viernes 18 de abril de 2025

En República Dominicana, el merengue de luto (+Fotos)

Santo Domingo (Prensa Latina) Rubby Pérez, una de las voces más altas del merengue dominicano, falleció en el trágico colapso del techo de la discoteca Jet Set de Santo Domingo, cuando justamente cantaba y bailaba ante cientos de personas que ocupaban el lugar en la madrugada del martes 8 de abril.

Por Mariela Pérez Valenzuela

Corresponsal jefa en República Dominicana

Pérez, de 69 años, pereció bajo los escombros -hasta el cierre de este especial los fallecidos ascendían a 124- de donde su cuerpo fue extraído unas 14 horas después del trágico suceso que enluta a la nación caribeña.

Las risas, los aplausos y la alegría que inundaba la instalación propiedad del empresario dominicano Antonio Espaillat -quien estaba en Estados Unidos cuando ocurrieron los hechos- fueron reemplazadas por gritos de terror cuando de manera inesperada el techo se vino abajo y cayó sobre las personas y todo el equipamiento de la famosa discoteca.

El veterano cantante de merengue -género autóctono de República Dominicana- que acompañó a dos generaciones de bailadores, se encontraba cantando y bailando cuando ocurrió el desplome.

Solo alcanzó a decirle a una de sus hijas “aquí estoy, diles que me busquen”, mientras ella lograba salir del local pues su esposo -corista como ella en la orquesta de su padre- la cubrió con su cuerpo al sentir los primeros sonidos del derrumbe.

Su nombre era Roberto Antonio Pérez Herrera y nació el 8 de marzo de 1956 en Bajos de Haina. El apodo de Rubby fue herencia de su abuela, que le llamaba rubí. Ella, recordó en una ocasión, decía que yo era su rubí negro, su tesoro.

Siempre soñó con una carrera en el béisbol profesional. Sin embargo, cuando tenía 15 años, un vehículo lo atropelló y fracturó una pierna. Correr como tiene que hacerlo un pelotero era para él algo imposible.

Casi un año hospitalizado y dos más de fisioterapia para volver a caminar con normalidad hicieron que el joven quedara convencido de que lo suyo no podría ser el deporte de las bolas.

Sin embargo, tras considerarse “un enfermo” del béisbol, dispuesto a todo por jugar, uno de sus hermanos logró lo que él pensaba era su meta personal.

“Mi hermano, decía con orgullo, fue jugador de Grandes Ligas y pudo conseguir lo que yo no pude. Logró ganar el Guante de Oro en la Liga Nacional en el 2000 y está en el Salón de la Fama en el Caribe”.

En una entrevista, Rubby Pérez precisó que comprendió en aquel tiempo de recuperación que tendría un micrófono en la mano en lugar de un bate.

“Quería, dijo entonces, comunicar a la gente mi alegría, mi positivismo, mi deseo de seguir adelante, sin importar lo que sucediera”, mientras recordaba que durante su estancia en el hospital tocaba la guitarra y cantaba a otros pacientes para entretenerlos y que olvidaran sus dolores.

De ahí que decidió estudiar en el Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo y concluyó su etapa de aprendizaje formando parte de grupos como Los Pitágoras del Ritmo, el Coro de la Sociedad de Orientación Juvenil, Los Juveniles de Baní y Los Hijos del Rey.

En 1980, Pérez integró la orquesta de Fernando Villalona, y dos años después, la famosa agrupación de otro de los grandes merengueros, Wilfrido Vargas.

Con Vargas grabó 22 temas que lo impulsaron a la fama y la popularidad que disfrutó hasta el día de su fallecimiento, entre estos, El Africano, Volveré, Las Avispas, Cuando estés con él y Cobarde, Cobarde.

En 1986, “Buscando tus besos” devino su primer álbum como solista, y desde entonces era como un Rey Midas de la música dominicana. Uno tras otro llegaron los éxitos y la admiración de la población.

En 1987 decidió actuar en solitario y no se equivocó. Apostó a piezas de grandes éxitos, como Enamorado de ella, Sobreviviré o Hazme olvidarla, que le ganaron el corazón del público.

Durante su exitosa carrera, obtuvo varios discos de oro y platino, premios Casandra (hoy Soberano) e hizo giras internacionales que incluyeron presentaciones memorables como la del Madison Square Garden, en la ciudad estadounidense de Nueva York.

En 2024, recibió el premio Soberano al Mérito por la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) en reconocimiento a su carrera. Agradecido, dijo entonces a un periódico local: “Eso ayuda a que los artistas sigamos adelante”.

Rubby Pérez era conocido también por sus acciones sociales. Recibió un reconocimiento público por el apoyo a las víctimas del terremoto de 2010 en Haití, otorgado por el Comité de Partidos Políticos Latinoamericanos en Estados Unidos.

La muerte de este cantante dominicano despertó sentimientos de dolor, entre muchos, en dos de los grandes músicos dominicanos con quienes compartió escenarios.

El famoso Wilfrido Vargas aseguró estar muy afectado con la noticia. “Estoy destrozado… El mejor cantante que ha dado el género. El amigo y el ídolo de nuestro género, se nos acaba de ir”, expresó en su cuenta de Instagram.

“Esto es muy profundo, más profundo que lo que se alcanza a sentir hasta en el más terrible de los sueños”, agregó.

Fernando Villalona señaló que “el día de hoy ha sido un día triste, demasiado triste. Que un lugar que durante décadas fue albergue de gozo y alegría sea escenario de angustia y dolor, era impensable y desgarrador a la vez. Como a todos, me embarga una honda tristeza, mucho más por la muerte de Rubby”.

Con su sobrado talento vocal, Rubby Pérez se ganó el título de “la voz más alta del merengue”, género en el que incursionó durante casi cinco décadas.

Solo queda el consuelo de que el merenguero de Bajos de Haina murió como quiso vivir: cantándole a su pueblo.

arb/mml/mpv

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