Por Roberto F. Campos
De la redacción de Economía
Fotos de autor
Se trata de ponerse en contacto con la naturaleza y realizar prácticas que permitan unas vacaciones activas, que bien se pueden combinar con sol y playa, con paseos de montañas y náutica recreativa, entre otras modalidades.
De ahí que la práctica del Canopy o Tirolesa está presente tanto entre las tendencias actuales en el Planeta como en las de Cuba.
El occidente y centro, se caracterizan por esta actividad, en provincias como la occidental Pinar del Río o en el Escambray, para permitir tomar fotos y videos aéreos de lugares con verdadera hermosura y por demás, tener una experiencia que acelere la adrenalina.

VIVIR EN MOVIMIENTO
Sin embargo, se impone tener en cuenta de que se trata cuando hablamos de Canopy o Tirolesa.
Una tirolesa, tirolina, dosel, canopi, canopy, cable o zip line consiste en una polea suspendida por cables montados en un declive o inclinación.
Están diseñados de modo que una o varias personas, sujetadas por un arnés, se impulsan mediante gravedad, y pueden deslizarse desde la parte superior hasta el fondo por un cable, ordinariamente de acero inoxidable.
Es una práctica común en ejercicios militares, y también es utilizada por campesinos de regiones montañosas escarpadas.
En Tirol (región de los Alpes de Austria e Italia), de donde proviene el nombre, se le conoce como Seilrutsche, mientras que en Suiza se le designa con el nombre Tyropene.
Las tirolinas se las encuentra en muy diferentes formas y a menudo se les emplea en algunos deportes extremos. Sin embargo, las hay en zonas de juego infantiles son cortas y pequeñas, normalmente con arena sobre el suelo para amortiguar frenar la llegada, o incluso el golpe, en caso de una caída.
Por regla general, debería utilizarse alguno o todos los siguientes elementos de seguridad: casco, guantes, poleas, arneses, y mosquetones.
La tensión es importante para que el cable no quede curvado hacia el suelo, lo que perjudicaría la carrera en movimiento y puede detenerlo antes de llegar al otro extremo, por lo que se debe tener cuidado de usar la tensión de carga correcta.
Dependiendo del tamaño de la tirolesa, esta carga puede superar la resistencia a la tracción, tanto del cable como de la cuerda. En ocasiones, su instalación se hace con la ayuda de equipos de medición y profesionales cualificados para efectuar dicho trabajo.
Debido a que es una actividad que no depende de un esfuerzo físico por parte del participante, la tirolesa es una opción como actividad de aventura, y se le puede encontrar en negocios como hoteles rurales, parques temáticos, parques acuáticos, clubes y otros segmentos de la recreación y el turismo.
Algunos ejemplos son interesante en Latinoamérica, como es el caso de una tirolesa en Tapijulapa (México).
El término dosel o canopi se utiliza también exclusivamente para designar al deporte extremo consistente en desplazarse pendiendo de cables que están trazados en algún bosque, entre las ramas de árboles. El nombre viene del dosel arbóreo, ya que muchos de estos cables se instalan atravesando los bosques.
Otro ejemplo que mencionan los expertos está en Costa Rica, donde aparece un elemento histórico cuando el dispositivo fue inventado en Sarapiquí por el biólogo estadounidense Donald Perry, con el objetivo de estudiar el bosque tropical.
Sin embargo, 18 años después un empresario canadiense, Darren Hreniuk, inauguró un dosel público en Monteverde y patentó la tecnología en 1998, aunque en 2019 dicha patente fue anulada, y se determinó que el canopi no fue su invención.
Además, se estableció que, desde el 20 de octubre de 2010, la invención pertenece al dominio público, por lo que nadie puede reclamar regalías o derechos de uso sobre la misma.

LAS MOTIVACIONES
Una isla, donde la principal motivación de viaje resultan sus playas, también diversifica las propuestas, con visitas de cultura, negocios, congresos, naturaleza, náutica y aventuras, entre otras, como el caso de Cuba.
En esa cuerda, el Ministerio de Turismo (Mintur) de este país apuntó oportunamente la creación de tres escenarios para la realización del Canopy, con el más reciente en la central ciudad de Trinidad, la de mejor arquitectura colonial conservada de este país (los otros son en el occidente).
Oportunamente, las autoridades anunciaron que en Trinidad incorporaron una estación de canopy en el Valle de los Ingenios, valor añadido para el lugar, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La Unesco aprecia este centro urbano urbe como una de las más interesantes del país, por lo que recibe muchos viajeros atraídos por su arquitectura, tradiciones y ahora viajes de aventuras.
Esa modalidad se integra a la estrategia del Mintur de una mejor explotación de los valores con que cuenta la región.
La Sucursal Extrahotelera Palmares S.A. en Sancti Spíritus, indicó que el Canopy de ese lugar tiene salida en las inmediaciones del Mirador del Valle, al noreste de la ciudad de Trinidad.
Cuenta con cinco líneas de diferentes longitudes (la mayor con 350 metros) que suman 1,2 kilómetros, con una altura de 50 metros.
En la región occidental ya operaban con anterioridad dos estaciones de este tipo, una en la provincia de Pinar del Rio, en el Valle de Viñales, y la otra en Artemisa, en la comunidad Las Terrazas (la primera).
El segundo Canopy (Viñales) está en un entorno repleto de árboles, y permite incluso que niños (mayores de 12 años y según su constitución física) puedan subirse de conjunto con un entrenador en la modalidad de Tándem, dijo uno de los guías, Oriel Rojas.
Ese recorrido aéreo es de un kilómetro en cuatro trechos con ocho plataformas, en las cuales cinco instructores se encargan de atender a los turistas.
El arnés de cada deportista (como en los otros dos canopys) puede resistir tres toneladas de peso y el cable, 25. Los grupos de turistas incluyen un máximo de 12 personas, que viajan junto con dos guías (en Viñales la altura de los tramos mayores alcanza los 35 metros).
Oficialmente se inauguró el 27 de septiembre de 2015 durante la realización del Evento Internacional de Turismo de Naturaleza Turnat que se realiza en un lugar distinto de este país cada dos años.
El tercero de los Canopy cubanos, el más antiguo, con operaciones desde hace varios años, se encuentra en la Comunidad Las Terrazas y su cable aéreo tiene una longitud de 1,6 kilómetros, con una vista estupenda de bosques, un lago y la propia comunidad.
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