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domingo 24 de noviembre de 2024
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Colombia, la tragedia de la falta de agua

Bogotá (Prensa Latina) La falta de precipitaciones en Colombia, uno de los países más lluviosos del mundo, empieza a adquirir un matiz trágico por las nefastas consecuencias que esa prolongada sequía provoca en su ciudadanía y economía.

Por Ivette Fernàndez

Corresponsl jefe en Colombia

La situación es ya bastante alarmante en la capital, donde se estima que entre residentes, turistas y población flotante cada día hay más de 10 millones de personas.

El presidente de la nación, Gustavo Petro, alertó que sería necesario que los capitalinos, de la Sabana y demás regiones con estrès hídrico, hagan el mayor aprovechamiento posible de la recolección y uso de las precipitaciones.

“Comunidades de edificios, barrios y hogares pueden hacer modificaciones locativas para recoger lluvias de manera mucho más permanente. Su empleo disminuirá la presión sobre los embalses dedicados al agua potable”, comentó en su red social X.

Desde el pasado abril, rige un racionamiento del líquido vital en Bogotá, dividida en nueve sectores, cada uno de los cuales sufre 24 horas de suspensión del servicio cada nueve días.

Más recientemente, se prohibió el empleo del recurso apto para el consumo en actividades tales como el lavado de fachadas, parqueos y vehículos, el riego de jardines, zonas verdes o infraestructura recreacional o deportiva y el llenado de estanques ornamentales.

Según decretó la Alcaldía, esas acciones sólo podrán realizarse con agua reciclada o de lluvia previamente recolectada o cruda.

También está vigente un sistema de sanciones para quien la desperdicie, que van desde una amonestación hasta multa de 694 mil pesos (unos 170 dólares al cambio actual).

En caso de reincidencia, el monto podría incluso incrementarse hasta un millón 213 mil pesos (cerca de 300 dólares), según el artículo 100 y 180 de la Ley 1801 de 2016.

Con corte al martes 1 de octubre, el nivel de los embalses del Sistema Chingaza, que abastece a la capital, estaba en 43,97 por ciento y el flujo de ese día fue de 15,45 metros cúbicos por segundo.

Si bien el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales pronosticó desde hace semanas la llegada del fenómeno climatológico La Niña, que acarrea condiciones más húmedas, pero su arribo a Colombia demoró más de lo previsto.

Dado el panorama, el mandatario de la nación propuso declarar a la capital en emergencia, puesto que las lluvias recientes resultan insuficientes para que el embalse de Chingaza llegue a sus niveles normales.

Consideró que se pueden comenzar a implementar medidas de largo plazo que incluirán la revitalización de la selva amazónica hasta su borde occidental, la desestimulación de la expansión urbanística y el mejoramiento del río Bogotá.

No obstante, enfatizó que, de manera inmediata, es preciso mejorar la situación del embalse de Chingaza y alargar su vida útil, lo que podría ser posible si se logra una alianza con la organización ciudadana, según manifestó.

“Propongo decretar la situación de desastre, juntar presupuestos nacionales, distritales y municipales con las acciones comunales y asociaciones de edificios, iniciar la contratación de sistemas permanentes de recolección de aguas lluvias para su uso en la limpieza del hogar y otros menesteres que no necesitan del agua potable”, recomendó.

PERECE EL RÍO AMAZONAS

El déficit hídrico no es un problema exclusivo de esta capital, en tanto que la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres anunció la puesta en marcha de un plan con vista a paliar los daños que la intensa sequía provoca en las comunidades amazónicas del país.

Carlos Carrillo, director de esa entidad, lideró una comisión técnica de emergencia ante la situación del departamento de Amazonas por las pocas precipitaciones como resultado de lo cual generó una disminución del 80 por ciento de la lámina de agua del río homónimo.

Tras recorrer el afluente, visitar los asentamientos originarios afectados y de realizar el Consejo Departamental de Gestión del Riesgo, el funcionario declaró que se implementarán acciones inmediatas para atender la emergencia.

“Nuestra atención inmediata comienza con la entrega de motobombas y mangueras, y esperamos la estructuración del Plan de Acción Específico para entregar tanques, plantas potabilizadoras portátiles y motobombas a presión para 11 comunidades indígenas aisladas. También iniciaremos un contrato de exploración técnica de fuentes subterráneas”, reveló.

Carrillo, acompañado de un equipo técnico, evaluó el estado hídrico de la región y revisó los puntos críticos, uno de ellos ubicado en el municipio de Puerto Nariño, donde se inspeccionó el río Loretoyaco, un brazo del Amazonas.

La sequía, según se informó, interrumpió la conexión de este último con el lago de Tarapoto, lo que genera perjuicios a los delfines rosados que viven en ese ecosistema y al abastecimiento de agua para cerca de 10 comunidades indígenas, con una población de tres mil personas.

A propósito de la situación, el directivo afirmó que el departamento Amazonas no está solo y que se fortalecerán las acciones para atender la coyuntura.

“Hoy las comunidades están aisladas, sufren desabastecimiento de agua y una creciente inseguridad alimentaria, lo cual nos preocupa de manera alarmante”, resumió.

PROBLEMAS CON LA GENERACIÓN ELÉCTRICA

Según informó durante los meses de septiembre de agosto y septiembre pasados se registraron los aportes hídricos más bajos de los últimos 40 años en el país.

Del 30 de agosto hasta el 25 de septiembre, el agregado de agua alcanzó su menor nivel de los últimos 20 años en comparación con periodos similares, especificó la compañía.

De acuerdo con datos del Ministerio de Minas y Energía, el nivel actual de los embalses se encuentra por debajo del 50 por ciento y es 16 puntos porcentuales inferior a la meta con la que el país debe estar en la temporada de invierno.

Por tal motivo, la cartera decretó una serie de medidas para mantener la capacidad de generación energética en condiciones críticas de baja hidrología.

El Mecanismo para el Sostenimiento de la Confiabilidad Energética comprende un conjunto de regulaciones para gestionar el uso eficiente del agua a fin de generar electricidad y dar seguimiento de manera constante a la situación.

De acuerdo con la fuente, el Centro Nacional de Despacho evaluará periódicamente los niveles agregados de agua en los embalses del país con el objetivo de garantizar disponibilidad suficiente para cubrir la demanda en temporadas secas.

Asimismo, en caso de que la generación hidroeléctrica no sea suficiente, el sistema cuenta con la capacidad de generación térmica y fuentes no convencionales, lo cual asegura que la demanda energética estè cubierta sin comprometer el suministro, añadió la comunicación.

La entidad precisò que, mediante la Comisión Asesora de Coordinación y Seguimiento de la Situación Energética, el Ministerio y sus entidades adscritas realizan una monitorizaciòn constante de la situación y ajustar las medidas, acorde con la evolución de los niveles de los embalses, las condiciones climáticas y la demanda.

Según añadió, desde 2023 y durante todo 2024, el Ministerio de Minas y Energía toma decisiones con el propósito de asegurar el suministro energético.

Refirió entonces que el país avanza en la incorporación de energías renovables, con unos 1,9 gigavatios de capacidad instalada en el Sistema Interconectado Nacional (SIN), lo que permite diversificar la generación y enfrentar los cambios hídricos.

También, mediante medidas regulatorias, se autorizó la entrega de excedentes de energía al SIN para maximizar la disponibilidad de energía, y se reactivó una campaña nacional que llama a la ciudadanía y a los sectores industriales y comerciales a optimizar el uso de energía y agua.

arc/ifs

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