miércoles 25 de diciembre de 2024
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Italia al timón del G7 en un año de tormentas

Roma (Prensa Latina) Durante 2024, uno de los años más convulsos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Italia asumió la presidencia del Grupo de los Siete (G7), foro desde el que un puñado de naciones proyectan un pretendido hegemonismo mundial.

Por Oscar Redondo

Corresponsal jefe en Italia

El 1 de enero de 2024 la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, tomó la batuta de esa asociación integrada por Reino Unido, Japón, Canadá, Alemania, Francia y Estados Unidos, en el que también participa la Unión Europea, reto que asumió como una oportunidad para dar mayor peso al papel de su gobierno en la arena internacional.

Meloni presidió el 13 de diciembre pasado una videoconferencia del grupo, durante la cual se abordó la gestión de su país al frente del foro y el traspaso de su liderazgo a Canadá.

En esa oportunidad, la mandataria pasó revista a las principales actividades desarrolladas, bajo coordinación de Roma, incluidas 23 reuniones ministeriales, algunas de las cuales se efectuaron por primera vez, sobre los temas de Defensa, Turismo y Discapacidad.

En el transcurso del año se desarrolló un intenso programa, con disímiles eventos que se extendieron por todo el territorio nacional, entre los cuales se destacó, en primer lugar, la Cumbre de Líderes del G7, la cual tuvo lugar del 13 al 15 de junio en el complejo de Borgo Egnazia, de la sureña región de Apulia.

La primera acción del gobierno italiano, tras asumir el liderazgo del grupo, fue la realización de un contacto telefónico del canciller Antonio Tajani con su homólogo norteamericano, Antony Blinken, en el que evidenció el reconocimiento a la posición líder de Estados Unidos.

Posteriormente, el 7 de febrero, tuvo lugar un encuentro por videoconferencia entre los ministros de Comercio Exterior para abordar la grave situación geopolítica internacional, y en particular se analizaron las consecuencias económicas del conflicto en Ucrania y de la guerra entre Israel y Palestina.

El 24 de febrero, Meloni viajó a Kiev, desde donde encabezó una cumbre por videoconferencia con los líderes del G7, primera del foro durante la presidencia italiana, tras la cual se emitió una declaración conjunta de apoyo a Ucrania en su enfrentamiento bélico con Rusia, un texto calificado por Moscú como “politizado y tendencioso”.

“Ese documento está impregnado de rusofobia y lleno de calumnias, otro ejemplo de la política occidental de atacar a nuestro país, y confirma la realidad de la degeneración del G7 como instrumento de las aspiraciones hegemónicas de la administración estadounidense”, señaló la portavoz de la cancillería rusa, María Zajarova.

Tras ese encuentro virtual se desarrollaronr varias reuniones ministeriales, entre ellas la de Industria, en Verona y Trento, del 13 al 15 de marzo; la de Transporte, en Milán, del 11 al 13 de abril; la de Relaciones Exteriores, en Capri, del 17 al 18 de abril y la de Medio Ambiente, en Turín, del 18 al 29 de abril.

A estas siguieron los encuentros ministeriales de Justicia, en Venecia, los días 9 y 10 de mayo; el de Finanzas, en Stresa, del 23 al 25 de mayo y el de Educación, en Trieste, del 27 al 28 de junio.

La de Ciencia, en Bolonia y Forlí, del 9 al 11 de julio; así como la de Comercio, en Reggio Calabria, los días 16 y 17 de julio; la de Trabajo, en Cagliari, del 11 al 13 de septiembre y la de Cultura, en Nápoles, del 19 al 21 de septiembre.

También la de Agricultura, en Siracusa, del 26 al 28 de septiembre; la del Interior, en Mirabella Eclano, del 2 al 3 de octubre; la de Género y Empoderamiento Femenino, en Matera, del 4 al 5 de octubre; la de Salud, en Ancona, del 9 al 11 de octubre; la de Industria, en Roma, el 10 de octubre y la de Discapacidad, en Asís, del 14 al 16 de octubre.

Además, se realizaron el foro ministerial de Tecnología, en Cernobbio, el 15 de octubre; así como el de Defensa, en Nápoles, del 18 al 20 de octubre.

En contra de este último, como también sucedió en algunos de los otros encuentros, se realizaron acciones de protesta de agrupaciones opuestas al G7.

Mientras se desarrollaba la reunión ministerial de Defensa, unos dos mil manifestantes recorrieron las calles napolitanas, desde la Plaza Garibaldi para denunciar la complicidad de ese grupo con el genocidio del pueblo palestino, y se registraron enfrentamientos con la policía en la céntrica Plaza Caritá.

Continuaron las citas ministeriales con la de Desarrollo, en Pescara, del 22 al 23 de octubre; la de Desarrollo urbano, en Roma, el 3 y 4 de noviembre y la de Turismo, en Florencia, del 13 al 15 de noviembre

La última reunión de ministros del G7 programada fue la de Relaciones Exteriores, que se realizó por segunda ocasión tras la del mes de abril en Capri, y esta vez tuvo lugar en las localidades de Fiuggi y Anagni, los días 25 y 26 de noviembre.

En la declaración final de ese evento expresaron preocupación, “por la escalada de violencia” en Medio Oriente, donde los bombardeos israelíes costaron la vida a más de 44 mil personas en Gaza y más de cuatro mil en el Líbano, aunque reafirmaron el apoyo a Tel Aviv y se abstuvieron de condenar al gobierno de Benjamín Netanyahu.

En sentido general, entre los principales temas tratados en esas citas además de los conflictos en Ucrania y Medio Oriente, sobresalieron los relativos a la situación en la región del Indo-Pacífico, además de pronunciamientos sobre otras crisis internacionales en naciones como Haití, Libia, Myanmar, Somalia y Sudán.

También se desarrollaron debates en torno a las cuestiones migratorias, el nexo clima-energía, la seguridad alimentaria y el papel creciente del desarrollo, a nivel global, de la Inteligencia Artificial (IA) que, según reconocieron, encierra grandes oportunidades, pero también enormes riesgos.

Los ministros de Exteriores del G7 expresaron en el encuentro realizado a fines de noviembre ataques contra Venezuela, a los que el canciller de la nación bolivariana, Yvan Gil, respondió con un comunicado, en el cual rechazó los pronunciamientos contra el proceso electoral y político en su país, que calificó de absurdos.

Los países de ese grupo, denunció el ministro venezolano, intentan “preparar el terreno para desconocer las instituciones y las decisiones del pueblo”, a la vez que advirtió que “esta actitud injerencista y arrogante no quedará sin respuesta”.

“Venezuela procederá a revisar de manera integral sus relaciones con cada uno de los gobiernos que integran este grupo, porque el respeto a la soberanía nacional no es negociable. La historia ya ha demostrado que el pueblo bolivariano no aceptará más tutelajes”.

“Venezuela es libre, y seguirá siéndolo, por mucho que les duela a quienes no han superado sus complejos imperiales”, aseveró Gil en relación con ese “grupo de potencias que insiste en creerse árbitro de la democracia global, mientras encubre sus propios fracasos políticos, económicos y morales”.

En esa última reunión, como en otras realizadas previamente a nivel ministerial, se trató sobre las relaciones con las naciones en desarrollo, sobre la base de los intereses económicos y políticos de los países integrantes del G7.

Se puso énfasis en el incremento de las acciones dirigidas a países africanos, para tratar de contrarrestar la presencia en ese continente de naciones como China.

Se evidenció de manera clara la preocupación por los avances del grupo Brics, fortalecido en la cumbre efectuada en octubre de 2024 en la ciudad rusa de Kazán.

Esa asociación integrada por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán, elevó su papel como entidad mundial alternativa al G7, y de hecho los expertos consideran que ya lo superó si se toma como parámetro de medida el Producto Interior Bruto (PIB).

Tal realidad se vio reforzada con la incorporación, en octubre de 2024, en calidad de miembros asociados, de Argelia, Belarús, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turkiye, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.

El ascenso de los Brics en 2024 se evidencia como un reto mayor para el G7, que sin dudas tratará en el futuro próximo de frenar el avance de esa asociación.

En el año de Italia al frente del G7 se mantuvieron sin solución los conflictos mundiales que ya existían al inicio de su mandato, a causa de un doble discurso que cada vez confunde menos a los pueblos, conocedores de la verdadera naturaleza de las potencias que integran ese foro y sus reales intereses hegemónicos.

Meloni trató de mantener a flote a ese grupo, con muchas reuniones y pronunciamientos, con escasos resultados, pese al tono triunfalista del balance que en la videoconferencia del 13 de diciembre realizó de su gestión.

arc/ort

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