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domingo 1 de diciembre de 2024
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Dantescas catástrofes naturales asolaron Italia en 2023

Roma (Prensa Latina) Italia fue durante 2023 escenario de una guerra terrible que amenaza la existencia de la humanidad, iniciada por los habitantes del planeta contra el equilibrio de la naturaleza, la cual ahora se rebela y cobra los abusos con graves catástrofes.

Por Oscar Redondo

Corresponsal de Prensa Latina en Italia

Se trata de una nación que desde el 1 de enero de 2010 hasta el 31 de octubre de este año sufrió 684 inundaciones de ciudades, 86 deslizamientos de tierra y 166 crecidas de ríos, según un informe sobre el clima publicado a fines de noviembre por la organización ecologista Legambiente.

Esos 936 eventos constituyen el 49,1 por ciento de las catástrofes registradas durante esos 14 años en esta nación, “cada vez más frágil y poco preparada ante la crisis climática”, señala el documento.

Este año comenzó como terminó 2022, en medio de una fuerte sequía que obligó al gobierno a adoptar medidas de emergencia, con la asignación de importantes recursos para la construcción de embalses, el mejoramiento de los sistemas de bombeo de agua y otras acciones, incluido el corte al suministro hidráulico en algunas localidades.

Fabrizio Curcio, jefe del Departamento de Protección Civil de Italia, precisó que en el comienzo del invierno de 2023 descendió en 70 puntos porcentuales el volumen de nieve y las lluvias aportaron entre un 40 y un 50 por ciento menos de agua que el promedio de los últimos años.

“El problema es generalizado a nivel nacional”, añadió, “pero tenemos zonas especialmente afectadas como la cuenca del río Po, los Alpes orientales y algunas del centro”, señaló Curcio.

Sin embargo, la situación fue variando y en estos meses finales ocupan los titulares de los principales medios del país la crecida en más de dos metros de las aguas de ese río que atraviesa varias regiones septentrionales, debido a las fuertes lluvias que en el último semestre causaron daños considerables y muertes en esa zona.

Antes, en la segunda quincena de mayo, en la norteña región italiana de Emilia Romaña se decretó la alerta roja por riesgo hidráulico, al superarse niveles hidrométricos críticos por inundaciones que desde mediados del mes afectaron esa área del país, con un saldo de 15 muertos, más de 20 mil desplazados y daños superiores a siete mil millones de euros.

El 24 de mayo se decretó luto nacional por las víctimas de las inundaciones, mientras permanecían evacuadas 23 mil 67 personas, de ellas, 16 mil 445 en el área de Rávena, así como cuatro mil 462 en Forlí-Cesena y dos mil 160 en la ciudad de Bolonia, capital de esa región.

Legambiente dio a conocer un análisis según el cual en los primeros cinco meses de 2023 aumentaron en Italia un 135 por ciento de los eventos climáticos extremos, respecto a igual período del año anterior.

De acuerdo con ese estudio, en el país “desde principios de este año se registraron 122 fenómenos meteorológicos que causaron graves daños, frente a solo 52 entre enero y mayo de 2022”.

Las 30 inundaciones por lluvias intensas en ese período casi duplicaron las 16 ocurridas en los primeros cinco meses del pasado año, para un incremento del 87,5 por ciento, y seis regiones fueron muy afectadas por eventos climáticos extremos, principalmente las de Emilia Romaña, con 36, y Sicilia, con 15.

Stefano Caimani, presidente de Legambiente, señaló al dar a conocer esos datos que “necesitamos revertir el rumbo lo antes posible”, pues las recientes inundaciones en Emilia Romaña y otras zonas del país muestran “cómo la crisis climática acelera su ritmo causando enormes daños al medio ambiente, la economía, y pérdida de vidas humanas”.

A fines de junio el Ministerio de Salud, ante el empeoramiento de las condiciones meteorológicas, y en particular por las altas temperaturas provocadas por la llegada del anticiclón africano Cerberus, decretó la alerta roja en más de 20 localidades de la nación, incluida Roma.

Entre las mismas se encontraban también Palermo, Perugia, Ancona, Bari, Bolonia, Cagliari, Campobasso, Catania, Civitavecchia, Florencia, Frosinone, Latina, Messina, Nápoles, Pescara, Reggio Calabria, Rieti y Viterbo, las más golpeadas en esos momentos por los desastres ocasionados por ese fenómeno meteorológico.

En 2022 Italia fue el país europeo donde más personas perdieron la vida a causa del calor, con 18 mil 10 muertes, 295 por millón de habitantes, y aunque las cifras de este año aún no han sido divulgadas, los analistas consideran que probablemente ese número será ampliamente superado.

A mediados de julio llegó a estas tierras el anticiclón africano Caronte, relevo de Cerberus, ambos con nombres de mitológicas figuras del inframundo, el primero barquero del dios Hades y el segundo su perro rabioso de tres cabezas, ideales imágenes para identificar el infierno en que convirtieron al país con sus altísimas temperaturas.

Para enfrentar esas olas de calor se habilitaron equipos de asistencia sanitaria en toda la península, los siete días de la semana, mientras personal del Departamento de Protección Civil y voluntarios recorrieron las calles en las ciudades más afectadas para brindar auxilio a lugareños y turistas.

El meteorólogo Antonio Sanó considera este año “más bochornoso que 2022”, hasta ahora el más caluroso en la historia de esta nación, pues en varias localidades del sur se superaron ampliamente los 40,0 grados centígrados a la sombra, e incluso los termómetros llegaron a marcar 47 grados.

A inicios de noviembre graves inundaciones ocurrieron en la ciudad italiana de Milán, capital de la septentrional región de Lombardía, tras el desborde del río Seveso como consecuencia de las fuertes lluvias.

De acuerdo con un reporte divulgado en el sitio digital especializado Il meteo.it, durante una sorpresiva tormenta, la cual por seis horas afectó esa urbe desde la noche del 31 de octubre, se registraron precipitaciones y vientos huracanados que causaron considerables daños materiales y dejaron sin electricidad a más de tres mil personas.

El alcalde milanés, Giuseppe Sala, criticó que el servicio de protección civil regional subvaloró la amenaza y emitió una alerta amarilla que, en teoría, no era tan preocupante, lo cual muestra “cuánta imprevisibilidad hay en las condiciones meteorológicas”.

A partir del 2 de noviembre la tormenta Ciaran comenzó a azotar el centro y norte de Italia, con fuertes lluvias y vientos que causaron estragos en las regiones de Liguria, Lombardía, Véneto, Friuli Venecia-Julia y la Toscana, con severas consecuencias principalmente en esta última, en la que murieron siete personas.

“El Consejo de ministros declaró el estado de emergencia nacional por las inundaciones”, anunció el gobernador toscano, Eugenio Giani, y precisó que se aprobaron intervenciones extraordinarias “en siete de nuestras 10 provincias: Florencia, Pisa, Livorno, Prato, Pistoia, Lucca y Massa”.

Además de los fallecimientos, Ciaran causó graves afectaciones materiales en esa zona, con más de 600 desplazados y miles de personas sin servicio eléctrico, mientras alrededor de 600 bomberos, con 143 vehículos, llevaron a cabo unas mil 500 intervenciones.

El 1 de diciembre, en una intervención durante la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, señaló que “seguimos enfrentando una evidente brecha de adaptación”.

“Las respuestas inadecuadas no sólo están amplificando los impactos del cambio climático, sino que también están aumentando las tensiones por la escasez de recursos y obstaculizando el progreso hacia el desarrollo sostenible”, reconoció la mandataria ante una realidad que golpeó al mundo, y en particular a su país durante este 2023.

arb/ort

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