lunes 21 de abril de 2025

Campanas de la Basílica de San Pedro doblan por el papa Francisco (+Foto)

Ciudad del Vaticano (Prensa Latina) Las campanas de la Basílica de San Pedro doblan hoy para expresar el dolor de los fieles católicos y de todos los hombres de buena voluntad en el mundo por la muerte del papa Francisco.

Por Oscar Redondo

Corresponsal ante la Santa Sede

Miles de personas comenzaron a inundar la plaza vaticana desde las primeras horas de este lunes, cuando el cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, anunció que “a las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre”.

La noticia conmocionó a toda la humanidad, que lamenta la pérdida de un verdadero pastor, no solo de los fieles, sino de quienes en todas partes del planeta necesitan más que nunca, en momentos críticos, la guía de quien predicó a través de su bondad, y nunca cesó en su lucha por defender las causas más nobles, a los más humildes y necesitados.

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, hijo de inmigrantes italianos que abandonaron su país ante el avance del fascismo.

En su juventud estudió Química y comenzó su vida laboral como técnico en un laboratorio, tras lo cual estudió Humanidades, Filosofía y Teología.

Ingresó en el seminario de los jesuitas a los 21 años, para iniciar una vida religiosa que lo llevó a convertirse el 13 de marzo de 2013 en el Sumo Pontífice 266 de la Iglesia católica

Tomó el nombre de Francisco, en evocación al mismo tiempo del legado del santo de Asís y el del jesuita Francisco Javier, que se destacó por su labor misionera en Asia oriental y Japón.

Un profundo sentido de su deber como guía político y espiritual caracterizaron sus viajes apostólicos, desde el primero realizado a la sureña isla italiana de Lampedusa, centro de llegada de la inmigración ilegal, hasta su larga gira en 2024 por Indonesia, Papúa-Nueva Guinea y Timor Oriental, para promover la tolerancia entre religiones.

El Santo Padre “nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados”, expresó la nota en la que la oficina de prensa del Vaticano informó sobre su deceso.

Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, en efecto se caracterizó por su bondad, su valentía y firmes convicciones, siempre al lado de los más humildes, crítico implacable de las políticas imperialistas, de las guerras, de la discriminación racial, de la desigualdad, de las políticas contra los inmigrantes.

Fue un luchador incansable por la defensa del planeta y promotor de acciones para enfrentar el cambio climático, la deforestación, los peligros de la Inteligencia Artificial, entre otras amenazas.

El 14 de febrero de 2025 fue ingresado en la policlínica Gemelli, de Roma, a causa de una neumonía que obligó a su internamiento por 38 días en ese centro sanitario, hasta el 23 de marzo de este año, cuando recibió el alta médica y comenzó su período de convalecencia por al menos dos meses en su residencia vaticana de la Casa Santa Marta.

Sin embargo, interrumpió con algunas actividades su reposo, motivado por su fuerte sentido del deber, su voluntad y su vocación por el sacrificio más allá de sus problemas de salud.

Un reporte publicado el pasado 13 de marzo en el sitio digital del diario Vatican News, en ocasión del aniversario 12 del inicio de su pontificado, mostró la intensidad de sus actividades en 2024, “entre Jubileo, Sínodo, Consistorio, audiencias, encuentros, tres viajes a Italia y tres al extranjero, incluido el más largo, a Asia y Oceanía”.

El Papa, de 88 años de edad, desarrolló en esos 12 meses un intenso trabajo, con la presidencia de 32 audiencias generales, la realización de 230 encuentros dentro y fuera del Vaticano, además de la celebración de más de 30 Misas, y la presentación de 45 mensajes de Ángelus y Regina Caeli, entre otras muchas acciones, refirió esa fuente.

Su última aparición en público aconteció el domingo 20 de abril, cuando dio a conocer su mensaje de Pascua, en el que llamó al fin de los enfrentamientos bélicos en todo el planeta, y reafirmó que la paz es imposible sin un verdadero desarme.

En ese documento, el Santo Padre lamentó “cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo”.

Se refirió a la compleja situación en Medio Oriente, en particular en la Franja de Gaza, donde la agresión de Israel causó la muerte de más de 46 mil palestinos, y “sigue llevando muerte y destrucción, provocando una dramática e indigna crisis humanitaria”.

“Apelo a las partes beligerantes para que cese el fuego, que se liberen los rehenes y se preste ayuda a la gente, que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz”.

Habló además sobre la difícil situación en Líbano y Siria, cuyos pueblos “ansían la estabilidad y la participación en el destino de sus respectivas naciones”.

En relación con el conflicto en Ucrania, exhortó “a todos los actores implicados a proseguir los esfuerzos dirigidos a alcanzar una paz justa y duradera.

Invito a todos a buscar soluciones por medio de un diálogo constructivo”, enfatizó, y reafirmó que para la paz es necesario el desarme, pues “la exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme”.

Convocó “a derribar las barreras que crean división y están cargadas de consecuencias políticas y económicas”, así como “a acrecentar la solidaridad recíproca”, y “a esforzarnos por favorecer el desarrollo integral de cada persona”.

Por tal motivo, “en este día, quisiera que volviéramos a esperar y a confiar en los demás, incluso en quien no nos es cercano o proviene de tierras lejanas, con costumbres, estilos de vida, ideas y hábitos diferentes de los que a nosotros nos resultan más familiares” enfatizó.

Hizo “un llamamiento a cuantos tienen responsabilidades políticas para no ceder a la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo.

Estas son las armas de la paz: las que construyen el futuro, en lugar de sembrar muerte”.

En tal sentido, advirtió, “ante la crueldad de los conflictos que afectan a civiles desarmados, atacando escuelas, hospitales y operadores humanitarios, no podemos permitirnos olvidar que lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad”.

Finalmente, en su último mensaje dirigido a los fieles católicos y al mundo, el papa Francisco demandó “que nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano”.

El Santo Padre debe ser enterrado entre el cuarto y el sexto día después de su muerte y luego seguirá un período de luto de nueve días, conocido como novemdiales.

La mayoría de los procedimientos funerarios y de duelo fueron planificados con antelación por Francisco, quien pidió que sus restos descansen en la Basílica de Santa María la Mayor.

Quince días después de la muerte del Papa, comenzará el Cónclave, asamblea a puertas cerradas en la que el Colegio Cardenalicio elegirá al próximo líder de la Iglesia Católica.

Tarea difícil será reemplazar al papa Francisco, quien dejó un profundo vacío en momentos complejos para el mundo, y legó a la humanidad su obra y su ejemplo inspirador e imperecedero.

arc/ort

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