jueves 26 de diciembre de 2024
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China-EEUU: contradicciones que marcaron 2024

Beijing (Prensa Latina) China y Estados Unidos cerraron 2024 con otra cumbre entre sus líderes, Xi Jinping y Joe Biden, en otro intento para buscar la estabilidad en unos nexos marcados por las contradicciones.

Por Isaura Diez Millán

Corresponsal jefe en China

En ese encuentro, los presidentes reafirmaron siete principios fundamentales de las relaciones entre las dos principales economías del orbe, incluido el respeto mutuo, la comunicación continua y la prevención de conflictos.

Asimismo, destacaron avances en áreas como inteligencia artificial, cambio climático, seguridad nuclear y relaciones culturales.

Menos Biden, en el último año visitaron el gigante asiático los más altos cargos de Estados Unidos y en cada encuentro el resultado fue el mismo: aparente consenso, Washington comprometido con no desacoplar las economías, listos para la cooperación y respeto por el principio de una sola China.

Lo que en realidad sucedió fue otra vuelta a las tensiones comerciales entre ambas naciones y el enojo de Beijing por la ayuda militar del país norteamericano a Taiwán.

China rechazó las restricciones de inversión promulgadas por Estados Unidos y destinadas al comercio bilateral en sectores como chips, inteligencia artificial y computación cuántica.

El portavoz de la Comisión de Promoción del Comercio, Sun Xiao, dijo que esas decisiones de Washington están basadas en “suposiciones erróneas y hechos distorsionados”, al tiempo que las consideró como un claro ejemplo de “coacción económica y dominación tecnológica”.

Según el vocero, las medidas no resuelven las preocupaciones de seguridad nacional del país norteamericano, afectan negativamente a las industrias de ambos países y ponen en peligro la seguridad y estabilidad de las cadenas de suministro globales.

Sun instó a la eliminación de esas restricciones y agregó que “tanto la comunidad empresarial de China como la de Estados Unidos desean cooperar de acuerdo con las leyes de la economía de mercado y los principios de competencia justa, buscando lograr un beneficio mutuo y ganar-ganar”.

El Ministerio de Comercio denunció en incontables ocasiones el abuso del concepto de seguridad nacional por parte de Washington para adoptar acciones restrictivas de inversión discriminatorias contra China.

A esto se suman las acusaciones de Estados Unidos sobre un supuesto “exceso de capacidad” del gigante asiático que redunda en una superproducción y un mercado abarrotado, algo que la parte asiática ha desmentido también en varios encuentros.

Para el ministro de Comercio de China, Wang Wentao, una cooperación económica y comercial entre los dos países es mutuamente beneficiosa y responde a los intereses fundamentales de ambas naciones, al tiempo que actúan como un factor de estabilidad en las relaciones bilaterales.

Más allá de la guerra comercial, Estados Unidos estuvo comprometido este año con el apoyo militar a Taiwán, contrario a lo que los secretarios de Estado y de Seguridad Nacional dijeron durante sus respectivas visitas a China.

Beijing condenó la reciente aprobación de un paquete de asistencia militar a esa isla meridional valorado en 567 millones de dólares.

El gigante asiático subrayó que las acciones de Washington envían una señal errónea a las fuerzas separatistas que buscan la independencia.

Además, acusó a Estados Unidos de «avivar las tensiones» y empujar a Taiwán hacia un peligroso escenario de conflicto.

De acuerdo con la Cancillería, esta medida viola gravemente el principio de «una sola China» y los tres comunicados conjuntos entre Beijing y Washington, lo que representa una seria amenaza a la estabilidad.

Según informes especializados, esa ayuda militar incluye proyectos de entrenamiento, equipos antitanque y drones.

Como respuesta, China anunció sanciones contra empresas del sector militar estadounidense y 10 altos directivos vinculados con la venta de armamento a Taiwán.

La decisión afecta a tres compañías, incluidas Edge Autonomy, Huntington Ingalls Industries y Skydio, cuyas propiedades en territorio chino serán congeladas.

Además, se prohibirá a organizaciones y ciudadanos chinos realizar transacciones o cooperar con ellos.

En cuanto a los altos directivos, 19 individuos fueron sancionados, entre ellos Steven Rudd, fundador de Joystick Rudder, y Christopher Kastner, presidente y director ejecutivo de Huntington Ingalls Industries.

Las medidas incluyeron la congelación de sus bienes en China, así como la prohibición de su ingreso al país que abarcó las regiones administrativas de Hong Kong y Macao.

El diferendo bilateral alcanzó también las cuestiones de derechos humanos en Xinjiang y el Tíbet, así como las acusaciones de espionaje a China hechas por Estados Unidos.

Para Beijing, Washington y otras naciones del occidente colectivo que le secundan, utilizan estas cuestiones como herramienta política, mientras enfrentan serios problemas sobre este tópico en sus propios territorios, como la discriminación racial y la injusticia social.

Sobre el segundo tema, la Cancillería china alegó que «Estados Unidos no ha detenido sus operaciones de espionaje, incluso contra sus propios aliados, mediante escuchas y actividades encubiertas. Mientras expande sus redes de espionaje, acusa a otros de amenazas inexistentes».

Aunque los expertos aseguran que las tensiones disminuyeron después de los encuentros entre Xi Jinping y Joe Biden, lo cierto es que Beijing acusa a Washington de continuar con sus intenciones de contener el desarrollo del gigante asiático debido a su errónea percepción estratégica sobre China.

Al cierre de este año ambas partes acordaron un canje de prisioneros, visto como una señal de entendimiento entre este país y el gobierno demócrata saliente.

De cara al futuro, Beijing dijo que espera poder trabajar con el próximo inquilino de la Casa Blanca siempre en base al respeto mutuo, la no intereferencia en los asuntos internos y la cooperación ganar-ganar.

Un tema desafiante si tenemos en cuenta las declaraciones de Donald Trump sobre los vínculos bilaterales.

El próximo presidente de Estados Unidos reiteró sus críticas hacia China en relación con el tráfico de drogas ilegales, particularmente el fentanilo, y la acusa de no tomar medidas suficientes para frenar el flujo hacia territorio estadounidense.

En declaraciones difundidas a través de su plataforma digital, Trump afirmó que impondría aranceles adicionales de 10 por ciento sobre productos chinos si no se adoptan acciones concretas para detener este comercio ilícito.

China rechazó categóricamente las acusaciones e hizo énfasis en su política de “tolerancia cero” frente a las drogas con el argumento de que el núcleo de la crisis radica en el consumo y la adicción en la nación norteamericana.

Este año, tras una nueva ronda de negociaciones, ambos países acordaron fortalecer los controles sobre la producción y comercio de precursores químicos utilizados en la fabricación de fentanilo y limitar la disponibilidad de esta sustancia letal.

China y Estados Unidos ya vivieron una guerra comercial durante el primer mandato de Trump, así que muchos expertos vaticinan un nuevo apretón de rosca en esa dirección, lo cual Beijing alertó sería perjudicial para ambas partes.

arc/idm

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