompió récord en junio tras superar por primera vez los 262 dólares, informó la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (Onec).

Desde que se tiene registro del costo de la canasta, 2021, es la primera vez que el conjunto de productos de la dieta de los salvadoreños llega a ese coto que solo en junio se incrementó 5.6 dólares, un 2.1 por ciento, respecto a los 256.56 alcanzados en mayo.

El alza también afectó la zona rural, donde presuntamente el que vive allí tiene crías de animales y produce viandas y hortalizas, entre otros que aligeran el bolsillo. No obstante, aunque mínimo también se incrementó el costo de 15 centavos para quedar en junio en 179.23 dólares.

La CBA se considera como un conjunto de alimentos que contengan los requerimientos calóricos mínimos para que una persona realice un trabajo. En la zona urbana, hubo alzas en las raciones de pan francés, tortillas, arroz, frutas, cocción y verduras (papa, cebolla, chile verde, tomate, güisquil o repollo).

Sobre esta situación son diversas las opiniones y el análisis de economistas y políticos. Por ejemplo, la dependencia de las hortalizas, viandas, carnes y otros productos que se importan de países como Guatemala, Honduras, Nicaragua, y Estados Unidos, hacen que los precios tengan frecuentes variaciones, sin contar la rapiña de intermediarios y vendedores.

En junio los comerciantes alegaban que los proveedores entregaban la mercadería más cara bajo el argumento de las pérdidas por las fuertes lluvias tipo temporal ocurridas en la primera quincena del mes.

Alimentos básicos como el huevo y la libra de maíz subieron de precio en las últimas semanas, según comerciantes del Mercado Central de San Salvador.

Otros productos como la papa, el tomate, entre otros, apretaron la carga sobre el bolsillo de la población, oportunidad que aprovechó el gobierno para lanzar parte de su plan económico de medidas.

Este plan para enrumbar la economía tiene medidas para bajar precios y componentes de introducir la tecnología en los procesos productivos pero algunos expertos lanzan valoraciones y cuestionamientos.

El gobierno propuso bajar aranceles a las importaciones de alimentos por 10 años, lo que ya existía con los Tratados de Libre Comercio, y crear mercados presuntamente para vender a precios más reducidos, algo difícil de concretar cuando no hay producción nacional que respalde.

Una valoración sobre el tema, publicada en la Revista Disruptiva de la Universidad Francisco Gavidia, y suscrito por el académico Óscar Picardo, estima que esa política significa poner “la carreta delante de los bueyes”, algo que trata de “reflejar una decisión equivocada”.

Los diseñadores de política pública y los gobiernos suelen poseer una lógica electoral y comunicacional para diseñar soluciones a los problemas; algunos son excesivamente pragmáticos, otros omniscientes y no tienen mucho tiempo para realizar consultas o diálogos, señaló el experto.

Otros contratan asesores o gurús extranjeros para implantar “enlatados”, quienes suelen desconocer el contexto. Al final, los problemas se mantienen intactos, solo que suelen estar maquillados.

Es imposible o absurdo crear proyectos de transformación académica, empresarial o industrial sin el talento humano necesario; la magia y los milagros no funcionan, se deben diseñar decisiones coherentes. Tampoco es viable importar talento humano de alto valor agregado, por los salarios y por el contexto, los “ecosistemas” de ciencia y tecnología son esenciales, opinó Picardo.

“Lamentablemente no hay tiempo para hacer las cosas con calidad, y es ahí cuando los tomadores de decisión quieren vender espejos -o crear espejismos- ubicando la carreta delante de los bueyes, esperando que algo suceda; y lo cierto es que no sucede nada”, señaló.

“Hoy el debate es por el alto costo de la vida y los altos precios de los alimentos; las primeras soluciones fueron abruptas y poco efectivas: amenazar a los comerciantes y distribuidores para bajar los precios, ¿y los costos de los combustibles y de los insumos agrícolas?”, manifestó.

La segunda solución apunta a crear una nueva competencia en la oferta de productos y en suprimir los aranceles; ¿tendrá impacto?, preguntó.

Quizás la mejor solución -dijo- fuera apoyar al sector agropecuario que siempre estuvo en abandono, facilitarles insumos agrícolas sin impuestos, apoyarles con las cadenas logísticas disminuyendo a los intermediaros -los que más ganan-, darles asistencia técnica para mejorar sus sistemas productivos, entre otras medidas.

Aunque la primera tarea del gobierno del presidente Nayib Bukele, para no poner la carreta delante de los bueyes, es conocer la lógica del sector, los actores y sus necesidades o problemas, el funcionamiento del mercado.

Para ello, señaló el académico, se necesita un ministro de Agricultura que comprenda el sector y técnicos capacitados en las diversas especialidades (plagas, riego, nutrientes, fertilizantes, equipamiento, vacunas, productividad, hortalizas, ganadería).

Mientras esto se resuelve seguiremos comprando frutas, verduras a Guatemala y cárnicos y lácteos a Nicaragua, y esto siempre será más caro que producir localmente. Finalmente, para este análisis no se necesita ser un experto sino aplicar el sentido común…, el menos común de los sentidos, concluyó Picardo.

Cabe recordar que el presidente Bukele dijo, cuando asumió su nuevo mandato el 1 de junio, que centraría si política en la economía tras alcanzar un ambiente de seguridad, sin embargo, debe ser cauteloso, como dice Picardo, de no poner la carreta delante de los bueyes, y no enfrentar la crisis con acciones pasajeras sino pensar más en apoyo a los sectores internos para eliminar la dependencia del exterior.

arb/lb

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