Por Nara Romero Rams
Corresponsal jefe en Etiopía
La situación en Sudán del Sur acaparó parte de la atención de ente africano, al ser el centro de varios encuentros con las partes involucradas, actores regionales y socios internacionales que reafirmaron el Acuerdo Revitalizado sobre la Resolución del Conflicto (R-Arcss) de 2018 como piedra angular del proceso de paz en ese país.
En marzo pasado, la declaración final de la cuadragésima tercera Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la IGAD, celebrada de manera virtual para abordar la evolución de la situación en Juba, subrayó que el diálogo y el debate siguen siendo el único medio para resolver las diferencias.
La entidad expresó profunda preocupación por el deterioro de las condiciones de seguridad en esa nación, caracterizada por el resurgimiento de la violencia, el aumento de los incidentes violentos, y violaciones de los compromisos de cese el fuego.
De igual manera, saltaron las alarmas debido a las crecientes tensiones en la capital sursudanesa y en otros lugares en aquel momento, tras el incidente de Nasir y la detención de altos funcionarios militares y del partido Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán del Sur.
Condenó la muerte del comandante de las Fuerzas Populares de Defensa de Sudán del Sur en Nasir, general Majur Duk, y otros, incluido un equipo de la ONU durante la evacuación.
La declaración instó a las partes a desescalar inmediatamente las tensiones, adherirse al cese el fuego permanente, así como a priorizar y acelerar la aplicación de las disposiciones de seguridad de transición proporcionando los recursos necesarios oportunamente.
Como acuerdo, los Mecanismo de Vigilancia y Verificación de las Disposiciones de Cesación del Fuego y de Seguridad de Transición llevarían a cabo una investigación sobre los enfrentamientos en esa localidad y el ataque contra el helicóptero de la ONU para determinar los hechos y garantizar la responsabilidad por cualquier violación.
Por último, acogió con beneplácito los diálogos de paz de base y alentó a los dirigentes religiosos y tradicionales, y a la sociedad civil, a apoyar las acciones de reconciliación, abogar por la inclusión y el empoderamiento de las mujeres, los jóvenes y otros grupos insuficientemente representados.
La cumbre extraordinaria contó con la participación de altos representantes de Djibouti, Etiopía, Somalia, Kenya, Uganda, Unión Africana, mecanismos observadores y enviados especiales del ente regional, de la organización continental africana y de la ONU a Sudán del Sur.
Para darle seguimiento a lo acordado, el secretario ejecutivo de la IGAD, Workneh Gebeyehu, realizó días después una visita de trabajo a Sudán del Sur, durante la cual sostuvo reuniones con autoridades locales sobre el acuerdo de paz.
Gebeyehu presidió un encuentro con los presidentes de la Comisión Conjunta de Monitoreo y Evaluación Reconstituida, Maj Gen Charles, y del Mecanismo de Verificación y Monitoreo de Alto el Fuego y Acuerdos Transitorios de Seguridad, mayor general Hailu Gonfa, para discutir el informe sobre la implementación del acuerdo de alto el fuego en Juba.
CRISIS EN SUDÁN, OTRA TAREA PENDIENTE
Desde el estallido en abril de 2023 de los enfrentamientos en Sudán por cuestiones de poder entre el jefe del Ejército, Abdel Fatah al-Burhan, y el líder de las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido, Mohamed Hamdan Daglo, la situación centró varios encuentros a nivel regional y continental.
Así, el 14 de febrero pasado tuvo lugar la Conferencia Humanitaria de Alto Nivel para el pueblo de Jartum, organizada por Etiopía, la Unión Africana, Emiratos Árabes Unidos y la IGAD.
La cita tuvo como objetivo movilizar el apoyo internacional y la asistencia humanitaria para ese país que enfrenta la principal crisis de desplazamiento del planeta, según expertos, con más de 14 millones de personas fuera de sus hogares, mientras que la cifra de fallecidos asciende a más de 24 mil.
Al evento celebrado en el Salón de África asistieron el secretario general de la ONU, António Guterres, el presidente saliente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, el mandatario de Kenya, William Ruto, el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, y Gebeyehu, además de otras delegaciones.
Posteriormente, el 18 de marzo sesionó en Etiopía el Foro de Enviados Especiales de la IGAD con el objetivo de establecer un enfoque unificado y concreto para la resolución del conflicto en Sudán.
Gebeyehu, en aquel momento, reafirmó el compromiso del ente regional con un proceso de paz liderado y asumido por los sudaneses.
DESARROLLO AGRÍCOLA, IMPERATIVO REGIONAL
Del 9 al 11 de enero pasado, Uganda acogió la Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Africana (UA) sobre el Programa Integral para el Desarrollo de la Agricultura en África (Caadp), centrada en dar forma a la agenda de los sistemas agroalimentarios del continente posterior a Malabo para 2026-2035.
El secretario ejecutivo de la IGAD encabezó una delegación de alto nivel que reiteró su compromiso con la seguridad alimentaria regional, la agricultura sostenible y la creación de resiliencia.
Con la mirada puesta en ese propósito, Gebeyehu participó en los debates centrados en los desafíos y oportunidades críticos en la región del Cuerno de África, incluida la mejora de la productividad agrícola, de la cooperación en materia de sistemas alimentarios, y el tratamiento de los impactos del cambio climático.
Un enfoque clave para la delegación fue alinear las prioridades regionales de la organización con la agenda más amplia del Caadp.
Con su participación en el cónclave, la IGAD fortaleció sus alianzas con los estados miembros de la UA y los socios para el desarrollo, además de aprovechar los resultados de la cumbre para avanzar en su agenda.
Desde su creación en 2003, el Caadp ha sido una piedra angular de la transformación agrícola de África al promover los esfuerzos para lograr una tasa de crecimiento anual del seis por ciento en el sector, además de alentar a los Estados miembros de la UA a asignar al menos el 10 por ciento de sus presupuestos a la agricultura.
Basándose en la Declaración de Malabo de 2014, la agenda del programa está centrada en erradicar el hambre, reducir la malnutrición y construir sistemas agrícolas resilientes.
Mirando hacia dentro, a finales de julio los ministros y jefes de delegación responsables de Agricultura y Seguridad Alimentaria de los Estados miembros de la IGAD (Djibouti, Etiopía, Kenya, Somalia, Sudán del Sur y Uganda) se reunieron en Etiopía, en el marco del Balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios.
En ese espacio, la IGAD destacó la necesidad de explorar soluciones transformadoras, inclusivas y sostenibles para garantizar la seguridad alimentaria en el Cuerno de África.
Gebeyehu recordó que la región es rica en potencial agrícola, recursos genéticos y el ingenio de su gente.
Precisó que promover la alineación estratégica y la acción colectiva, así como desarrollar un conjunto común de prioridades para orientar la reforma de políticas, la inversión y la colaboración, se encuentran entre las prioridades.
Consideró que la adopción del comunicado conjunto reafirmaba la visión compartida y la voluntad política para tomar medidas audaces y coordinadas que incluyen prioridades de inversión, establecer mecanismos institucionales de seguimiento y forjar alianzas entre múltiples partes interesadas.
Esto garantizaría “que nuestros compromisos se traduzcan en un impacto real para los millones de personas cuyas vidas y medios de vida dependen de los sistemas alimentarios que configuramos”, aseveró.
Se reconoció el enorme y en gran medida desaprovechado potencial de la región del Cuerno de África para la transformación agrícola y la innovación en los sistemas alimentarios, en particular en materia de seguridad de las semillas, agrobiodiversidad y agricultura climáticamente inteligente.
Asimismo, en la gestión sostenible de la tierra y el agua, tecnologías digitales, sistemas de alerta temprana e inversión inclusiva y responsable.
Planteó la necesidad de transformar los sistemas agrícolas y las cadenas de valor alimentarias mediante la habilitación de la agricultura de precisión, la mejora del análisis predictivo, la optimización del uso de recursos y el fortalecimiento de las políticas y la planificación basadas en datos.
Entre conflictos internos, el combate a los efectos del cambio climático y lograr la tan anhelada seguridad alimentaria, la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo cierra otro año apostando por el crecimiento económico, político y social de los más de 140 millones de habitantes del Cuerno de África.
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