viernes 20 de junio de 2025

El milagro de recuperar la visión en Guatemala

Ciudad de Guatemala (Prensa Latina) El milagro de recuperar la visión en Guatemala está también en el pequeño hospital oftalmológico del municipio de Villa Nueva, el primero de cuatro fundados por colaboradores de Cuba en el lejano 2006.

Por Zeus Naya

Corresponsal jefe en Guatemala

A casi 20 kilómetros de la urbe, ahora ubicado en el interior del mercado Concepción, alberga innumerables historias de gente humilde llegadas en una condición difícil y que agradecen luego con el alma repleta de alegría.

Solo 11 miembros de la brigada médica cubana en la tierra del quetzal, junto a dos enfermeras chapinas, regalan amor inmenso de lunes a viernes desde las siete de la mañana, muchas veces, hasta bien tarde.

La admiración es tanta por la excelencia del servicio, la bondad ofrecida, las manos benditas, que no solo arriban pacientes de la propia demarcación, de otras del país, sino igualmente de los vecinos El Salvador y Honduras.

El respeto aflora por los oftalmólogos Iraldo Arévalo y Olivia Rosales, la especialista en Medicina General Integral Yoaska Bofill, así como de Germán Eladio Díaz (electromédico).

En el equipo cada pieza cuenta; la optometrista Yanerkis González tiene el necesario encargo de recibir temprano a los enfermos, ubicarlos en cada consulta y luego dar seguimiento a quienes van a ser intervenidos en la jornada.

Lilian Fonseca juega un papel clave en el preoperatorio, igual Odalis López con la esterilización, la instrumentista Dagmara Escalona, Xiomara Díaz en el posoperatorio y Yensis Lama, enfermera circulante.

PRESENTACIÓN NECESARIA

La doctora en Medicina y especialista de II Grado en Medicina General Integral, de la oriental provincia cubana de Granma, María Elena Barrero, a cargo de ese colectivo, comienza por destacar que siempre tienen gran afluencia de pacientes.

Atendemos entre 67 y 70 diarios, pues se presentan los de primera consulta y las reconsultas de los operados, describió la galeno, quien explicó que operan de 15 a 21 casos.

Las cirugías oculares más frecuentes que realizamos -acotó- son de catarata y de pterigión, incluidas las de verrugas y láser de glaucoma.

“Es un programa muy lindo, sobre todo cuando llegan para agradecer la recuperación de su visión”, subrayó la fundadora del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias “Henry Reeve”.

Asimismo, que esa persona se puede incorporar a una vida útil como lo soñó nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, añadió en sus palabras a la agencia Prensa Latina.

Siempre que pensamos en catarata, nos vienen a la mente personas mayores, de la tercera edad, y no es así, afirmó la doctora, con prestaciones solidarias en la República de Mali (2002-2005) y jefa de misión en Djibouti (2013-2017).

LA CARITA DE SU BEBÉ

Hemos atendido a muchos jóvenes, de 17 a 27 años, casos que nos conmueven y nos llegan al corazón, remarcó Barrero, quien ejemplificó con uno que a su arribo a la consulta no sabía que era diabético.

Después que le compensamos y le pusimos tratamiento, se operó de un ojo y luego del otro, por lo cual fue grande el cambio en ese muchacho, amplió la madre de dos hijos.

Cuando llegó al centro, enfatizó, venía descuidado en su aspecto personal y no conocía a su niño de un año y medio porque no lo podía ver.

Tras la cirugía del segundo ojito, según la doctora, regresó a la consulta diferente, bien cuidado, peinado, bien vestido y dando con emoción las gracias porque ya podía observar la carita de su bebé.

Son anécdotas lindas las de este programa bien llamado Operación Milagro, insistió quien estuviera primero dos meses en Guatemala, en 2005, como parte del continente Henry Reeve, debido a inundaciones de la época.

Regresó a Cuba pero retornó a esta nación, al municipio Malacatán, occidental departamento de San Marcos, fronterizo con México. Y después, Villa Nueva.

SIEMPRE EL AGRADECIMIENTO

A su juicio, la mayoría de los pacientes que llegan al hospital son de muy escasos recursos, pero siempre agradecidos, “en sus reverencias nunca faltan ni Dios ni los médicos cubanos”.

Vienen con una tortillita, refirió, con una javita (bolsa) con sus mangos, otros traen maíz, el elote como le dicen ellos, y comentan, miren no tenemos mucho que ofrecer…

Nosotros siempre les argumentamos que es un programa gratuito, que no tienen que dar nada, “para eso estamos, esto fue ideado con el fin de ayudar a los más necesitados”, precisó.

No obstante, expuso, igualmente vienen pacientes que tienen recursos, pero llegan por la calidad de la atención y la divulgación que se hace.

Hay quienes fueron a una clínica privada y nos han dicho, no doctora, estoy en busca de una segunda opinión, realzó Barrero, exvicedirectora general de salud en Granma.

SENSIBILIDAD

Es por esa sensibilidad, la personalización de los casos, el humanismo enseñado, que “hacemos lo mejor que sabemos, trabajar, querer a las personas, como dicen ellos”, reconoció la entrevistada.

Incluso un paciente me contaba: “Yo fui a una clínica y me atendieron, me recetaron, pero ya no me dieron un seguimiento. Ustedes me están citando, me palpan, me hablan, me dicen sinceramente las posibilidades”.

Todas las mañanas cuando llegamos, expresó, impartimos una charla a la totalidad de los pacientes, les instamos a no tener miedo, que es algo fácil, aunque puede ser complicado, y de los cuidados que ellos deben tener tras operarse.

De las reconsultas, aseveró, reciente atendimos a una paciente que le digo, pero usted vino sola y respondió sí, cuando llegué por primera vez no podía, ya ustedes me operaron, y vengo y voy sola a dondequiera.

Y todos con un gran optimismo, lo cual, reiteró la doctora, es algo lindo.

arb/znc

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