Por Roberto F. Campos
De la redacciòn de Economìa
Se trata de uno de los productos más reclamados y repetidos en el recetario culinario de muchas naciones, con fuerte impacto en la forma de vivir y en el comercio agrícola de muchas naciones.
La papa, constituye un alimento importante para los pobres y los latinoamericanos, con multitud de platillos a base de ese tubérculo, que se extendió por todo el mundo desde Perú, y hoy en día ocupa un lugar relevante en cualquier latitud de la Tierra.
La papa o patata (Solanum tuberosum) es una especie de planta herbácea perteneciente al género Solanum de la familia de las solanáceas, originaria de la región que hoy comprendería al altiplano sur del Perú y al noroeste de Bolivia.
Sus primeros cultivos se originaron en el altiplano andino y en las cercanías del lago Titicaca por los habitantes de esa región desde hace unos ocho mil años.
En el siglo XVI, comenzó a estar presente en Europa, llevada por los conquistadores españoles, quienes la consideraron una curiosidad botánica y no una planta alimenticia.
Su consumo fue creciendo y su cultivo se expandió a todo el mundo hasta convertirse hoy día en uno de los principales alimentos del ser humano.
En el aimara altiplánico, se usan los términos ch’uqi y amqa para designar a la papa, este último relacionado con el verbo amqa- (recoger) y restringido principalmente a los tubérculos.
Dentro de la familia de lenguas quechua, se emplean dos términos para designar a la papa. El primero se corresponde a akshu, presente en variantes centrales de las lenguas quechuas, caso del ancashino o del huanca, aunque también se encuentra en algunas otras variedades, como es el caso del cajamarquino.
Por otro lado, la raíz papa se emplea tanto en el quechua sureño como en el quechua norteño (incluida la variante chachapoyana). En el mapudungun, lengua de los mapuches, se designa a la papa con la palabra poñü.
En español, la palabra Papa es un préstamo lingüístico del término quechua papa, con el mismo significado.
Del cruce entre batata (Ipomoea batatas), palabra originaria de la isla La Española, y papa resulta «patata», nombre que, por la similitud de formas, le fue aplicado en un principio por los conquistadores tanto a la papa como a la batata.
Papa aparece escrito por primera vez hacia 1540. Por su parte, Patata se usa en 1606 con el significado de batata y sólo a partir del siglo XVIII con el significado de papa. Así, en la mayor parte de España se llaman patatas, excepto en las islas Canarias y Andalucía occidental, donde predomina la palabra papa, al igual que en el resto de los países hispanohablantes.
Muchos países conocieron la papa a través de España, y por esa razón también adoptaron el término patata.
Así el nombre es patata en italiano, griego, euskera y algunas variedades de catalán; patate, en francés popular; patatas, en tagalo; patates, en turco; [patatis] en árabe; potato, en inglés; potet, en noruego; batata, en portugués; pataca, en gallego y asturiano; patana, en occitano; práta, en gaélico y potatis, en sueco.
Los franceses, en cambio, al denominar a la planta resaltaron dos hechos: su textura similar a la manzana y su característico desarrollo soterrado.
Por este motivo la llamaron pomme de terre (manzana de la tierra). De ahí se derivaron los nombres terpomo, en esperanto; aardappel, en neerlandés, y las diversas variantes de Erdäpfel en los dialectos meridionales del alemán (Austria, Suiza y el sur de Alemania).
Un tercer grupo de idiomas debe el nombre vulgar de esta especie al parecido de las papas antiguas con las trufas.
Tuberosum es una planta herbácea, tuberosa, perenne a través de sus tubérculos, caducifolia (ya que pierde sus hojas y tallos aéreos en la estación fría), de tallo erecto o semi-decumbente, que puede medir hasta un metro de altura.
El fruto de la planta de papa es una baya, de forma semejante a un tomate pero mucho más pequeña, la cual puede presentar una forma redonda, alargada, ovalada o cónica.
Su diámetro generalmente fluctúa entre uno y tres centímetros, y su color puede variar de verde a amarillento, o de castaño rojizo a violeta.
Las bayas presentan dos lóculos y pueden contener aproximadamente entre 200 y 400 semillas. Las bayas se presentan agrupadas en racimos terminales, los cuales se van inclinando progresivamente en la medida que avanza el desarrollo de los frutos.
Los expertos desarrollaron miles de variedades, muchas de las cuales van quedando obsoletas por la aparición de otras con mayor rendimiento y adaptabilidad, de manera que sólo se consumen unas pocas decenas.
Las variedades se pueden diferenciar por el color de la epidermis y de la pulpa, la resistencia a enfermedades, la duración del ciclo de cultivo y los requerimientos nutritivos, entre otras características de relevancia productiva.
Se estima que en el Perú existen más de tres mil variedades de papas nativas o criollas. Gran parte de ellas no pueden ser cultivadas fuera de los Andes peruanos, porque requieren particulares condiciones climáticas y agroecológicas.
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