Por Mario Hubert Garrido
Corresponsal jefe en Panamá
Dicho proyecto se encuentra respaldado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe y la Fundación Natura, entre otras instancias, sobre el manejo sostenible de la tierra.
Sobre este programa que enfatiza además en la restauración de paisajes productivos en las cuencas hidrográficas de los ríos Chiriquí Viejo, Santa María y La Villa, el coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica, Adoniram Sanches, precisó a Prensa Latina que la iniciativa contribuye a las Metas Nacionales de Neutralidad en la Degradación de la Tierra (NDT).
Acerca del proyecto, que además cuenta con el apoyo financiero del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el experto brasileño comentó en esta capital que incluye encuentros de capacitación de productores, como el efectuado recientemente en el Instituto Profesional y Técnico Agropecuario de Alto Piedra, en el distrito de Santa Fe, central provincia de Veraguas.
TRANSFORMAR SISTEMAS AGRÍCOLAS
Según Sanches, el propósito de esta cita fue propiciar el intercambio de prácticas por asociaciones de la cuenca hidrográfica del río Santa María, en particular lo referente a la transformación de sus sistemas agrícolas.
Destacó la implementación de viveros, casas de cultivo, áreas para la producción de abonos orgánicos y equipos destinados a mejorar el uso del agua y reducir el impacto ambiental.
En ese sentido el directivo de FAO indicó que la organización apoya este tipo de proyectos en la región mediante herramientas técnicas que permiten equilibrar lo que se extrae de la tierra con lo que se devuelve.
Se trata dijo, de un enfoque integral que se alinea con el eje estratégico de la FAO denominado “Un Mejor Medio Ambiente”, al promover soluciones basadas en evidencia para enfrentar la degradación de suelos.
Al respecto destacó la preocupación de especialistas como Karima Lince, directora nacional de Seguridad Hídrica del Ministerio de Ambiente (Miambiente), sobre la importancia estratégica de la cuenca del río Santa María, que conecta ecosistemas boscosos con zonas agrícolas.
Lince subrayó que esta interrelación exige decisiones informadas y sostenibles que permitan conservar los recursos naturales sin comprometer el desarrollo productivo. También advirtió sobre la situación crítica en la cuenca del río La Villa, donde la presión sobre los suelos y el agua ha generado altos niveles de degradación.
Para los expertos, la recuperación es posible y acciones como la reforestación, la restauración de suelos y el uso eficiente de los recursos son fundamentales para lograr resiliencia ambiental.
A su juicio, estas prácticas sostenibles permiten no solo preservar los ecosistemas, sino también garantizar la seguridad alimentaria y el bienestar de las comunidades rurales.
FORTALECER EXPERIENCIAS LOCALES
Por su parte, Rosa Montañez, directora ejecutiva de Fundación Natura, resaltó a esta agencia de noticias que el proyecto ha permitido fortalecer capacidades locales, restaurar paisajes productivos para la recuperación de áreas degradadas y la creación de ecosistemas más resilientes y productivos.
Ahora se podrá trabajar con alianzas estratégicas para mejorar las prácticas con vistas a un manejo sostenible del suelo y la tierra, mejorar la gestión del agua y generar conectividad para la biodiversidad.
También Freddy Picado, director general del Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe, indicó que desde ese organismo se impulsa la implementación de esta iniciativa mediante transferencia de tecnología y asistencia técnica a fin de mejorar las capacidades locales y alcanzar las metas nacionales de NDT.
Según los estudiosos, el proyecto ha incentivado la implementación de fincas demostrativas con bancos forrajeros, cercas vivas y prácticas de agricultura climáticamente inteligente.
Algunas asociaciones comienzan a producir abono orgánico, utilizar biotrituradoras para compostaje y establecer sistemas agroforestales. Estas acciones no solo fortalecen la producción agropecuaria, sino que contribuyen activamente a la captura de carbono y la protección de fuentes de agua, remarcaron.
Para Katy Rodríguez, de la Asociación Fe y Esperanza de Mujeres de la comunidad de San José, en el distrito de San Francisco de la Montaña, la orientación y capacitación recibidas por medio del proyecto resultaron vitales para el cultivo de legumbres y hortalizas en su comunidad.
Además de mejorar la seguridad alimentaria en su hogar, dijo, esta iniciativa visibilizó el papel clave de la mujer en el campo y abrió nuevas oportunidades para su desarrollo personal y económico.
Hasta la fecha, el proyecto ha contribuido a la restauración de más de 800 hectáreas de tierra bajo prácticas sostenibles y 57 hectáreas destinadas directamente a cumplir con los objetivos de la NDT.
Asimismo se han entregado insumos estratégicos como drones, computadoras, medidores de agua, equipos agrícolas y materiales para la producción orgánica, lo cual fortalece la infraestructura y las capacidades de productores en las tres cuencas intervenidas.
Todas estas acciones fueron diseñadas con un enfoque de género, asegurando la participación de mujeres y grupos mixtos a través de planes específicos de fortalecimiento de capacidades y liderazgo.
El proyecto cuenta además con la colaboración del Ministerio de Desarrollo Agropecuario y el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá.
arb/ga