Por Lourdes Pérez Navarro
Redacción de Ciencia y Técnica
Generalmente este desgaste comienza a manifestarse a partir de los 55 años y tiene un impacto negativo en la funcionalidad y salud del individuo, pues conduce a una mayor fragilidad, riesgo de sufrir caídas y lesiones, discapacidad física, dependencia y necesidad de cuidados a largo plazo.
La sarcopenia se acelera con el transcurso de los años. Más allá de los 50 años se producen disminuciones anuales de la masa muscular del uno al dos por ciento, para llegar a los 80 años con una pérdida de hasta 45 por ciento.
Es conocido que la potencia o fuerza muscular alcanza su pico máximo entre la segunda y tercera década de la vida y declina alrededor de 1,5 puntos porcentuales anual entre las edades de 50 a 60 años, y de tres por ciento después. Un estudio liderado por los doctores Antonio Zorzano, del Instituto de Investigación en Biomedicina de Barcelona, y David Sebastián, profesor de la Universidad de Barcelona, con la colaboración del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, mostró que niveles elevados de TP53INP2 en el músculo están asociados con una mayor fuerza muscular y un envejecimiento más saludable en humanos.
A través de experimentos en modelos de ratón y el análisis de muestras de tejido muscular humano, los investigadores descubrieron que los niveles de esta proteína disminuyen con la edad.
Tales revelaciones sugieren que fomentar la actividad de ésta y, por ende, la autofagia en el músculo, podría ser una estrategia efectiva para luchar contra la sarcopenia y promover un envejecimiento más activo y saludable.
“Este estudio no solo resalta la importancia de mantener activa la autofagia en los músculos para prevenir la pérdida de masa muscular, sino que también nos da esperanzas sobre posibles tratamientos que podrían mejorar o al menos mitigar los efectos del envejecimiento en nuestros músculos”, explicó Zorzano en un artículo publicado en la revista Autophagy.
Este avance abre nuevas vías de investigación en el campo del envejecimiento, además de sugerir posibles intervenciones para mejorar significativamente la calidad de vida de las personas mayores, ayudándoles a mantener su independencia y vitalidad.
CAUSAS Y PREVALENCIA
De acuerdo con un estudio que vio la luz en la Revista Cubana de Medicina General Integral (julio-septiembre de 2019), la sarcopenia y sus consecuencias, sin lugar a dudas, representan un reto para la sociedad y el sistema de salud.
En Cuba, al concluir 2017, el número de personas de 60 años y más se elevó hasta el 19,8 por ciento de la población, con un incremento evolutivo con respecto a 1970 de 10,8 puntos porcentuales. El proceso de envejecimiento se observó de manera más o menos intensa en todos los territorios, lo que se manifestó de forma más evidente en las provincias de La Habana, Pinar del Río, Las Villas y Sancti Spíritus.
Mientras, una de sus causas, la elevada esperanza de vida de la población, se situó en 78,45 años (2011-2013), cuando las mujeres presentaron una mayor longevidad que los hombres (80,45 frente a 76,50 años).
La sarcopenia es una entidad común en la población anciana, con una prevalencia entre nueve y 18 por ciento en mayores de 64 años y entre 11 y 50 por ciento en personas mayores de 80 años.
En un estudio donde intervinieron 651 hombres y mujeres, mayores de 60 años, residentes en diferentes barriadas habaneras, se evaluó la masa muscular apendicular y la fuerza de agarre manual para diagnosticar sarcopenia.
Según se observó, la masa muscular apendicular estuvo disminuida en 46,8 por ciento, siendo más evidente en hombres.
Por su parte, la dinamometría fue más deficiente en mujeres (76 por ciento) que en hombres (22), mientras 32,3 por ciento de los hombres y más del 90 por ciento de las mujeres cumplieron con el criterio de sarcopenia.
Varios autores opinan que esta debe considerarse un síndrome geriátrico frecuente y relevante para la práctica clínica diaria.
Si consideramos que es un acompañante habitual del proceso de envejecimiento, se pudiera inferir que puede afectar al 100 por ciento de los ancianos. Sin embargo, si introducimos el matiz de que la pérdida de masa y potencia muscular sea lo suficientemente intensas como para producir síntomas, la prevalencia será menor, se evaluó en el artículo.
Los expertos plantean varios aspectos que facilitan la aparición de la sarcopenia, entre ellos se destacan: el proceso de envejecimiento, las condiciones genéticas del individuo, la dieta inadecuada asociada a pérdida de peso desde edades tempranas, estilo de vida sedentario, enfermedades crónicas y los tratamientos con ciertas drogas.
También se mencionan los cambios hormonales producto del declive de la secreción de hormonas anabólicas -como la de crecimiento y las sexuales-, incremento de la resistencia a la acción de la insulina, la aterosclerosis, el incremento en la circulación de citoquinas pro-inflamatorias y la disminución en la densidad ósea y de la capacidad oxidativa, entre otros aspectos.
CÓMO PREVENIR O REVERTIR ESTE PADECIMIENTO
La mejor manera de prevenir o revertir la sarcopenia es sin duda alguna la actividad física y más concretamente los ejercicios de potenciación muscular, afirmó en un artículo especializado el doctor J. A. Serra Rexach, del Servicio de Geriatría del hospital general universitario Gregorio Marañón, Madrid, España.
Está ampliamente demostrado cómo este tipo de ejercicios produce en los ancianos un incremento de la masa y potencia muscular algo más pequeño en términos absolutos que los más jóvenes, pero similar en términos relativos, aseveró.
Los beneficios de estos programas de entrenamiento se obtienen en tan solo ocho semanas con ejercicios dos o tres veces por semana, habiéndose conseguido mejorías incluso en ancianos con más de 90 años.
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Distintos programas de entrenamiento en ancianos demuestran un incremento de la potencia muscular entre el 30 y el 170 por ciento, según el experto.
Además, dijo, “este incremento de la potencia muscular tiene importantes implicaciones funcionales: mayor capacidad y velocidad de marcha, mayor capacidad para subir escaleras y por lo tanto mayor capacidad para mantenerse físicamente independientes”.
Asimismo la actividad física ha demostrado su utilidad para prevenir y tratar una gran cantidad de patologías frecuentes en los adultos mayores. Por último también está demostrado que los ancianos que llevan una vida más activa viven más años y en mejores condiciones, subrayó el especialista.
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