jueves 26 de diciembre de 2024
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ESCÁNER

ESCÁNER: Bailar, lenguaje del cuerpo y el alma en Brasil (+Fotos +Info)

Brasilia (Prensa Latina) Todo en Brasil baila. Puede ser en un momento las luces de los automóviles, la camada de pájaros que colorea las tardes y alboradas o el vaivén de los árboles en la ventisca al preceder una tormenta.
Por:
Osvaldo Cardosa
Corresponsal de Prensa Latina en Brasil

Pero, en especial la mujer brasileña es la que siempre danza. Su cintura de mimbre y contorneo de caderas cuando camina expresa un natural baile, cual lenguaje del cuerpo.

“La música y el baile son expresiones genuinas de nuestra cultura que describen parte de la historia de este país gigante”, relata la profesora de baile Andrea da Silva Maciel, de 44 años, a la sección Escáner de Prensa Latina.

Cronistas señalan que los indígenas que habitaban el territorio antes de la llegada de los portugueses tenían sus propios rituales. Por lo tanto, resulta posible, y no irracional, considerar que las primeras manifestaciones culturales de la danza en Brasil son las nativas.

La evolución de las primeras expresiones se vio influenciada inicialmente por la cultura europea, en particular de países colonizadores que desembarcaron en este lado del Atlántico. Más tarde, este proceso continuó con la influencia africana, que aportó diferentes instrumentos, movimientos y ritmos.

La mezcla, principalmente, de estas tres culturas fue la responsable de marcar el tono y el curso de las danzas tradicionales de la nación.

Para muchos ensayistas, un hecho concreto tuvo una importante contribución: el arribo forzado de negros africanos a tierras brasileñas. Además de su enorme riqueza cultural, trajeron instrumentos de percusión que utilizaban en sus actos litúrgicos.

De esta manera se incorporaron los sonidos y ritmos, y brotó un encuentro de culturas que impulsó a manifestaciones cadenciosas y bailables, con un origen en cada localidad en un momento diferente.

El idioma del alma

La también bailarina y coreógrafa insiste a Escáner en que en Brasil no importa la edad para “sentir el tambor y dejar que hombros y pelvis se meneen”. Narra que empezó a bailar a los nueve años y desde esa edad, en el norteño estado de Pará, estuvo relacionada con las danzas populares.

“Existen varias manifestaciones en Pará, pero el Carimbó es el baile originario, que también llaman Pau e Corda (Palo y Cuerda). Esa danza típica refleja nuestros días, para celebrar y festejar”, asegura.

El ritmo fue traído por los esclavos africanos y luego se moldeó con influencias indígenas y europeas. Destaca la ropa de mujer, con faldas coloridas, estampadas, voluminosas y redondas.

Tal danza se realiza por parejas y la dama utiliza su pollera para realizar los movimientos, mientras que el hombre baila dando palmas delante de ella.

Da Silva Maciel detalla que las danzas populares se basan principalmente en las fiestas tradicionales, las alegorías folclóricas o religiosas y todas son bailables, gozosas y coloridas, con una fuerte carga de sentimiento contagioso.

“Somos un pueblo alegre y festivo, es difícil no unirse al jolgorio cuando los instrumentos empiezan a hacer ruido, pues bailar también es el idioma brasileño del alma”, expresa.

La acreditada Samba

La graduada en Educación Física aclara que, junto a la muy afamada Samba, otras como Carimbó, Bumba-meu-boi, Frevo, Forró, Maracatu, Baião, Jongo y Coco son manifestaciones populares no tan reconocidas allende fronteras.

Insiste en que lo popular “depende de la localidad. Cada baile es una representación de la vida de sus miembros, señalando así sus anhelos, miedos, necesidades, religiosidades y perspectivas”, asevera.

En tal sentido, la curtida bailarina defiende la Samba, pero demanda reconocimiento para los otros bailes populares que igualmente intervienen en la formación sociocultural del brasileño.

La Samba tiene su origen en los antiguos batuques (ruido de golpes continuos) traídos por los africanos que llegaron como esclavos.

Este “batir constante” estaba generalmente asociado a elementos religiosos que establecían entre los negros una especie de comunicación ritual a través de la música y la danza, la percusión y los movimientos corporales.

Por lo visto, la Samba se extendió más en los estados de Río de Janeiro, Bahía y Maranhão. Actualmente es la mayor representante del Carnaval y el baile más popular del país.

Se pueden utilizar muchos instrumentos en el ritmo, siendo los principales el cavaquinho, el pandeiro, el tamborim, el atabaque y el reco-reco.

De igual manera hay diferentes tipos de Samba, pero los más famosos son la de Roda y la de Gafieira. En la primera se mezcla la danza, la melodía y la poesía; en la segunda, la coreografía sigue la música en tempo binario y ritmo sincopado.

La postura del bailarín es siempre la de guiar a la dama, mostrándole el salón de baile y, al mismo tiempo, protegerla para que otro hombre no la saque a bailar.

Determinados expertos se atreven a confeccionar una lista de las mejores músicas de Samba de la historia y mencionan en primer lugar a Malandro é Malandro e Mané é Mané Bezerra da Silva; Não Deixe o Samba Morrer, Alcione.

Más abajo se alude a Deixa Isso Pra Lá, Jair Rodrigues; O Mar Serenou, Clara Nunes; Tá Faltando o Quê, Diogo Nogueira; O Show Tem Que Continuar, grupo Fundo de Quintal, entre otras.

Figura entre las joyas de talento dedicadas al ritmo, el artista Arlindo Cruz (14 de septiembre de 1958), nombre ineludible en el universo de la Samba que comenzó su carrera en la década de 1970 creando Fundo de Quintal, hasta que decidió iniciar una carrera en solitario.

Como compositor de Samba creó más de 500 canciones, grabadas no solo por él, sino también por varios colaboradores.

A las claras, el género musical, lleno de picardía, se convirtió en sinónimo de Río. Tiene letras sencillas y enfoque de temas cotidianos para retratar momentos importantes de la historia de la ciudad carioca.

Y si viaja al estado de Pernambuco (nordeste) en enero o febrero, el desafío será no sentirse activado por el ritmo y los colores vibrantes del Frevo de esa región que surgió alrededor de 1910. Hoy se interpreta e incorpora a los compases del Carnaval.

Se caracteriza por las tonalidades alegres y vibrantes, el colorido de los paraguas, los movimientos de piernas y brazos, así como diversos pasos de Capoeira (representación cultural en forma de lucha y resistencia), ballet clásico, saltos y malabares.

La especializada en danza Conciencia Corporal reitera que todo lo que se mueve tiene expresión. “Trabajo con niños a partir de dos años y jóvenes, adultos, con personas que quieran trabajar con el cuerpo, con el movimiento”.

Aprovecha para comunicar que desde hace 12 calendarios tiene una academia de danza, llamada AMA. “Es un estudio de movimiento cuerpo y mente, porque entendemos que no solo es el cuerpo, la salud mental también es importante y estamos siempre tras ese equilibrio”, apunta.

Pese a la popularidad, hace una década la enseñanza de la danza en Brasil tenía lugar en sitios privilegiados, como academias y escuelas, en su mayoría privadas.

Luego colmó espacios públicos como centros culturales, asociaciones de vecinos, plazas comunitarias informales y en establecimientos especiales como las escuelas de Samba.

Otra coreógrafa, Elisabete Cristina, de 70 años, recalca a Escáner que aprender a bailar puede decirse que se naturalizó en el país como siempre debió ser.

En el caso de ella, le brotó de talento natural hace unos 10 años, sin clases o formación académica, pero que le ayudó mucho su paso por el deporte de gimnástica cuando era joven.

“La música y el baile son dos artes que están profundamente ligados y trato de llevar la melodía a un movimiento inconsciente de las piernas para poder sentirme colmada. Creo que ahí está el secreto de qué por qué bailamos siempre en Brasil. Bailar es felicidad”, sentenció.

arb/ocs

 

 

Colaboraron en este trabajo:
Claudia Hernández Maden
Periodista de la Redacción de Cultura de Prensa Latina
Amelia Roque
Editora Especiales Prensa Latina
Laura Esquivel
Editora Web Prensa Latina
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