Por Roberto F. Campos
De la redacción de Economía
Ese sitio urbano, declarado Monumento Nacional, fue en 1898 escenario de una de las principales batallas terrestres de la guerra hispano-cubano-estadounidense.
Los historiadores reseñan que durante la operación para la toma de Santiago de Cuba, el 1 de julio de ese año, tropas de los Estados Unidos atacaron el estratégico fuerte español en lo alto de la colina que domina el valle del río San Juan.
Este último cayó en manos norteñas muy superiores en fuerzas y medios, precisó la especialista en museología Angelina Ramos Blanco, estudiosa de la batalla.
El hoy conocido como Parque de San Juan, erigido el 1 de julio de 1928, lo integran esculturas en mármol y bronce dedicadas al soldado mambí victorioso (combatiente cubano contra el colonialismo español), al norteamericano y también al español, en un recorrido ambientado con cañones y piezas de artillería, cada uno con su descripción.
En el irregular terreno también se encuentran la recreación de un fortín español, el busto del coronel José González Valdés, impulsor de la construcción del parque histórico conmemorativo, y otros monumentos.
A la entrada, en el lateral derecho, se halla además el monumento Árbol de la Paz, lugar en el cual se firmó la capitulación de Santiago de Cuba el 16 de julio de 1898, bajo una enorme ceiba.
Loma de San Juan está ubicada al este de la ciudad, en la Carretera de Siboney, muy próximo al Parque de los Sueños de la cabecera provincial.
LA BATALLA Y OTROS DETALLES
En las lomas de San Juan, 521 soldados españoles recibieron la orden de resistir la ofensiva estadounidense.
Por alguna razón, el general español Arsenio Linares no reforzó la posición y mantuvo unos 10 mil reservistas españoles en la ciudad de Santiago.
De tal manera que la colina quedó vulnerable ante los atacantes, pese a lo cual unos 300 militares españoles lograron repeler durante un día entero a una fuerza estadounidense de unos 20 mil hombres.
El general William Rufus Shafter comandó una fuerza de 15 mil a 20 mil hombres organizados en tres divisiones en el ataque de la ciudad, al tiempo que Jacob F. Kent mandaba la primera división; Henry W. Lawton, la segunda, y Joseph Wheeler, la División de Caballería, pero padecía fiebre y tuvo que pasar el mando al general Samuel S. Sumner.
Theodore Roosevelt, segundo a cargo del Departamento de la Marina de los Estados Unidos, se alistó a la cabeza de un regimiento de caballería, los Rough Riders (los jinetes duros), parte de la División de Caballería comandada por Joseph Wheeler.
En el deseo de tomar cuanto antes Santiago de Cuba, el ejército estadounidense recibió orden de atacar la línea defensiva española para romperla y ocupar la ciudad. Los objetivos eran las posiciones fortificadas de El Caney y San Juan.
Los estadounidenses creían que eran parte de la línea principal de defensa de la ciudad y su toma obligaría a los españoles a la rendición inmediata. El 1 de julio de 1898, la división del general Lawton recibió orden de marchar contra El Caney.
Gran parte del ejército invasor se dirigió contra las posiciones que defendían en San Juan. Entre ellas destacaba la posición colocada en la loma del sistema defensivo, desde la que se podía hacer fuego sin gran riesgo para sus ocupantes.
A pesar de la conquista de la Loma de San Juan y de El Caney, los estadounidenses se vieron desolados. Creían que tales posiciones eran clave del sistema defensivo español cuando, en realidad, eran posiciones avanzadas aunque de indudable valor estratégico.
El combate de la Loma de San Juan resultó una de las principales batallas terrestres de la guerra hispano-cubano-estadounidense y que puso fin al dominio español sobre la isla.
El comandante del ejército estadounidense destinado a Cuba, William Shafter, desembarcó con 16 mil soldados y oficiales el 20 de junio de 1898 por la zona oriental de Siboney, y se reunió con el mando de tropas mambisas para tomar las pequeñas poblaciones que rodeaban a Santiago de Cuba.
Como resultado de esta estrategia, se desarrolló el combate entre las fuerzas beligerantes, donde cayeron cientos de oficiales y soldados de los ejércitos contendientes.
El 17 de julio de 1898 fue acordada la capitulación de Santiago de Cuba bajo una hermosa ceiba, que pasó a la historia con el nombre de Árbol de la Paz, rodeado de cañones y tarjas para significar su papel en el fin de la guerra, precisamente en la Loma que nos ocupa.
Para la actualidad es un lugar muy visitado y fotografiado por quienes recorren Santiago de Cuba y quieren conocer detalles de esa provincia y ciudad, que en su momento incluso fuera la capital de la republica (fundada el 28 de junio de 1514).
NOTA: Fuentes históricas: E. Torres Cueva y O. Loyola Vega: Historia de Cuba. 1492-1898. Formación y Liberación de la Nación. Ed. Pueblo y Educación. Tercera Ed. 2006. 404 pp.
Corner, Philip S. (1976): La Guerra hispano-cubano-norteamericana.[3] La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1976.
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