Por Lemay Padrón Oliveros
De la redacción de Deportes
Con su objetivo de salvar la permanencia del boxeo en los Juegos Olímpicos, la recién creada Federación impulsada sobre todo por dirigentes estadounidenses y británicos pretende rescatar el vínculo con el Comité Olímpico Internacional (COI), divorciado de la IBA desde 2016.
La flamante entidad está radicada en Suiza, donde mismo está la IBA, el COI y la inmensa mayoría de los demás entes rectores del deporte mundial.
Oficialmente la IBA fue suspendida en 2019 por problemas de finanzas, gobernanza y amaños de combates en la cita de Río de Janeiro 2016, por lo que el COI asumió la responsabilidad de organizar el torneo estival de Tokio 2020 y París 2024, pero ya dijo que no lo volverá hacer para Los Ángeles 2028.
Esto amenaza con dejar fuera a este milenario deporte de las venideras justas bajo los cinco aros, por lo que varios países pensaron en un proyecto para evitar la gran catástrofe.
Ciertamente, en estos años la IBA no ha podido restaurar la confianza del COI, que para rematar decidió otorgar boletos para la lid parisina en los Juegos Europeos que se disputaron en Cracovia-Małopolska (Polonia) en junio último.
¿Qué sucede? Pues que estos Juegos no admitieron a deportistas rusos y belarusos, lo cual perjudica gravemente sus posibilidades de clasificarse para París 2024, que tendrían solamente en un hipotético torneo preolímpico.
Con toda la lógica del mundo el titular de la IBA, el ruso Umar Kremlev, pidió una rectificación al ente rector del deporte mundial, pero esta nunca llegó, y en cambio salió a la palestra la World Boxing.
Kremlev y Alisher Usmanov, al frente de la esgrima, son los únicos dirigentes rusos que se mantienen comandando Federaciones deportivas internacionales, casi las únicas, junto al tenis, que no se plegaron a la cacería de brujas propuesta internacionalmente contra los deportistas de Rusia y Belarús por motivos políticos.
Tema discriminatorio aparte, y que obedece también a una coyuntura temporal, el cisma entre ambos organismos parece más una lucha de egos que está matando al propio boxeo, y eso deja el resquicio para que la IBA quede a un lado.
De momento la entidad tradicional cuenta con más apoyo, pero si el COI gira su vista hacia la World Boxing el panorama puede cambiar en este cuatrienio.
IMANE KHELIF REABRIÓ DEBATE SOBRE GÉNERO EN PARÍS
El otro fenómeno que sacudió al boxeo en los últimos meses ocurrió en los Juegos Olímpicos de París, en los cuales compitió la misma cantidad de mujeres que de hombres.
Sobre el ring se dio en suelo parisino el hecho más llamativo, luego que la boxeadora italiana Angela Carini abandonara una pelea a solo 46 segundos de iniciada contra una oponente que previamente no pasó una prueba de elegibilidad de género, en la división de hasta 66 kilogramos.
Se trata de la argelina Imane Khelif, quien es una mujer biológicamente hablando, pero que no fue admitida para competir en el Campeonato Mundial el año pasado por la IBA, que tampoco dio el visto bueno a la taiwanesa Yu-ting Lin.
La IBA no dio detalles sobre esas descalificaciones, y solamente que se habían basado en “dos pruebas confiables” en los Campeonatos Mundiales de Estambul en 2022 y Nueva Delhi en 2023.
El COI aseguró que se había divulgado “información engañosa” sobre Khelif y Lin, que su sanción fue “repentina” y “arbitraria”, tomada “sin el debido proceso”, y señaló que ambas habían estado compitiendo en eventos internacionales de boxeo durante muchos años, incluidos los Juegos de Tokio hace tres años, con victorias y derrotas ante otras mujeres.
La IBA afirmó que las pugilistas “no se sometieron a un examen de testosterona, sino a una prueba separada y reconocida, por lo que los detalles permanecen confidenciales”, pero la falta de transparencia no ayuda en nada.
Mucho menos revuelo causó Lin, también dorada en París 2024, pero el debate de género seguirá abierto, como también la terrible posibilidad de que el boxeo no esté en Los Ángeles 2028.
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