martes 25 de noviembre de 2025

¿Cuándo descansará Maradona?

Buenos Aires (Prensa Latina) Una de las imágenes que acompaña a artículos varios en algunos medios argentinos sobre los juicios en torno a la figura del legendario futbolista Diego Armando Maradona muestra a un grupo de jóvenes con una enorme pancarta que reza: “Justicia por D1OS”.

Por Martin Hacthoun

Corresponsal jefe en Argentina

Ese es el principal reclamo de muchos argentinos desde que se desataron pleitos legales por propiedades y la Marca Maradona, y el principal con el cual se quiere precisar qué condujo a la muerte del “Diez” el 25 de noviembre de 2020.

El 30 de octubre el “Pibe de Oro” debió cumplir en vida 65 años; de la pobreza en Villa Fiorito a ídolo de multitudes en el mundo, imposible olvidar su grandeza aunque algunos insisten en borrarla.

Al igual que millones de argentinos, dos lo evocan con emoción, sus hijas Dalma y Gianinna, quienes utilizan sus cuentas en las redes sociales para recordarlo y las acompañan cientos de miles de admiradores que ensalzan la gloria del mítico goleador que inspiró a una nación en sus momentos más tristes.

VERTIGINOSO ASCENSO

El “Pibe” de aquel club infantil “Los Cebollitas” que después se convirtió en “El Pibe de Oro”, nació de Dalma Salvadora Franco, “Doña Tota”, y de Diego “Chitoro” Maradona, en Lanús, Provincia de Buenos Aires.

Creció en Villa Fiorito, partido de Lomas de Zamora, en el seno de una familia trabajadora y de escasos recursos. Fue el quinto de ocho hermanos.

Resumir en unas líneas la vida y gloria futbolística de un ícono es difícil. Tras destacarse en los campos, lo captaron a los nueve años para la categoría “Los Cebollitas”, la inicial del club Argentinos Juniors. Allí sobresalió y debutó en la Primera División de esa franquicia con apenas 15 años.

Con Argentinos archivó el mejor registro goleador de su carrera, y en 1979 se consagró campeón del Mundial Sub-20 en Japón, un hito inédito para la categoría, y más tarde obtuvo su primer título en clubes con Boca Juniors.

Después en un ascenso vertiginoso, Maradona hizo historia en Boca Juniors, Barcelona y encumbró al Napoli que jamás había ganado un “Scudetto”. Bajo su liderazgo consiguió dos y así transformó su historia.

De muy joven estuvo en el Mundial de 1982 y su consagración para la eternidad fue en la cita del orbe de México 1986, en la que alcanzó su sueño y la de toda una nación.

Con la “Albiceleste”, intervino en 12 de los 14 goles que marcó la selección en ese inolvidable torneo, y anotó cuatro de los siete en la fase eliminatoria. Marcó un antes y un después en la historia futbolística argentina; nunca antes posteriormente se resumió tanta gloria en una justa.

MEMORIAS DE UN VETERANO

Un país dolido todavía por una cruenta dictadura cívico-militar (1976-1983) que desapareció a 30 mil seres humanos y conmovido por la Guerra de las Malvinas (1982), se estremeció hasta el delirio con aquella victoria sobre el equipo de Inglaterra, el “Gol del Siglo” coronó una dulce revancha.

Edgardo Esteban, veterano de las Malvinas, periodista y promotor incansable del justo principio de Memoria, Verdad y Justicia, lo recuerda en una sentida crónica:

“El 13 de junio de 1982, mientras en Madrid se inauguraba el Mundial de Fútbol de España, en el helado Atlántico Sur la guerra de Malvinas vivía sus horas finales, en la batalla de Puerto Argentino”, escribe Esteban en su alabanza como si le hablara al mítico jugador.

“A miles de kilómetros de la gloria futbolera”, continúa, “los soldados argentinos escuchábamos por radio -entre explosiones y el frío- el relato de José María Muñoz en Radio Rivadavia, narrando el debut de la Selección con la ilusión de una joven promesa: Diego Armando Maradona. Eras vos”.

Cuatro años más tarde, el 22 de junio de 1986, en el Estadio Azteca, “transformaste el dolor en arte. Frente a Inglaterra -el mismo adversario de la guerra-, esos dos goles que atravesaron la historia: la “Mano de Dios” y el “Gol del Siglo”. Aquella tarde, el fútbol se volvió una revancha simbólica: sin fusiles ni uniformes, un argentino vencía al poder con ingenio, picardía y talento”.

Y resume el cronista: “Para muchos excombatientes, fue una reparación emocional, una victoria desde el juego, una forma de justicia poética. El relato de Víctor Hugo Morales_ ‘Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?’ Se convirtió en el eco de un país que volvía a creer en sí mismo. Esa gambeta condensó la dignidad recuperada, el orgullo nacional que había quedado congelado en las turbas de Malvinas”.

LOS OPORTUNISTAS

Cinco años después de su muerte, su figura sigue siendo noticia. Lo usaron en vida y lo siguen haciendo después. Como ídolo, como marca o para hacer un documental en medio de lo que debería ser un espacio de búsqueda de justicia.

“Los odio a todos”, espetó Jana Maradona a la salida del Tribunal bonaerense que condenó recientemente a Julieta Makintach y la expulsó de por vida de los predios judiciales.

Makintach fue la presidenta de la corte que inició en marzo de 2025 el primer juicio sobre el fallecimiento del ídolo de multitudes. Hay siete acusados del mismo delito: homicidio simple con dolo eventual, que implica una pena de entre ocho y 25 años de cárcel.

El grupo de ocho médicos, enfermeros y psicólogos que atendió al “Pibe de Oro” previo a su muerte está en el banquillo de acusados. El principal encartado es el neurólogo Leopoldo Luque, quien es defendido por el abogado del presidente Javier Milei. Todas sus artimañas leguleyas para zafarlo del caso han fracasado, hasta ahora.

Otros implicados en el caso incluyen a la psiquiatra Agustina Cosachov, varios enfermeros como Ricardo Almirón y otros médicos.

Las audiencias cuando ya estaban bastante avanzadas con testimonios de más de 90 testigos hubo que anularlas, porque Makintach contrató en secreto a un equipo de la BBC para filmar las vistas y realizar un documental en la que ella era la principal protagonista.

Tal conducta de falta de ética fue denunciada; el juicio quedó suspendido, la jueza destituida, y ahora se espera la apertura de un nuevo proceso.

De ídolo popular a marca registrada, Diego Maradona fue explotado en vida por un entorno que lucró con él. Hoy, el caso de la jueza Julieta Makintach, que llevó a anular el juicio por su muerte, expone el espectáculo que todavía se sigue montado alrededor del ídolo.

La jueza no sólo participó del guion: coordinó grabaciones en el juzgado y construyó una narrativa con ella misma en el centro. Fue apartada por “haber comprometido la imparcialidad y afectado la imagen del Poder Judicial”.

CALCULTA LO ADORÓ

La visita de Maradona a Calculta, India, en diciembre de 2008, resultó un acontecimiento apoteósico. Fue por invitación de las autoridades locales a inaugurar una escuela y un complejo deportivo que llevarían su nombre. En aquel entonces fungía como el DT de la Selección Argentina que se preparaba para el Mundial de 2010 en Sudáfrica.

Tras su llegada desde el aeropuerto lo pasearon por la ciudad en un pequeño ómnibus de grandes ventanillas para que pudiera ser visto por la multitud que se agolpaba en ambos lados de la vía.

Jyoti Basu, un veterano y prestigioso líder comunista indio, solicitó que lo fuera a ver a su casa. Ya muy mayor, no podía trasladarse a los lugares públicos donde el astro era agasajado.

Basu le transmitió en el mensaje de solicitud que él era amigo también de Fidel Castro. Presto, Maradona le respondió: “Si es amigo de Fidel, entonces es amigo mío”; así salió en la prensa, y lo fue a ver.

De pronto, millones de indios también fueron amigos de Fidel… Lo persiguieron por doquier. Maradona regresó a la India en 2017, aunque su estancia transcurrió en Nueva Delhi.

El 25 de noviembre de 2020, en medio de la pandemia por la Covid-19, Maradona perdió el partido que jugaba con la muerte. El legendario capitán del seleccionado argentino falleció de insuficiencia cardíaca a menos de un mes después de haber cumplido 60 años.

Un halo de suspicacia rodea aún su muerte. Un nuevo juicio comenzará, probablemente si no hay nuevos cambios, en marzo de 2026.

Todavía el “Pibe de Oro” sigue sin descansar en paz, aunque flota la pregunta: ¿alguna vez lo habrá querido?

arb/mh/yma

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