lunes 12 de mayo de 2025

AfCFTA, la apuesta africana en un mundo en guerra comercial

La Habana (Prensa Latina) Luego de las recientes y abusivas tarifas arancelarias globales impuestas por la administración estadounidense de Donald Trump, el papel de las asociaciones económicas y comerciales en el mundo pudiera cobrar una renovada importancia.

Por Manuel Vázquez

Redacción África y Medio Oriente

Y es que, para muchas naciones, solo la unidad -aun en la diversidad- pudiera brindarles cierta ventaja competitiva a la hora de negociar condiciones en la guerra comercial internacional que ahora solo comienza.

Ello es particularmente relevante para el continente africano, cuyos países comercian más hasta ahora con actores económicos globales provenientes de otras latitudes que entre ellos.

Pero eso ya empezó a cambiar.

UN MOMENTO HISTÓRICO PARA ÁFRICA

A inicios de 2024, un cargamento de productos agrícolas sudafricanos salió desde el puerto de Durban, despedido por el propio presidente Cyril Ramaphosa, y días después llegó a Ghana, todo bajo las reglas del Área de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA).

Ese envío, más bien simbólico por el valor de las mercancías comercializadas, pero trascendental por su significado de cara al futuro, marcó el inicio operativo del proyecto de integración económica más ambicioso en la historia del llamado continente negro.

Con 54 de los 55 países miembros de la Unión Africana adheridos, el AfCFTA busca crear un mercado único de mil 300 millones de personas y un PIB combinado de 3.4 mil millones de dólares estadounidenses, según estimaciones del Banco Africano de Desarrollo (BAfD) hechas en 2024.

De hecho, será el más grande de su tipo en todo el mundo.

Sin embargo, el camino hacia la materialización plena de los propósitos fundacionales no será fácil.

En un mundo cada vez más fragmentado por guerras comerciales, como la ya mencionada escalada de aranceles de Trump, que busca a corto y mediano plazo una asimetría funcional favorable a Estados Unidos, así como a largo plazo un reordenamiento en la participación de las principales economías en el comercio global, África enfrenta serios desafíos a la hora de convertir su visión de unidad económica en una realidad tangible.

A ello se suma la competencia con megabloques económicos como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) en Asia, el T-MEC en América, y la UE en Europa.

Pero, sin dudas, el AfCFTA es uno de los proyectos económicos más relevantes de la actualidad por su potencialidad y posibles efectos en la geopolítica mundial.

DEL COLONIALISMO A LA UNIDAD COMERCIAL

La idea de un mercado común africano no es nueva. Se remonta a la fundación de la Organización para la Unidad Africana (OUA) en 1963, que buscaba la integración política y económica del continente.

Sin embargo, las divisiones de casi todo tipo heredadas del colonialismo y las rivalidades regionales impidieron hasta hace relativamente poco tiempo avances significativos en ese sentido.

Ya en 1991, el Tratado de Abuja propuso la creación de una Comunidad Económica Africana, pero el progreso en esa dirección fue lento, y África siguió dividida en múltiples bloques comerciales regionales -como la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), la Comunidad de África Oriental (EAC) y la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC)-, lo cual generó duplicación de regulaciones e innecesarias barreras al comercio.

Décadas más tarde, en 2018, con el Acuerdo de Kigali, Rwanda, se llegó a un positivo punto de inflexión cuando 44 países firmaron el acuerdo del AfCFTA en esa capital.

Y finalmente, para enero de 2021 el tratado entró en vigor, convirtiéndose en la zona de libre comercio más grande del mundo por número de países participantes, cumpliendo así uno de los sueños de los padres fundadores de la UA.

ESTADO ACTUAL

En estos momentos 48 países han ratificado el acuerdo (solo Eritrea permanece fuera), de los cuales 31 ya están comerciando bajo sus reglas, según datos de este año de la Secretaría del AfCFTA.

Esas reglas son, entre otras, el compromiso de eliminar el 90 por ciento de los aranceles intraafricanos en un plazo de 5 a 13 años, dependiendo del nivel de desarrollo de cada uno de los países.

Una innovación sumamente relevante en el Acuerdo es el Sistema Panafricano de Pagos y Liquidaciones (PAPSS, de 2022), que permite transacciones en monedas locales, reduciendo la dependencia del dólar y el euro, y eliminado así vestigios del sistema comercial mundial impuesto por Estados Unidos en Breton Woods.

Dado que el éxito del AfCFTA depende en gran medida de las economías más grandes del continente, cabe señalar los 10 países clave que representan más del 70 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) africano, según reflejan instituciones como el Banco Africano de Desarrollo o el Fondo Monetario Internacional en su reporte de 2023 World Economic Outlook Database.

Por orden descendente son: Nigeria, con un PIB de 477 mil millones de dólares y un mercado de 200 millones de personas. Sin embargo, tiene en vigor algunas medidas de protección de su industria local, particularmente en sectores como el textil y las manufacturas, que pudieran impedirle alcanzar su rol puntero en el Acuerdo.

De su lado, Egipto, con un PIB de 387 mil millones de dólares, por su posición geográfica funciona como conexión natural entre los mercados de África y el Medio Oriente.

Ha enfocado sus esfuerzos en potenciar las exportaciones agrícolas y en convertirse en un centro logístico para el comercio intercontinental, sobre todo a partir del desarrollo de la zona de libre comercio adjunta al Canal de Suez, la cual es vista por China como un componente regional estratégico en su iniciativa de la Franja y la Ruta.

Sudáfrica, la tercera economía más grande del continente (380 mil millones de dólares de PIB), no solo fue el país que realizó la primera exportación formal bajo el AfCFTA, sino que, aún más importante, sirve como puente estratégico entre África y el grupo Brics, facilitando inversiones y transferencia tecnológica.

Se considera que su avanzado sector manufacturero es clave para las cadenas de valor agregado regionales. Argelia (224 mil millones), con un protegido y muy grande sector energético, depende cada vez más de los mercados africanos para diversificar su economía.

Le sigue Etiopía por relevancia de su PIB de 155 mil millones de dólares, nación que, aunque afectada por conflictos internos recientes como el secesionista del Tigray, ha hecho apuestas ambiciosas por la industrialización a través de Zonas Económicas Especiales, particularmente en el sector textil. La próxima capacidad generadora en la hidroeléctrica Gran Renacimiento consolida su posición al menos en el noreste africano.

Por su parte, Marruecos (142 mil millones de dólares de PIB) ha invertido fuertemente en infraestructura portuaria y logística, posicionándose como un punto comercial de enlace entre África y Europa.

Sus acuerdos comerciales bilaterales con la UE le dan una ventaja adicional respecto a otras naciones del continente.

Kenia (PIB de 113 mil millones de dólares) es líder regional en innovación tecnológica, con su famosa “Silicon Savannah” en Nairobi, impulsando el comercio digital y las empresas startups financieras.

A ese grupo de países se suma Angola (PIB 106 mil millones de dólares), nación tradicionalmente dependiente del petróleo, que busca actualmente diversificar su economía y ve en el AfCFTA una oportunidad para desarrollar otros sectores.

Finalmente, Costa de Marfil, con 79 mil millones de dólares de PIB y siendo el mayor exportador mundial de cacao, está impulsando transformaciones en la agroindustria regional para dejar de ser un exportador de materias primas sin procesar.

Vale la pena señalar además a Ghana (76 mil millones de dólares de PIB), como sede de la Secretaría permanente del AfCFTA, que es considerado como un modelo de estabilidad política y económica en la región.

Según analistas regionales, esas economías, con sus distintas fortalezas y desafíos, así como las del resto del continente, aunque tal vez en una menor medida, determinarán si el AfCFTA logra concretar su potencial transformador o se queda en otro proyecto inconcluso de integración africana.

RETOS INMEDIATOS

De conjunto, la capacidad de los países miembros del AfCFTA para coordinar políticas, superar rivalidades históricas y encontrar complementariedades económicas marcará el ritmo del proceso en los próximos años, así como la manera en que los diferentes Estados logren armonizar su pertenencia simultánea a más de un bloque subregional de cooperación económica.

Para lograrlo deberán superar varios retos importantes. Entre ellos, según apuntó en 2024 el Banco Africano de Desarrollo (BAfD), la falta de armonización, pues hasta el momento solo el 65 por ciento de los países han presentado formalmente sus listas arancelarias.

También entre las trabas al avance, al menos a la velocidad esperada, se cuenta una infraestructura vial precaria como se evidencia en el hecho de que el transporte de mercancías dentro de África es un 50 por ciento más caro que en Asia, por ejemplo, debido a carreteras, ferrocarriles y puertos ineficientes. Al menos ese es el criterio vertido por el Banco Mundial a fines de 2023.

En ese contexto el Plan Maestro de la SADC (72 proyectos viales) es un modelo prometedor, pero para culminarlo los recursos disponibles hoy día no son suficientes.

Los especialistas consideran también que se debe potenciar aún más la participación del sector privado dentro del AfCFTA pues, tal como indicó el BAfD en 2024, solo el 15 por ciento de ese tipo de empresas usan al día de hoy los mecanismos del grupo debido a trabas burocráticas.

Por si ello fuera poco, los países africanos enfrentan un problema serio en cuanto a la existencia de barreras no arancelarias, muestra de lo cual es que, acorde con la Organización Africana de Normalización (ORNA), en 2024 el 70 por ciento de las exportaciones agrícolas africanas fueron rechazadas por no cumplir normas locales.

A todo ello se suman inestabilidades políticas como golpes de Estado en el Sahel y conflictos internos de larga data en Sudán y la República Democrática del Congo (RDC).

FORTALEZAS EN UN MUNDO MULTIPOLAR

Sin embargo, no todos son retos a superar, pues el AfCFTA posee ventajas en el actual mundo multipolar, como sus vínculos con otros actores económicos globales.

Así, por ejemplo, Sudáfrica, como miembro del Brics, puede facilitar inversiones chinas e indias en África, acciones que también puede acometer Egipto por similar condición.

Mientras, se puede aprovechar la necesidad de minerales críticos de la Unión Europea, zona económica a la cual pudiera accederse mediante un acuerdo comercial actualmente en negociación.

También la mano de obra barata africana pudiera constituir un factor de ventaja comercial en cuanto a las producciones manufactureras respecto a los países de Asia, que hasta ahora son líderes mundiales en ese aspecto.

Cabe resaltar la ventaja demográfica continental, donde el Banco Mundial señala que el 60 por ciento de la población tiene menos de 25 años.

¿DESPEGUE COMERCIAL AFRICANO?

Para el 2035 la implementación efectiva del AfCFTA podría añadir 450 mil millones de dólares al PIB africano, de acuerdo con proyecciones realizadas por especialistas del Banco Mundial.

También, según proyecciones marcadamente optimistas, hasta 30 millones de personas podrían salir de la pobreza extrema en el continente africano, mientras el comercio intraafricano de manufacturas podría aumentar 81 por ciento para 2035, tal como predijo en 2023 la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (Uneca).

De esa manera, y si sus países integrantes logran superar al menos la mayoría de los desafíos que tienen por delante, el AfCFTA podrá alcanzar el éxito deseado de ser la mayor oportunidad de África en décadas, para dejar de ser un continente mayormente exportador de materias primas y convertirse en un mercado integrado y competitivo que comercialice productos locales terminados de alto valor agregado.

En un mundo geopolíticamente cambiante como pocas veces se ha visto en la historia, el AfCFTA es además una de las mayores oportunidades de elevación del nivel de vida para millones de africanos. Posiblemente la última en mucho tiempo.

arb/mv

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