Por Julio Morejón Tartabull
De la redacción de África y Medio Oriente de Prensa Latina
Al cierre del año la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reportó la muerte de dos mil 250 personas en esa ruta que –con un destino incierto- comienza en el litoral de Libia.
Hasta el tercer trimestre, el Alto Comisionado de ONU para los Refugiados (Acnur) precisó que más de dos mil personas perecieron al tratar de cruzar el Mediterráneo, cifra que aumentó en los tres meses restantes.
En casi 28 mil ocasiones se cruzó el Mediterráneo central en los primeros tres meses del año, el triple que en el mismo periodo de 2022, con gran parte de migrantes de Costa de Marfil y Guinea.
Abril, identificado como de alta letalidad, totalizó más de 400 víctimas de África en la aventura migratoria, al zozobrar una embarcación con ese número de pasajeros frente a las costas libias.
El más reciente de esos pasajes dramáticos ocurrió cuando al menos 61 migrantes desaparecieron y se daban por muertos después que su barco se hundió frente a la costa del país norteafricano. En la embarcación viajaban 86 personas, conforme estimados.
La mayoría de las víctimas -entre ellas mujeres y niños- eran de Nigeria, Gambia y una menor parte perteneciente a otros países africanos, según la OIM en Trípoli, tras agregar que pudo rescatarse a 25 náufragos.
“De los más de 17 millones de emigrantes africanos fuera de África, Europa acoge a más de la mitad”, calcula bsnews.com y destaca que Libia y Túnez son los principales puntos de partida de quienes se arriesgan a viajar por mar para entrar en Europa por Italia
ATRACAR EN LAMPEDUSA
Lampedusa, isla italiana de apenas 20,2 kilómetros cuadrados, resulta un importante punto de recepción y tránsito de migrantes africanos, pero en septiembre su dependencia central de recepción colapsó ante una llegada masiva.
Durante ese mes ocurrió una irregularidad en el proceso de acogida: más de 10 mil africanos arribaron a sus costas en una semana, una cifra difícil de asimilar.
En aquellas jornadas sobresalieron dos hechos: la llegada en solo 24 horas de seis mil 500 migrantes y el atraque de más de un centenar de embarcaciones con ciudadanos mayormente de África subsahariana.
La isla –en la antigüedad lugar de escala marítima de navegantes fenicios, griegos, romanos y bereberes- se halla a 113 kilómetros de Túnez y el territorio europeo más cercano a Libia.
De enero a septiembre, el flujo migratorio registrado en Lampedusa fue de unos 127 mil 210 arribantes, lo cual reafirmó la importancia de la isla en el trasiego.
La confirmación de ese criterio es que la gravedad de aquel asunto causó “la visita conjunta (al lugar) de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyden, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni”, para distender la situación.
Von der Leyden explicó sobre los compromisos de la Unión para abordar la crisis, entre otros, la puesta en marcha de un mecanismo de solidaridad orientado a que los migrantes los acogieran otros países del Viejo Continente.
Organizaciones humanitarias, componentes de la sociedad pública, académicos y otros refieren que la migración constituye un problema global, cuya solución pasa por instrumentar un orden socioeconómico mundial equitativo y amigable del medio ambiente.
MORIR EN EL MARE NOSTRUM
Para la analista portuguesa Catia Batista, el hambre en África provoca un éxodo de población desesperada que se mueve hacia Europa en cifras similares a las de antes de la pandemia de Covid-19, pero actualmente por rutas nuevas.
“Ahora estamos viendo muchas familias que intentan llegar a islas Canarias”, destaca la especialista sobre la variación en las vías existentes hasta 2023, la cual con su novedad adiciona peligros en la travesía.
Los pasados 12 meses resultaron los más mortíferos para los migrantes en el Mediterráneo y los informes subrayaron que gran cantidad de los cadáveres hallados por grupos de auxilio y unidades de las fuerzas navales correspondió a menores de edad.
El Fondo de ONU para la Infancia (Unicef) lamentó que unos 290 niños murieron o desaparecieron al tratar de cruzar el Mediterráneo hacia suelo europeo en la primera mitad del año, esa cifra de víctimas se incrementó en el segundo semestre.
“Muchos naufragios en la travesía del Mediterráneo central no dejan supervivientes o no quedan registrados, por lo que es probable que el número real de víctimas infantiles sea mucho mayor”, explicó Nicola Dell’Arciprete, responsable de Unicef en Italia.
El Mare Nostrum, como los romanos le identificaban, es una barrera al paso de los migrantes para llegar desde el sur a la Europa desarrollada y al igual que el Sahara consiste en un obstáculo que desafía la voluntad de cambiar de vida.
Sin embargo, muchas veces cuando el sobreviviente ingresa al Viejo Continente lo hace por la puerta estrecha de un corredor donde se le certifica como ciudadano secundario, con epítetos inquietantes que ponen en peligro su integridad física y moral.
Pero esa es la continuación de la historia sobre la diáspora africana con aspiraciones e intereses que la motivan a emigrar y que permanecerán presentes en el 2024 en su imaginario como esperanza para concretar sueños.
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