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domingo 13 de octubre de 2024
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ESCÁNER: En México, la izquierda con una derecha yuxtapuesta (II y final) (+Fotos +Video)

Ciudad de México (Prensa Latina) El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) definió nuevamente en su quinto informe a la nación del 1 de septiembre, el contenido de su concepto Humanismo Mexicano.
Por:
Luis Manuel Arce Isaac
Corresponsal jefe en México

Esta concepción calza con las innumerables realizaciones tangibles y contables de sus cinco años de gobierno, todas con una proyección social.

Ese es el factor que termina por demostrar cómo es posible desde la izquierda atraer protagonistas de la derecha no antagónicos en obras significativas requeridas de enormes inversiones y coordinaciones.

ESPECULACIONES E INTERPRETACIONES

No es extraño, por lo tanto, que organismos, partidos y sindicatos, que se proclaman abiertamente de izquierda, no estén integrados programáticamente a Morena y en ocasiones sean polémicos o antagónicos, como sucede con los restos del zapatismo o del ala más exigente del magisterio, o gremios electricistas y mineros.

Como coinciden Ronald F. Inglehart, politólogo estadounidense ya fallecido, y el catedrático alemán Hans-Dieter Klingemann, en Europa la ubicación de los individuos en las escalas ideológicas izquierda-derecha están sumamente correlacionadas con el apoyo al partido y con la elección del voto.

México no se aparta de ese esquema, solo que el pragmatismo de López Obrador rompe con la lógica tradicional y típica del mecanismo, y sin interrumpir ni rehuir el enfrentamiento derecha e izquierda, atrae votos de ambas partes porque en amplios sectores de uno y otro lado ven en él a una persona no ajena a sus intereses.

Esa misma apreciación la consigue en el capital inversionista, con el uso de ambas manos, la diestra y la siniestra, con una actuación que recuerda la de la fallecida primera ministra de la India, Indira Gandhi, con su ley 88 de inversión pública para sacar de las garras del capital extranjero al nacional.

López Obrador beneficia como nunca antes al capital nacional en México con importantes contratos, sobre todo de infraestructura vial, y los bancos comerciales nunca tuvieron tales ganancias. En todas las megaobras, desde el Tren Maya hasta la refinería Olmeca de Dos Bocas, hay participación millonaria de empresas mexicanas particulares.

Tampoco desbanca al capital extranjero, por el contrario, estimula la inversión foránea como una parte importante del desarrollo económico nacional, y convierte a México en uno de los países más atractivos al respecto, sobre todo, gracias al aumento del nivel de confianza del inversionista y de la apreciación de la moneda nacional.

Además, la posición de las fuerzas armadas en apego a la IV Transformación y el papel constructor que les da el Gobierno poniéndolas al frente de obras de envergadura junto con la Marina, y sus reforzamientos otorgándoles también una misión policial a través de la Guardia Nacional, pone a pensar mucho a la derecha empresarial de más alto quilate, pues se da cuenta que AMLO la ha convertido en garante de su proyecto político.

¿NIEGA AMLO A LA IZQUIERDA?

Hay quienes dicen que López Obrador niega a la izquierda, pero es un tema muy polémico y de pertinencia secundaria.

Esto ni siquiera se basa en razones filosóficas o teóricas, sino en una débil o casi ausente relación clásica con sectores abiertamente de izquierda como el Partido Comunista y sindicatos creados a su sombra, o con el Ejército Nacional Zapatista y su influencia gremial en parte del magisterio agrupado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Sin embargo, los sentimientos por la nación los unen.

Lo interesante es que, en el balance de adhesiones políticas, esas fuerzas no asimiladas en la estructura de Morena son obradoristas por antonomasia y no se espera su voto en ningún proceso electoral por los candidatos del conservadurismo.

Se debe no solo al innegable carisma aglutinador del presidente, sino a que cumple sus compromisos electorales.

AMLO liquida la corrupción, la impunidad y el despilfarro, y presenta un manejo impresionante del presupuesto nacional que le permite realizar programas sociales de ayuda a los pobres, ofrecer atención médica y educación gratuitas.

Esa yuxtaposición del obradorismo y la izquierda, tradicional o no, es fruto de una confluencia de intereses en ese programa de gobierno, como lo es también con la derecha más racional y pragmática, beneficiada con esos programas, de la maestría de López Obrador para enfocar el tratado trilateral T-MEC y sortear las dificultades con Estados Unidos.

Pero cuando toca enseñar el puño del pueblo como en los casos de la injerencia militar, o de la comunidad de inteligencia estadounidense en los asuntos internos mexicanos, o imposiciones comerciales como el caso del maíz transgénico, no duda en cerrarlo.

Por supuesto que la izquierda tradicional le exige cambios más profundos que los enunciados y realizados por la IV Transformación.

Ese panorama hace bastante difícil situar al gobierno de AMLO en los esquemas tradicionales de derecha e izquierda, y las críticas de que niega la existencia de estos últimos son muy relativas, pues se debe tener en cuenta la lógica política y las condiciones históricas del México de hoy, nada que ver con el de Miguel Hidalgo, de Benito Juárez ni de Madero, Villa y Zapata.

DEFINICIÓN PROPIA DE LÓPEZ OBRADOR

Llegado a este punto, es conveniente citar la propia definición de AMLO sobre el izquierdismo que profesa, en particular porque es la primera vez que lo hace de esa forma y fue el 17 de agosto de 2023, en la conferencia de prensa matutina en el Palacio Nacional, al responder preguntas del periodista argentino Daniel Carlos Tognetti. Estos son extractos centrales de sus enunciados:

“¿Por qué somos de izquierda? Porque estamos a favor de los desposeídos, estamos a favor de los pobres. Eso es ser de izquierda. Ser de izquierda es estar a favor de la justicia, ser honesto y ser demócrata. Eso es ser de izquierda.

“…Yo estoy a favor de los cambios, de las transformaciones y a favor de la justicia, y sostengo que la derecha, el conservadurismo, es contrario a la justicia social.

“No estén esperando los pueblos que con gobiernos de derecha se van a beneficiar los de abajo, los pobres, los desposeídos, los humillados. No.

“Los pueblos de América Latina y los pueblos del mundo no pueden esperar nada bueno de gobiernos de derecha, de gobiernos conservadores; ellos van a representar siempre a una minoría rapaz.

“No hay que estar titubeando, hay que anclarse en lo que uno representa. La política en la izquierda debe ser el representar algo y a alguien, y hay que representar a todos, pero darle preferencia a los más necesitados, a los pobres. Y eso a veces no se hace, ahí andan queriendo mover al centro y buscan quedar bien con todos y terminan quedando mal con todos”.

EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL OBRADORISMO

En la dicotomía que tratamos de derecha e izquierda y su aplicación en la realidad de México con condiciones excepcionales que lo distinguen de cualquier otro país, el análisis no puede apartarse del contexto histórico, que corresponde al difícil juegode equilibrio sistémico construido por López Obrador como mínimo a lo largo de este milenio.

Así lo apreciaron sus adversarios en las elecciones cuando impidieron su triunfo en 2006 y 2012, y lo tacharon de “peligro para el statu quo” reinante con la anuencia de Washington.

Lo primero que surge en ese contexto es la relación tan imbricada con Estados Unidos, la sombra omnipresente en toda la historia de México en este y todos los gobiernos desde antes de la Revolución de 1910.

Yendo a lo más reciente: Estados Unidos, que se engullía lentamente a México con el viejo TLC, encabezó la cruzada contra AMLO que no cejó en su empeño de llegar a la presidencia y para lo cual lo apoyó toda la izquierda mexicana hasta su victoria en julio de 2018.

Estados Unidos y México siguen siendo siameses en términos comerciales, en particular en sectores productivos como el automotriz y la energía, pero resulta obvio que ya Washington no es la cabeza pensante que ordena y manda.

Tal relación debe tomarse en cuenta al hacer cualquier tipo de análisis sobre posiciones políticas, pues México camina siempre por el filo de esa navaja que le puede hacer heridas graves.

Una de las proezas de AMLO es haber sorteado ese monte de espinas sin doblegarse ni perder soberanía, e incluso recuperar parte de la ya perdida en sectores estratégicos como el energético, y de sacar el máximo beneficio a la alianza comercial con Estados Unidos y Canadá.

En ese punto advirtió a sus enemigos en la otra orilla del río Bravo, sobre el poder electoral mexicano del lado de allá, y lo factible que es controlarlo desde acá, lo cual no ocurre con ningún otro del continente con presencia migrante allí.

AMLO está inmerso en una batalla de ideas contra el conservadurismo, muy afines a los ideales de la izquierda en una época de definiciones.

Pero ello no ocurre en los términos que estamos tratando, sino de una forma más difícil, compleja y profunda, imposible de encuadrar en los marcos tradicionales de las tendencias políticas, porque es atinente no a la teoría política, sino a los sentimientos de la nación.

arb/to/lma

Colaboraron en este trabajo:
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
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