viernes 27 de junio de 2025

Jazz, puente entre promesas y maestros en Cuba (+Fotos)

La Habana (Prensa Latina) La idea del concierto surge porque tenemos un vínculo muy especial con el Conservatorio Amadeo Roldán; durante varias generaciones, casi toda mi familia ha pasado por allí, como alumnos y profesores, expresó el pianista cubano Aldo López-Gavilán.

Por Verónica Núñez Lastres

Colaboradora de Prensa Latina

Fotos: Cortesía del artista

En entrevista con Prensa Latina, el reconocido pianista ofreció detalles sobre la velada “Encuentro de Generaciones”, que reunirá este sábado 28 de junio a la Jazz Band del Conservatorio Amadeo Roldán, dirigida por Jorge Sergio Ramírez, y referentes del pentagrama musical cubano. La cita será en el Teatro Nacional de Cuba y acompañarán a los alumnos figuras como Alejandro “Coqui” Calzadilla (clarinetista y saxofonista), Ruy López-Nussa (percusionista), César López (saxofonista), Orlando “Maraca” Valle (flautista), Ruly Herrera (baterista) y Alejandro Delgado (trompetista).

Hace 15 o 16 años hicimos un concierto en el Conservatorio con los estudiantes, pero en un formato sinfónico; ahora mis hijas son estudiantes allí y miembros de la Jazz Band, a raíz de eso he tenido un acercamiento a ese ensemble y eso me inspiró a hacer esta colaboración, reconoció el también compositor y arreglista cubano.

Yo hubiera querido en mi época de estudiante haber podido tocar y compartir escenario con los ídolos que hoy en día son leyendas vivas del jazz y la música cubana; pudimos contactarlos y logramos la fusión de cuatro generaciones.

-¿Qué criterios utilizó para la selección de las piezas?

-La selección fue justamente pensando en hacerlo lo más diverso posible, para que los estudiantes tuvieran la oportunidad de abordar diferentes géneros de la música; siendo una Jazz Band, la mayoría de las piezas son de este género.

Realmente es la primera vez que hago arreglos para una Jazz Band; estas obras en su mayoría ya existen, grabadas en otros materiales, pero esta vez es como el estreno; hay una conga funk, un mambo que es casi un estreno mundial, un blues, una fusión de música clásica, entre otros.

Creo que es una de las pocas oportunidades que han tenido de poder abordar diferentes géneros, sobre todo de música cubana, por eso me decidí a hacer arreglos específicamente para ellos.

-¿Cómo ha sido el trabajo de adaptación y arreglo de sus composiciones para esta formación tan diversa en edades y estilos?

-Los temas son difíciles, en estructura y técnica; ellos son estudiantes muy jóvenes, pero a pesar de su corta experiencia han avanzado muchísimo en su desarrollo y esa era una de las motivaciones más importantes que tenía yo para realizar este concierto.

No quería que fuera un “paseo por el parque” (frase para sugerir una actividad sencilla); quería que tuvieran un desafío y una motivación para desarrollarse.

Lo teníamos en mente desde hace mucho tiempo. Los arreglos los empecé a hacer hace menos de un mes, pero como ya tenía la sonoridad clara de lo que queríamos, y de como ellos tienen incorporado su formato, no me fue complicado hacer esto.

-¿Qué significa para usted la realización de este concierto?

-Es especial, porque yo mismo me he desarrollado como arreglista para Jazz Band; ha sido un primer encuentro en ese desafío y estoy contento del resultado.

Ha sido emocionante y emotivo lograr este encuentro con todos estos artistas, que son tan emblemáticos para nosotros.

Muchos fueron también estudiantes del conservatorio y se sienten involucrados con esta propuesta de interactuar con los chicos y que entiendan lo que es tocar en un concierto en vivo con estas personas tan relevantes para la cultura cubana.

Tenemos planes de seguir haciéndolo y quizás tener una grabación profesional de esto en algún momento, con la mejor calidad posible en un estudio para dejar este proyecto guardado no solo en la memoria.

-¿Qué distingue a la nueva generación de jazzistas cubanos?

-Creo que una de las cosas principales que distingue a la nueva generación de músicos del jazz es que tienen acceso a mucha información, cosa que en nuestra generación era más complejo.

El Internet vino a revolucionar todo este proceso de estudios, de búsqueda de la información, de escuchar diferentes músicos y escuchar las nuevas tendencias; estos muchachos están permeados de estas informaciones, que ellos de una forma u otra la abordan inconscientemente desde su perspectiva personal.

Además de eso, las facilidades para adquirir métodos de estudio hacen que los chicos tengan un proceso de desarrollo técnico más avanzado, cosa que no significa que sea mejor o peor, pero sí es más rápido.

En otros años, otras épocas, era poco usual ver jóvenes de esas edades tocando profesionalmente de la forma en que lo tocan hoy en día estos muchachos.

-¿Qué lecciones considera esenciales transmitir a los músicos que inician su carrera en el jazz?

-Lo principal, como todo en la vida, es adquirir disciplina y constancia. Muchas veces, no solo estudiantes y jóvenes, también el público, la persona que escucha, pero no conoce a fondo, piensa que todo es diversión, descarga, informalidad y pasarla bien.

Pero detrás de cualquier estudiante o músico profesional debe haber siempre una disciplina en el estudio inteligente; no se trata de repetir por repetir.

La tradición se ha convertido en un dogma, en una academia, a pesar de que sus orígenes eran completamente de los músicos de la calle, que no sabían escribir o leer música, pero en el mundo en que vivimos ha cambiado eso.

Aspectos como la exigencia técnica, la calidad de sonido, la emisión, la educación, la presencia y la formalidad, enaltecen la calidad de la música que se está logrando.

Esa es una de las lecciones más importantes que se le puede hacer llegar a cualquier estudiante y creo que los muchachos con los que estamos trabajando lo tienen claro y se toman muy en serio este trabajo de la Jazz Band.

-¿En qué otros proyectos creativos o colaboraciones se encuentra trabajando?

-Estamos terminando los detalles de postproducción del Concierto sinfónico familiar que hicimos en noviembre en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, donde se estrenó en Cuba mi concierto para piano y orquesta “Emporium”, con la Orquesta de Cámara de La Habana e invitados.

También se interpretó el Concierto para Clarinete y Orquesta, uno de los pocos que existe en el país y el cuento sinfónico musical “En el ocaso de la hormiga y el elefante”. Estamos contentísimos de haberlo realizado y esperamos que muy pronto podamos tener estas imágenes.

Comenzamos a grabar el próximo disco de la Orquesta de Cámara de La Habana, con Daiana García dirigiendo, donde vamos a estar grabando piezas de compositores jóvenes cubanos, que han estado compuestas específicamente para esta orquesta.

Empezamos a grabar la semana que viene y será un fonograma hermosísimo, de pura música cubana de concierto, con obras de Alejandro Falcón, Rodrigo García, Coqui Calzadilla, Cucurucho Valdés, y muchos más.

-¿Qué retos enfrenta hoy el jazz cubano dentro y fuera del país?

-Los retos son los mismos en todas partes cuando se trata de buen arte o buena música en general, puesto que la banalidad y el consumismo de la música comercial y de todo lo efímero son demasiado grandes.

Lograr un espacio donde exista todavía el buen arte y que las personas atiendan y escuchen con pensamiento, cada vez se limita más; no depende de los músicos realmente.

En muchos casos sí, se trata de comercializar, de querer fusionarlo con géneros más asequibles al público general, pero realmente la esencia del buen arte es el concepto de que tiene que haber un pensamiento que pueda decodificar esos conceptos y elementos que uno está ofreciendo y esa contraparte tiene que estar fusionada con el mismo artista.

Tiene que existir una conexión entre artista y público y mientras sigan creciendo las divulgaciones de la música banal y del entretenimiento per se, cada vez se va a limitar más este otro momento que tanto necesita el ser humano.

-Después de tantos escenarios y experiencias ¿qué sigue alimentando su entusiasmo por la música?

-Lo bueno que tiene la música es que es interminable; las experiencias son siempre diversas en cualquier momento y lugar. Justamente eso es lo que hace que la dialéctica del arte sea eterna, y en le caso de la música más aún.

La vida del músico nunca es suficiente, porque en cada momento, en cada concierto, en cada obra que creas o interpretas nuevamente, aprendes algo y lo haces diferente, porque se trata de la vida.

Aunque el día a día sea rutinario siempre es diferente. Una puesta de sol nunca es igual, asimismo es un concierto o la creación de una obra, y por eso siempre hay una inspiración nueva para seguir adelante.

arb/mml/vnl

RELACIONADOS