El centro rector de ese personal altamente calificado y reconocido en todas las latitudes del mundo es el Instituto de Medicina Deportiva (IMD), concebido por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, e inaugurado el 1 de diciembre de 1966 en La Habana.
La entidad impulsa el trabajo especializado en las investigaciones médico-biológicas y psicológicas aplicadas a deportistas de alto rendimiento para alcanzar mejores resultados competitivos.
También realiza investigaciones con el resto de la población general, a fin de mejorar la calidad de vida a través de la actividad física sistemática y científicamente estructurada.
El IMD atiende a los atletas de las preselecciones nacionales, infantiles, juveniles y mayores, de los cinco grupos metodológicos de deportes (resistencia, fuerza rápida, arte competitivo y coordinación, juegos deportivos y combate), controlados en la Pirámide de Alto Rendimiento Deportivo, Escuelas de Iniciación Deportiva, Escuelas Superiores de Perfeccionamiento Atlético, Academias y Centros de Entrenamiento.
De 1975 a 1978, ese centro experimentó un salto cuantitativo y cualitativo al recibir la categoría de Unidad de Ciencia y Técnica, adjunta a la Academia de Ciencias de Cuba, y comenzó la solución de problemas del deporte y la salud, unido al Ministerio de Salud Pública, con técnicas novedosas en el sector de nutrición y deporte de la población.
Además, arrancó el proceso de obtención de grados científicos y se incrementó la integración médico-biológica y psicológica en el control del entrenamiento deportivo y la participación en Federaciones Internacionales, Sociedades, Confederaciones y Comisiones Científicas Nacionales e Internacionales.
A partir de 1982 se inició el proceso de creación de los Centros Provinciales de Medicina del Deporte con sus correspondientes características, y teniendo como objetivo común el de ofertar una mayor y más adecuada atención al atleta del alto rendimiento en cada provincia.
Solo imagine que estrellas de la talla del boxeador Teófilo Stevenson, el corredor Alberto Juantorena, la jabalinista María Caridad Colón, la voleibolista Mireya Luis, el saltador de largo Iván Pedroso, el beisbolista Lázaro Vargas y el saltador de altura Javier Sotomayor, entre muchas más, recibieron toda la atención de la medicina cubana para recuperarse de las lesiones y refrendar su clase en los escenarios deportivos.
CALIDAD GARANTIZADA
Para impulsar aún más las conquistas del movimiento deportivo y confirmar su total limpieza, fue inaugurado en el 2001 el Laboratorio Antidoping de la Habana, adscripto al IMD.
Esa instalación brinda sus servicios no solo al Programa Nacional Antidopaje, sino también a otras instituciones científicas del país, organizaciones deportivas y países del área que lo soliciten, a pesar del actual contexto mundial y los obstáculos del bloqueo del gobierno de Estados Unidos a Cuba.
El prestigioso centro procesa muestras de más de 10 naciones latinoamericanas, entre ellas México, Perú, Panamá, Honduras, Chile, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala y Costa Rica, y su personal participa en simposios internacionales, la publicación en revistas de impacto, el intercambio laboral y de capacitación con otros laboratorios y la aplicación en proyectos de investigación.
De manera particular, el científico elogió el trabajo de Cuba para enfrentar el dopaje con una campaña educativa que incluye al deportista, al entrenador y la tríada médica formada por médico, psicólogo y fisioterapeuta, quienes tienen que cuidar de la salud del atleta pero también velar su alimentación y medicación, que muchas veces sin saber, llevan a la infracción.
“Por suerte, en nuestro país los suplementos nutricionales a los atletas se los facilita el sistema médico del deporte cubano, además de que no existen farmacias que lo vendan formalmente, de ahí que también ayude a que el nivel de dopaje aquí sea mínimo”, remarcó Montes de Oca.
Otro factor influyente es que los deportistas cubanos mayoritariamente están entre los mejores de cada competencia, y por lo tanto, son objeto de constantes pruebas antidopaje en otros laboratorios del mundo, que ratifican su limpieza en cuanto a ese flagelo.
Con el objetivo de perfeccionar la actividad científica, tecnológica y de innovación, atendiendo a las demandas del deporte, la educación, actividad y recreación físicas, se fundó el Centro de Investigaciones del Deporte Cubano (CIDC) el 21 de septiembre de 2016.
Trabajamos para contrarrestarlo con eficiencia y confiamos para ello en la tríada doctor-fisioterapeuta-sicólogo a fin de dar respuestas con enfoques sistémicos, abundó.
De acuerdo con el especialista, el control biomédico del entrenamiento está garantizado en Cuba al contar con una red nacional de centros de medicina deportiva y un laboratorio antidoping para enfrentar un escenario internacional complejo y cambiante, marcado por el dopaje, la trata de atletas, la comercialización y la deshumanización, entre otros azotes del mundo actual.
El desarrollo pleno de la medicina deportiva impulsó la conquista de objetivos sociales superiores como la formación humanista y de valores entre la población, la preservación de la salud humana y la propuesta de modelos de vida saludables y amigables con el medio ambiente, reconoció.
La medicina deportiva se siente hoy orgullosa de estar al frente, junto a otros, de lo que el país nos pide, que es dar, desde la ciencia, resultados positivos para mantener los reconocidos logros internacionales de Cuba, subrayó, en tanto, el doctor Pablo Castillo, presidente del IMD.
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