Por Isaura Diez Millán
Corresponsal jefe en China
Importantes avances muestra el gigante asiático en su trayectoria hacia la exploración lunar y el desarrollo de tecnologías espaciales de vanguardia.
Desde la estación espacial Tiangong, la tripulación de la misión Shenzhou-19 rindió homenaje a las generaciones que contribuyeron a este progreso.
El programa Shenzhou El 20 de noviembre de 1999 inició el programa Shenzhou con el lanzamiento de la nave no tripulada Shenzhou-1 desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan.
Durante su misión de 21 horas, la nave completó una serie de pruebas críticas antes de regresar con éxito a la Tierra en la región de Siziwang, Mongolia Interior.
Ese evento histórico sentó las bases para un ambicioso plan espacial que, en apenas 25 años, alcanzó logros que otras naciones tardaron décadas en lograr.
Cai Xuzhe, comandante de la misión Shenzhou-19, recordó que ese primer lanzamiento fue “el paso inicial para convertir los sueños en realidad y sentó las bases del avance hacia la conquista del espacio por la nación china”.
Desde entonces, el programa Shenzhou acumula 19 lanzamientos, 14 de ellos tripulados con el envío al espacio de 24 astronautas en 38 misiones.
Ese progreso incluyó la construcción de la estación espacial Tiangong, ahora plenamente operativa en órbita durante más de mil 300 días.
Los tripulantes de la misión actual, Cai Xuzhe, Song Lingdong y Wang Haoze, destacaron el compromiso intergeneracional con la causa espacial.
“Generación tras generación de trabajadores espaciales enfrentaron desafíos con confianza y dedicación y elevaron a nuevas alturas el sueño espacial chino”, expresó Song.
Wang subrayó la responsabilidad de las nuevas generaciones en la exploración espacial: “Debemos preservar el legado de nuestros predecesores y continuar ascendiendo desde los logros”, señaló.
Programa de investigación lunar: bases para la próxima conquista
China también avanza en su programa de investigación lunar que, en 2024, cumplió 20 años desde el lanzamiento de la misión Chang’e-1.
Ese proyecto, enfocado en la exploración y uso de recursos “in situ”, ya logró hitos como el análisis en profundidad del suelo lunar y el retorno exitoso de muestras tanto del lado visible como del lado oculto de la Luna.
En junio pasado, la misión Chang’e-6 hizo historia al traer a la Tierra las primeras muestras de la cara oculta de la Luna.
Esas investigaciones proporcionan información clave para evaluar la viabilidad de utilizar regolito lunar como material de construcción en futuras bases en el satélite natural de la Tierra. Ding Lieyun, académico de la Academia China de Ingeniería, lidera los esfuerzos para desarrollar tecnologías que permitan la impresión 3D de estructuras directamente sobre la superficie lunar con el uso de suelo de ese satélite.
“Cuando comenzamos en 2015 parecía una fantasía increíblemente lejana pero hoy vemos avances significativos gracias a la colaboración interdisciplinaria y los esfuerzos globales”, destacó Ding.
El equipo trabaja en superar desafíos técnicos relacionados con las propiedades térmicas y mecánicas del suelo lunar.
Inspirándose en técnicas tradicionales chinas, diseñaron ladrillos con uniones entrelazadas que podrían ensamblarse en estructuras modulares mediante sistemas robóticos.
Además, la misión Chang’e-7, programada para 2026, buscará recursos en el polo sur lunar, mientras que el país planea llevar un astronauta a la Luna antes de 2030, objetivo respaldado por el desarrollo del cohete portador Gran Marcha-10 y el módulo de aterrizaje Lanyue.
De hecho, el administrador de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), Bill Nelson, declaró que Washington se encuentra en una competencia con Beijing para llevar astronautas a la Luna, ya que son los dos únicos países que tienen capacidad para llegar al satélite terrestre a mediano plazo.
Futuro prometedor y pacífico para la exploración espacial china
Entre los hitos de la carrera espacial de Beijing se encuentran el “rover” que llegó a la parte oculta de la Luna y la construcción de la estación Tiangong o Palacio Celestial.
La Tiangong opera en la órbita terrestre baja a una altitud de entre 340 y 450 kilómetros y en 2024 fue testigo de cuatro misiones: los lanzamientos de las naves de carga Tianzhou-7 y Tianzhou-8, y los vehículos espaciales tripulados Shenzhou-18 y Shenzhou-19.
Además, el gigante asiático envía de manera constante satélites con objetivos variados desde la teledetección, servicios comerciales, comunicaciones, meteorología hasta las investigaciones.
La celebración reciente de los 25 años del lanzamiento de Shenzhou-1 simboliza la consolidación de China como una potencia espacial.
Con una base tecnológica sólida y un enfoque estratégico a largo plazo, Beijing se posiciona para liderar la próxima era en este ámbito, desde la Luna hasta misiones más ambiciosas en el espacio profundo.
De acuerdo con Zhou Jianping, diseñador jefe del programa espacial tripulado, los experimentos de hoy en la Luna proporcionan una investigación fundamental que ayudará al país “a llegar más lejos” en el futuro.
El portavoz del Ministerio de Defensa, Zhang Xiaogang, reiteró el compromiso de China con el uso pacífico del espacio ultraterrestre.
“China se opone firmemente a la militarización del espacio y aboga por construir una comunidad de destino compartido para la humanidad en este ámbito”, enfatizó.
Ese enfoque refleja la intención de Beijing de mantener la cooperación internacional y garantizar que los avances en el espacio beneficien a todos.
arc/idm