Fotos: José “Tito” Meriño
El tabaco cubano ofrece al viajero la más nítida posibilidad de recreación y conocimiento a través de un área determinada, imprescindible a visitar.
En Cuba existen cinco zonas importantes para el cultivo del tabaco: Vuelta Abajo, Semi Vuelta, Partido, Remedios o Vuelta Arriba y Oriente, pero de todos es conocido que la más destacada es la primera, ubicada en Pinar del Río, la provincia más occidental de la isla.
El viaje comienza en el campo. Allí se preparan los viveros para crear una plántula, a la cual es necesario dispensar todos los cuidados del mundo para que prospere. En octubre comienza la tarea que se extiende por diferentes fases hasta el principio del año entrante.
Dicen los expertos que los habanos son únicos debido a su aroma, sabor y fortaleza, lo cual se logra por una combinación indiscutible entre el clima, las características del suelo y la experiencia, primero de los cultivadores y luego de los artesanos del torcido.
Luego del campo, donde priman el sembrado, tapado, regadío y la recogida (etapa más delicada), se pasa a las casas de selección y despalillo, a la confección de las gavillas y las pacas para el envío a las fábricas.
El secreto está en la combinación de cinco tipo de hojas: volado, seco y ligero para la tripa, y el capote y la capa, la última la de más minuciosos cuidados.
En Pinar del Río se cosecha el 70 por ciento de todo el tabaco de la nación, de ahí que al visitar las plantaciones de esa región se tenga una idea lo más completa posible de dicho trabajo, motivo por el cual las agencias de viajes preparan visitas especializadas a esa área, sobre todo durante las fiestas del puro cubano (Festival del Habano, febrero).
La etapa de la fábrica es muy interesante. En Cuba existen más de 20 industrias para el torcido a mano, la mayor parte ubicadas en La Habana, las más famosas, como Partagás, H.Upmann, Romeo y Julieta, la Corona, y El Laguito.
Se sintetiza la elaboración en departamento de ligas, fumigación y escaparates, el primero para determinar la mejor combinación de las hojas según la marca o la vitola. Se encuentra la faena de dos fermentaciones, desde la recogida de la hoja, hasta una tercera, muy elitista, que se le aplica a los lujosos habanos Cohiba.
Entonces la cadena va desde Fumigación (inocua para el deleite del producto), Rezagado (selección y control de la calidad), la ligada y el torcido del puro, la etapa esencial, en la que centenares de tabaqueros hacen surgir de sus manos los habanos a golpe de una Tabla y una Chaveta, instrumentos para marcar las dimensiones del cigarro y realizar los distintos cortes.
El torcido es digno de seguir de cerca, observar la delicada acción de las manos sobre las hojas, la combinación de la rapidez y el detenimiento, de ahí que los torcedores apenas atienden a los visitantes cuando están en la Galera.
Luego pasan otras etapas como el control de la calidad, la escogida, anillado, fileteado y terminado, y la colocación en bellos estuches que marcan las diferencias, y predisponen la atención de los compradores en las Casa del Habano y otros establecimientos muy particulares.
En el mundo existen más de 100 de las famosas Casa del Habano, franquicia en posesión de la firma comercializadora Habanos S.A., íntimos espacios que se pueden encontrar en muchos sitios del mundo.
¡ESOS HABANOS QUE PICAN ALTO!
La industria tabacalera cubana mantiene un ritmo cada año más eficiente de cara a los mercados internacionales de los puros Premium, o hechos a mano.
Tal afirmación la corroboró con creces el desempeño durante el año, cuando el eje de la atención estuvo en las especialidades, las presentaciones de cigarros numerados o las propuestas para expertos y coleccionistas.
Se considera que los tabacos cubanos cuentan a su favor con clima, suelo y experiencia de los productores, elementos de base a la hora de expresar que son los mejores del mundo.
Los puros en Cuba cuentan con una manera de producción compuesta por factores totalmente naturales, pues la hoja de tabaco lleva un procedimiento de curación complejo, que muchos comparan con el itinerario de la uva antes de convertirse en vino.
Otra cara del tema apunta a la cultura y la historia cubanas, pues los nacidos en esta isla, sean fumadores o no, tienen mucha relación con el tabaco, su forma de cultivo, la historia, el surgimiento de las principales marcas y el desarrollo.
Los años 90 del pasado siglo dieron un espaldarazo a los habanos, con la creación de revistas de lujo en Europa y Estados Unidos, como Cigar Aficionado (EE.UU), Le Amateur de Cigare (Francia), Epicur (España), European Cigar Cult Journal (Austria) o Smoke (EE.UU).
Estas publicaciones otorgaron un empujón definitivo a la moda de fumar puros, hasta el punto de que modelos de clase alta aparecieron en revistas y noticiarios llevando un cigarro en los labios.
Tal impacto retomó el tema de la calidad de los habanos, y todos, los fumadores de experiencia y los iniciados, comprendieron que el tabaco cubano seguía siendo el mejor.
En 1994 comenzó en La Habana una iniciativa de gran impacto, con las fiestas del tabaco, que tomaron vuelo hasta convertirse en Festival Internacional del Habano con una subasta de puros y humidores coleccionables, incluido el premio Hombre Habano del Año (luego Premio Habano del Año).
Destacando la alta calidad de los puros cubanos, por ejemplo, datos del gremio tabacalero consideran que los habanos se mantienen en los primeros peldaños de los cigarros tipo Premium.
Esas fuentes recordaron en su momento que se venden en todo el mundo 14 mil 800 millones de puros, de los cuales 140 millones son del tipo Premium o hechos a mano, de alta calidad. Por lo tanto, más del 90 por ciento del tabaco que se comercializa en el orbe es mecanizado y ello se debe a los precios por cada pieza.
En el mundo se fuman cinco mil millones de millones de cigarrillos, equivalentes a 15 mil millones diariamente. Cuba consume 12 mil millones de cigarrillos al año, lo que la hace un país muy fumador, pese a las insistentes campañas antitabaco y alertas médicas a la población, esto antes de la Covid-19.
De los 440 millones de tabacos tipo Premium anuales en el orbe, 250 millones se destinan a Estados Unidos, lo que hace a esa nación el principal fumador de este tipo de puros.
La mayor de las Antillas cuenta con el 77 por ciento de la cuota del mercado, sin considerar a los estadounidenses, debido al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington contra La Habana desde hace más de seis décadas.
El restablecimiento de relaciones entre ambos países, flexibilizó en una cierta medida, muy poca, la compra de habanos a los norteamericanos y ello impone un nuevo punto de impulso, tanto apreciado de 2016 a 2017.
Oportunamente, voceros de la corporación internacional Habanos S.A. dijeron que Cuba vende en más 100 países de todos los continentes alrededor de 34 marcas de tabaco Premium.
Para esos fines, la isla cuenta con 45 empresas (16 agrícolas, ocho agroindustriales, 10 de tabaco torcido, cuatro de cigarrillos y siete de servicios y comercialización).
Posee asimismo unas 50 fábricas de torcido para la exportación e igual cantidad para el consumo nacional, si bien otras industrias elaboran tabaco a máquina, cigarrillos y cajas de madera para envase.
En este sistema tabacalero del país, laboran alrededor de 200 mil personas, incluidos familiares de los productores que coadyuvan en la cosecha y movilizados de otros sectores productivos (todos estos datos oficiales previos a la pandemia, pero dan una idea de la magnitud industrial).
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