En todas las esferas de la cotidianeidad, en el último año, aumentó la carga para ese segmento que constituye poco más del 50 por ciento de la población.
Según estudios de varias organizaciones sociales y fundaciones, el confinamiento impuesto durante los primeros meses de propagación de la enfermedad forzó a las féminas a reajustar sus rutinas y en la mayoría de los casos, aumentó sus labores con el teletrabajo y atención a hijos en edad escolar.
Cumplir con los diferentes roles que la sociedad va imponiendo y constituirse como parte integral del equipo de trabajo, son algunos de los principales retos, a juicio de la médico general y pediatra graduada en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba, Helena Medina.
‘Tengo la suerte de ejercer a nivel de salud, en la atención integral de niños de cero a 15 años, y, en este momento, creo que es trascendental seguir conociendo y capacitándonos’, señaló en declaraciones a Prensa Latina a propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Asimismo, consideró que la Covid-19 ha obligado a la humanidad a adaptarse a la nueva realidad, en la cual es necesario ejecutar las acciones con calidad y calidez, en medio de un proceso no exento de riesgos, en el cual las personas pueden estar resguardadas, si mantienen disciplina y actitudes coherentes.
Por su parte, Martha Quispe, dueña de un local de venta de comida especializado en mariscos, coincidió en que los tiempos recientes forzaron a reinventar algunos trabajos, como el suyo, donde incorporó el servicio a domicilio.
‘La pandemia nos ha enseñado muchas cosas nuevas’, afirmó y añadió que a pesar de ser una época difícil, ha permitido interactuar más con la familia.
De su lado, la exministra de Educación Sandra Correa, comentó sobre otra arista: la realidad de las ecuatorianas en la política de esta nación andina.
‘La situación de la mujer en la política ecuatoriana legal y constitucionalmente se encuentra garantizada, mas nuestra participación activa en primera línea de toma de decisiones, aún nos cuesta la vida’, aseveró.
Al respecto, precisó que existen casos en los que son vilmente mancilladas con el disparo mediático de persecución o a través de la judicialización de la noticia y de la política, por no estar subordinadas al patrón patriarcal, dictado por el status quo económico y concluyó: ‘Nadie me lo contó, lo vivimos’.
Para la docente cubana radicada en Ecuador, Yuliedys Ruiz, su experiencia como mujer profesional migrante ha estado fortalecida por su formación, humana y académica, ‘desde la escuelita del barrio hasta la universidad de Cienfuegos’.
‘Las herramientas que como ser humano y ser social aprendí en Cuba me permitieron autoevaluarme, me sirvieron para siempre tratar de encontrar soluciones. Me considero una mujer afortunada de poder compartir lo humano de mi formación con las nuevas generaciones justo aquí, en la Mitad del Mundo, aseguró.
Como ellas, millones de mujeres buscan cumplir sus sueños y llenar espacios en un país, donde pese a normas aprobadas en beneficio del sexo femenino, las acciones en la práctica aún distan mucho de lo escrito.
Pese a los avances en varias áreas, hay flagelos que todavía ensombrecen la vida de las ecuatorianas y en muchos casos, frustran los anhelos personales y profesionales como el femicidio, las brechas salariales con respecto a los mismos puestos ejercidos por hombres, la violencia intrafamiliar y el acoso.
Desde enero de 2021 hasta la fecha, datos de la Fundación Aldea indican que 23 mujeres fueron víctimas de feminicidio, la mayoría de ellas por convivientes o exparejas.
Poner fin a ese mal, que al cierre de 2020 implicaba al menos una muerte cada 72 horas, es uno de los principales retos del estado ecuatoriano.
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