viernes 3 de enero de 2025
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Angola a las puertas de medio siglo de independencia

Luanda (Prensa Latina) A punto de dar la bienvenida al 2025, Angola se prepara para un año de especial significación, pues se cumple medio siglo de la conquista de su independencia nacional, el 11 de noviembre de 1975.

Por Karina Marrón González

Corresponsal jefa en Angola

El Gobierno y el partido en el poder, el Movimiento Popular para la Independencia de Angola (MPLA), han promovido un calendario de celebraciones con más de 100 actividades a nivel nacional, a las cuales se sumarán otras en las provincias y en el exterior.

Bajo el lema “Angola 50 Años: preservando y valorando los logros alcanzados, construyendo un futuro mejor”, también se espera que sea un periodo de reflexión sobre el camino recorrido y los desafíos para el futuro, algo a lo cual el MPLA dedicó su VIII congreso extraordinario, celebrado los días 16 y 17 de diciembre.

Fue también un momento de modificación de los estatutos y renovación de dos de sus principales estructuras, el Buró Político y el Secretariado, donde destacó el cambio en la vicepresidencia de la organización política, con la elección de Mara Quiosa, antes gobernadora de Cuanza Sur, para esa responsabilidad.

Para algunos analistas y medios de prensa estos movimientos tienen como objetivo las elecciones del 2027, pero más allá de probables estrategias, el presidente del partido, João Lourenço, sí ha remarcado en varias ocasiones la intención de incorporar más jóvenes a la dirección y de acercarse más a la población.

Estas fueron consideradas líneas de trabajo de cara al nuevo año, donde las actividades por el medio siglo de independencia tendrán el protagonismo, incluidos los homenajes y condecoraciones a angoleños que dieron su contribución para la conquista y preservación de la independencia y de la paz.

Precisamente este tema genera expectativas, pues existen diversas opiniones sobre el reconocimiento a figuras y partidos históricos como la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita) y el Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA).

Ambas organizaciones desempeñaron un papel importante en las luchas que conllevaron al reconocimiento de la independencia por Portugal, pero luego se convirtieron en los principales adversarios durante casi 30 años de guerra civil que todavía hoy pasan factura al país.

El conflicto no solo dejó campos minados, sino que retrasó todos los planes de desarrollo y derivó en una inmensa deuda, pues al callar las armas finalmente el 4 de abril del 2002 e iniciar el periodo de reconciliación nacional, se hicieron necesarios recursos para reconstruir la nación.

En el acto central por los 50 años de Angola independiente, se espera la participación de representantes de 70 países, entre ellos jefes de Estado, y unas ocho mil personas en general en la Plaza de la República, ocasión en que se realizará un desfile cívico-militar.

Desde ya algunas acciones se ponen en marcha, incluido un indulto a 51 condenados, el cual entra en vigor el 1 de enero y que, según el presidente, João Lourenço, será un acto que se repetirá durante el año, como ejemplo del clima de armonía, clemencia, indulgencia, concordia y fraternidad que guiará la conmemoración.

UN AÑO DE DESAFÍOS

Pero no solo celebraciones tendrá el próximo año para los angoleños. El nuevo calendario traerá también una nueva división político administrativa, con lo que el país tendrá tres nuevas provincias, hasta completar 21, y se incrementa el número de municipios hasta 325.

El pasado 27 de diciembre comenzó la institucionalización de las provincias, entre las cuales destaca Icolo y Bengo, nacida de la división de la provincia de Luanda.

El asunto ha sido objeto de polémica, pues si bien la extensión territorial de Moxico y Cuando Cubango ameritaba una división, algunos, como el grupo parlamentario de la Unita, señalan que la creación de nuevas infraestructuras de gobierno y el empleo del funcionariado generarán gastos de presupuesto innecesarios.

Para estos miembros de la oposición la verdadera solución es la implementación de las autarquías locales, y culpan al gobierno y al MPLA de no tener la voluntad política para aplicarlas, aunque en el paquete legislativo sobre el tema (12 aprobadas de 13 previstas), sólo una iniciativa corresponde a la Unita.

Se trata de un asunto que sin duda dominará el panorama político nacional en 2025, si bien la población local, más que autarquías, desea que se reduzca el costo de la canasta básica.

El 2024 demostró, con dos convocatorias de paro nacional en el sector público, que para los trabajadores resultaba insostenible continuar con un salario mínimo de 32 mil kwanzas (alrededor de 35 dólares), cuando el precio de productos como el huevo o el kilogramo de arroz cuestan el doble que un año atrás.

Fruto de las negociaciones, el pasado mes de septiembre entró en vigor un nuevo salario mínimo nacional, que obliga a todos los empleadores a pagar a sus trabajadores un mínimo de 70 mil kwanzas (alrededor de 76 dólares) mensuales, con excepción de las microempresas y las entidades de nueva creación.

El Decreto Presidencial sobre el particular estableció además que a partir de septiembre de 2025 el importe del salario mínimo nacional será de 100 mil kwanzas (unos 108 dólares); mientras los trabajadores de la función pública comenzarán a recibir este año un incremento del 25 por ciento.

Esta decisión está respaldada en el presupuesto, fijado en 34,63 billones de kwanzas (más de 37 mil 437 millones de dólares) y donde el servicio de la deuda constituye el 48,72 por ciento del total, lo que continúa siendo elevado a pesar de que disminuye con respecto al 51 por ciento planificado para 2024.

Para el país resulta vital que sectores como la agricultura y la industria desempeñen un mayor papel en la economía, pero a pesar de que el producto interno bruto (PIB) creció en los primeros tres trimestres del año y cerró el tercer trimestre con un 5,5 por ciento con respecto a igual periodo del 2023, todavía el petróleo lleva la carga.

La aspiración es que en 2025 el PIB crezca un 4,1 por ciento, sustentado en un crecimiento del sector no petrolífero, pero analistas consideran que el país necesita invertir más en la agroindustria.

Además de producir alimentos, el sector contribuiría a la disminución de las importaciones y la generación de empleos en un país que, si bien no están disponibles aún los datos del Censo General de Población y Vivienda realizado este 2024, tiene la pobreza, el desempleo, el hambre y otros males sociales bien visibles.

El Gobierno implementa programas como Kwenda, que llegó a 94 municipios y brindó ayuda a un millón 58 mil 367 hogares, donde las mujeres son las principales beneficiarias; también el de la merienda escolar y el Fondo Nacional de Empleo, con un presupuesto de 21 mil millones de kwanzas (más de 23 millones de dólares) para impulsar diversos proyectos.

Sin embargo, nada de esto sustituye la necesidad del despegue de la diversificación económica prevista en los planes.

EN EL CENTRO DE LA POLÍTICA AFRICANA

Angola asumirá, en febrero de 2025, la presidencia de la Unión Africana (UA), periodo durante el cual dará prioridad al conflicto en Sudán, según dijo recientemente el presidente Lourenço.

Después de un 2024 en que entregó la presidencia de la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC) y recibió el reconocimiento de sus pares; de continuar al frente de la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos (CIRGL), el país aspira a dejar su huella a través del liderazgo del continente.

“Estamos del lado de la paz y aportamos la experiencia del pueblo angoleño a la búsqueda de soluciones pacíficas a los conflictos existentes en África, en particular entre la República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda, así como al conflicto en Sudán, en el ámbito del mandato que nos ha conferido la Unión Africana”, dijo el mandatario durante el discurso del estado de la nación.

Específicamente en el conflicto entre RDC y Ruanda, la mediación angoleña produjo este año un alto al fuego firmado por las partes e implementado desde el 4 de agosto, además de avanzar en las negociaciones para un acuerdo de paz definitivo.

Estas quedaron estancadas en el último minuto, cuando Ruanda impuso como condición el diálogo directo entre Kinshasa y los rebeldes del M23, pero todas las partes reconocieron la labor de Angola.

Sin embargo, pocos resultados de la diplomacia angoleña generaron tanto revuelo como la visita del presidente estadounidense, Joe Biden.

Conversaciones oficiales, promesas de inversión, una visita al Puerto de Lobito y la participación en una cumbre entre países involucrados en el Corredor de Lobito, así como acuerdos de cooperación en transporte, industria y comercio fueron saldos de esta visita.

En un año en que se inauguraron cinco grandes hospitales, se introdujo la cirugía robótica y la capacidad de generación eléctrica alcanzó los 6,2 GW, pocas noticias recibieron tanto realce como el periplo de Biden, mientras el país prepara ya la XVII Cumbre Empresarial Estados Unidos-África, de la cual será sede, aunque poco se sabe de las proyecciones de Donald Trump hacia el continente.

Convertir en realidad las promesas de desarrollo del Corredor Lobito para Angola y la región, elevar el nivel educacional, combatir la pobreza, la corrupción, la violencia en general y contra la niñez en particular, constituyen algunos de los desafíos del país a las puertas del medio siglo de independencia.

Pero sobre todo, conectar a las nuevas generaciones con su historia y con el pensamiento de que solo de sus manos y su inteligencia podrá venir el tan anhelado desarrollo.

arb/kmg

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