Pero sea uno u otra la designación lo concreto es que en apenas tres semanas del flamante 2025, casi seis mil personas están bajo vigilancia clínica por sospechas de contagio con la dolencia, cuya letalidad es igual a la del virus del Ébola, de trágica recordación por la cantidad de vidas que segó y el temor que causó.
Sn embargo, y a pesar de la tragedia humana que causó, cerca de 12 mil muertes sobre todo en África, la epidemia del ébola tuvo una faceta positiva; propició la acción mancomunada de facultativos de países, algunos de ellos enfrentados por diferencias políticas, en un esfuerzo enaltecedor de los mejores sentimientos de la humanidad, valga la digresión
Ahora, solo en lo que va de enero, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de África, arte integral de la Organización Mundial de la Salud (OMS), registran cinco mil 842 sospechosos de infección con el mpox de los cuales 669 están confirmados y viven bajo la espada de Damocles de una curación que en las actuales circunstancias puede calificarse de milagrosa.
Las cifras tienen un margen de duda cuenta habida la fragilidad de sus servicios médicos, el difícil acceso a ellos, la lejanía de algunas localidades y el desconocimiento de la presencia de la enfermedad.
También falta de campañas de divulgación coherentes y de amplia difusión sin pasar por alto el hecho de que muchos de los contagiados mueren sin siquiera saber porqué.
Otros 38 pacientes carecen incluso de esa esperanza, pues fallecieron por los efectos de la dolencia que afecta a los seres humanos, causada por un género de virus de la familia Filoviridae que provoca una fiebre hemorrágica viral de la misma categoría que las fiebre de Malburg, la de Lassa y el dengue.
La aprensión del CDC es patente en la advertencia contenida en su comunicado difundido durante una rueda de prensa en la sede de la OMS, en el cual advirtió que “La mpox no ha terminado, hay una tendencia al alza en algunos países que exige un compromiso renovado para lograr un frente más fuerte y unido contra la enfermedad”.
En el primer lugar de la lista de los 10 países africanos que declararon brotes de la enfermedad en fase activa está la República Democrática del Congo (RDC) que, para colmo de males, suma la menor tasa de pruebas de detección en el continente, y es escenario de un conflicto armado entre el gobierno y grupos insurgentes que ocupan zonas de su territorio.
Acorde con las estadísticas basadas en los casos atendidos en centros de salud, la RDC, un vasto y rico país en recursos naturales de convulsa historia, escenario de una feroz dictadura de 26 años encabezada por Mobutu Sese Seko, concentra el 88,7 por ciento de las infecciones y el 89,5 por ciento de las muertes.
Esas circunstancias explican el porqué el 91 por ciento de los casos positivos RDC estén concentrados en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, teatros de operaciones del conflicto armado, y en Kinshasa, la capital congoleña.
Medios de la OMS proporcionaron una tenue esperanza de mejoría en el enfrentamiento al brote con la intensificación de la respuesta a la dolencia en esas tres regiones como medio para estabilizar la progresión de la dolencia en el plazo de los dos próximos meses y de esa manera comenzar a controlar su expansión.
De ese esfuerzo depende detener la tendencia al alza que tiene lugar en Uganda, aunque, en contrapartida la expansión está detenida en Burundi, uno de los territorios más afectados en la primera embestida de la mpox que abre una ventana a la esperanza junto al inicio de la vacunación el año pasado en tres países, Ruanda y Nigeria, además de la RDC.
Otros seis estados esperan sendos cargamentos de vacunas contra la enfermedad, de los cuales solo dos la han recibido: la República Centroafricana, donde los dispensarios tienen en su poder dos mil 300 dosis, poco más de la sexta parte del total que le fue asignado, y Uganda que las recibió desde el pasado día 18 del mes en curso e inició el despliegue de los equipos encargados de la inmunización.
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