Por Osvaldo Cardosa
Corresponsal jefe en Brasil
Sin el exmilitar en la batalla electiva, nuevos nombres emergen con ambiciones presidenciales, entre ellos, el cantante Gusttavo Lima, el empresario Pablo Marçal y el gobernador de Sao Paulo, Tarcísio de Freitas.
Inicialmente interesado en un puesto en el Senado, Lima sorprendió al anunciar su posible candidatura presidencial.
Tal movimiento tomó desprevenido a Bolsonaro y sus aliados, quienes consideran que sin el respaldo del exgobernante o del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el artista difícilmente tendría una campaña fuerte.
Su entrada en la política parece haber sido inspirada por Marçal, una figura ajena a la política tradicional que ganó notoriedad con discursos disruptivos.
Integrante del Partido Renovador Trabalhista Brasileiro, Marçal rechazó una oferta para ser candidato a vicepresidente en 2026 y se presenta como una alternativa al liderazgo conservador.
En un reciente encuentro con Lima en Miami, aseguró que en pocos días haría un anuncio que “sacudirá el país”.
Su discurso nacionalista y estilo mediático lo posicionan como un posible outsider (intruso) en la contienda.
Por otro lado, Tarcísio de Freitas se perfila como el nombre más fuerte dentro de la derecha.
En los comicios municipales de 2024, su influencia fue clave para la reelección del alcalde de Sao Paulo, Ricardo Nunes, superando incluso el poder de Bolsonaro para transferir votos.
Comentaristas políticos bautizan este fenómeno de tarcisismo, señalando su creciente popularidad como una fuerza política independiente.
A diferencia de su primera incursión electoral en 2022, cuando dependía del apoyo de Bolsonaro, el político del Partido Republicanos ahora demuestra ser capaz de atraer votantes por sí mismo.
Su ascenso, desde un perfil técnico hasta convertirse en gobernador del estado más poblado de Brasil, lo posiciona como una alternativa viable para liderar la derecha en 2026.
BOLSONARO ACORRALADO
Mientras la disputa por la sucesión avanza, el exmandatario ultraderechista enfrenta una situación judicial cada vez más complicada.
“Creo que la oportunidad de Bolsonaro para competir en 2026 es casi cero. Al contrario de lo que le pasó a Lula, quien fue condenado por la justicia ordinaria, sus problemas son en el Supremo Tribunal Federal (STF), es decir, no hay a quién recurrir”, recuerda Leonardo Barreto, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Brasilia, citado por el portal Brasil de Fato.
Detalla, sin embargo, que el excapitán del Ejército tiende a mantener alguna fuerza política que le permita ejercer influencia en la próxima batalla ante las urnas.
“Pienso que seguirá siendo el principal votante, en el sentido de que su apoyo hace posible alguien electoralmente, influyendo entre un 20 y 25 por ciento de los votos, porque la mayoría de los bolsonaristas (seguidores del exgobernante) no creen que este juicio sea justo”, aludió Barreto, al que se espera en el STF si la Procuraduría General de la República (Fiscalía) definitivamente presenta una denuncia.
Insistió en que el aura de Bolsonaro cerca de su público tiende a conservarse. Su apoyo, más el rechazo al Partido de los Trabajadores (PT), siguen siendo las principales fuerzas de la derecha para 2026, remarcó.
Para el observador político, sin embargo, el empeoramiento de los problemas en torno a su figura requerirá de sus partidarios una revisión de la relación con el Mito, como lo llaman algunos incondicionales.
La derecha y la centroderecha incluso ya tienen varios candidatos para ocupar el lugar del exparacaidista. “En un momento dado, el PT incluso abandonó su trabajo político-parlamentario para concentrarse en la rehabilitación de Lula. No veo la menor oportunidad de que esto suceda con Bolsonaro”, consideró Barreto.
La Policía Federal (PF) acusó formalmente al expresidente, junto a 39 personas, en su mayoría militares, exministros y políticos de su entorno, de crímenes como intento de golpe de Estado, abolición violenta del Estado Democrático de Derecho y pertenencia a una organización criminal.
Con más de 800 páginas, la investigación incluye registros bancarios, interceptaciones telefónicas y testimonios clave.
Además, se reveló que Bolsonaro tenía conocimiento previo de un plan para asesinar a Lula en 2022, antes de su asunción presidencial. Este dato será parte del informe final de la PF sobre la supuesta conspiración golpista.
Ahora, el documento está en manos de la Fiscalía, que deberá decidir, antes de finalizar febrero, si presenta una denuncia formal contra Bolsonaro y sus aliados, solicita nuevas indagaciones o archiva el sonado caso.
Mientras tanto, la derecha brasileña sigue fragmentada, buscando desesperadamente un nuevo líder que pueda encabezar la oposición en las elecciones de 2026.
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