Por Mariela Pérez Valenzuela
Corresponsal jefa en República Dominicana
Melodiosas, atractivas, románticas… así son las letras de ese género musical nacido en este país, donde la cultura es fusión de raíces que permitieron la creación de ritmos únicos, como son la bachata y el merengue, este último Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Nada mejor para enamorar, según se dice, que una bachata. Su cadencia mueve los corazones y los bailadores de este país caribeño saben que pocos resisten el influjo de sus canciones, su acompasado movimiento, sus palabras de amor.
El pueblo dominicano es bailador por excelencia. Y aunque en el país pueden escucharse otras músicas populares -desde la salsa hasta el hip-hop- son el merengue y la bachata los más buscados a la hora de mover los pies, sea en una fiesta hogareña, en un bar nocturno o en una plazoleta.
Esos dos ritmos típicos fueron en sus albores preteridos por las clases pudientes, que los concebían solo para los pobres.
Sin embargo, con el paso de los años y las exigencias del mercado discográfico tuvieron que habituarse a que se tocaran en sus salones porque, quién concibe un festejo sin este tipo de música.
Las primeras bachatas están registradas en República Dominicana a principios de la década de los años 60 del pasado siglo.
Antes, aunque se tocaban y bailaban, la censura impuesta por el dictador Rafael Leónidas Trujillo impedía que fuera reproducida en la radio. Fueron los años en que era considerada música de pobres, de burdeles y bares oscuros y peligrosos.
Su propio nombre -fiesta- hacía referencia a cualquier tipo de reunión donde era interpretada música para danzar. Lo extraño, ahora, sería que no se escuchara en cualquier lugar y momento.
RAÍCES DE LA BACHATA
Como una gran parte de la música bailable del Caribe, las raíces de la bachata están en los ritmos africanos (los de esclavos de ese continente llevados por la fuerza a la isla La Española, que República Dominicana comparte con Haití), el bolero y el son cubano.
Con sus letras melancólicas, comenzó a expandirse en el gusto de la gente en los años 80 del pasado siglo, cuando su difusión se hizo masiva en distintos medios, y en especial por la radio, muy escuchada en la nación.
En ese salto en el gusto generalizado de los quisqueyanos tuvo un lugar importante la canción “Pena”, de Luis Segura (considerado el papá de la bachata), que constituyó un exitazo en los años 80 y era muy difícil encontrar a alguien que no la tarareara y, sobre todo, la bailara.
Luego, los músicos Romeo Santos y Juan Luis Guerra la dieron a conocer internacionalmente.
La bachata pasó por varias etapas y cambios, estilos y fusiones, que pueden observarse desde su tránsito por espacios pequeños, de grupos determinados, de las zonas rurales, y de la marginalidad de su difusión nacional a una global.
Para algunos estudiosos, esos dos ritmos constituyen la marca cultural en República Dominicana.
Pasan los años y, como en muchas otras esferas, en la música también ocurren cambios. El género de igual forma sufrió transformaciones, en especial de algunos instrumentos, como la llamada güira y algunos tipos de guitarra.
El intérprete José Manuel Calderón fue uno de los primeros en acoger la bachata. A la historia de la música de esta nación caribeña pasaron “Borracho de amor”, “Luna”, “Serpiente humana”, entre otros.
Nombres tan excelsos como Calderón siguieron su senda, como Leonardo Paniagua, Rafael Encarnación, Bernardo Ortiz e Inocencio Cruz.
Juan Luis Guerra la impulsó a nivel mundial. Su número “Bachata Rosa” ocupó lugares cimeros durante meses en Quisqueya y conquistó a los públicos de Colombia, Cuba, México, Estados Unidos, España y Países Bajos.
Incluso en naciones de Asia, tan lejanas del Caribe, se conoce, se canta y se goza bachata.
En 2002, el grupo estadounidense Tinellers -que cambió su nombre por Aventura- triunfó a nivel global con su disco “We Broke The Rules” (Nosotros rompimos las reglas) y en especial su tema Obsesión, con récord de ventas, abrió las puertas a otros artistas que vieron en la bachata una proyección exitosa para sus carreras.
Anthony Santos, vocalista de Aventura, decidió separarse del equipo e iniciar una vida en solitario en los escenarios. Dos de sus discos, bajo el nombre de Fórmula, devinieron grandes éxitos.
No hay una buena sesión de bachata sin piezas de ellos incluidos, como “Propuesta indecente” y “Cancioncitas de amor”.
El universo de la bachata triunfó, a pesar de que la industria musical a nivel mundial ha tenido malos momentos. Las discográficas están conscientes, sin embargo, de la atracción que este ritmo dominicano crea en el público.
¿CÓMO BAILAR BACHATA?
La bachata es baile de pareja, caracterizado por los movimientos de cadera laterales, pero que ahora también ha ido evolucionado. De cómo se ejecute en la pista, así serán las distintas denominaciones que recibe.
Con su estilo original, la bachata dominicana permite pasos libres, realizados de lado a lado y sin giros, en posiciones más abiertas o más cerradas.
En la bachata sensual observamos una evolución de la tradicional, da más importancia a la expresión corporal y a la variedad de movimientos. Lo más significativo es el contacto físico, más que los giros o el trabajo de pies.
La bachata moderna introdujo diferentes estilos, como los cruces, llamados cross. Su ejecución es cruzando los pies en todos los pasos, 1, 2, 3 y 4.
Una combinación de movimientos típicos del género y otros como el Street dance y el hip-hop dan vida a la bachata urbana o callejera, que se danza en todas las direcciones, no solo lateral.
Muy gustada es la bachata tango, variación de la moderna, la cual combina con la música porteña y su sensualidad. Los bailarines unen varios pasos, incluidos giros y pausas, para ofrecer una danza romántica y armoniosa.
En República Dominicana veneran la bachata y para festejarla existen las llamadas Catedrales de la Música, que pueden ser desde el salón pequeño y modesto de una familia, hasta la más moderna discoteca, en especial en las zonas turísticas.
Lo importante es disfrutar esa música que algunos despectivamente llamaron “de negros y de pobres” en su momento y que ahora complace hasta a los más elegantes señores de la Europa moderna.
Es sabido que la música no tiene fronteras, ni clases sociales, ni colores diferentes de piel. Dígase bachata y dígase disfrute.
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