Esas aspiraciones, junto al propósito de liberación nacional, siempre las defendió la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y su líder Yasser Arafat, sostuvo en entrevista exclusiva con Prensa Latina, el embajador de Palestina en Cuba, Akram Samhan.
Como parte de esa lucha, el pueblo aboga por lograr un estado independiente, laico, con Gaza y Cisjordania como territorios libres, incluida Jerusalén Este, como capital del país, enfatizó.
Luego de manifestar que los refugiados palestinos tienen derecho a regresar a sus lugares de origen, valoró que “en esa tierra cabemos todos y podemos vivir en paz, máxime cuando nunca fuimos culpables de las masacres cometidas por los nazis contra los judíos”.
Señaló que aunque los palestinos “hemos pagado la factura”, nosotros somos semitas como los hebreos, los árabes y los hebreos son semitas, los hijos de Sem, personaje mencionado en la Biblia, el cual se conoce como uno de los tres hijos de Noé.
Los palestinos son humanos y saben que pueden vivir de forma pacífica, siempre que se respeten, con justicia, su libertad y el derecho a la autodeterminación como Estado, remarcó.
Acerca de las causas que llevaron a una nueva oleada de violencia contra el pueblo palestino, el diplomático explicó que las últimas manifestaciones ocurridas en lugares de Gaza y Cisjordania, y en las fronteras con Palestina, tuvieron como móvil la defensa de Jerusalén.
Anteriormente, dijo, el régimen ocupante quiso demostrar al mundo, con apoyo del expresidente norteamericano Donald Trump (2017-enero de 2021), que Jerusalén completa –este y oeste- es la capital eterna del pueblo de Israel, lo cual Ramala no acepta.
JERUSALEN ORIENTAL, LA CAPITAL ETERNA
Los palestinos refutaron ese planteamiento, ya que se demostró que Jerusalén Oriental, con su población, su muro, su ciudad santa y su viejo Jerusalén, es parte de la historia y de la cultura del pueblo palestino, amplió.
Por eso “Jerusalén es para nosotros la capital eterna, jamás debemos aceptar llegar a una solución en el Oriente Medio sin que el pueblo y el Estado palestino tengan como capital a Jerusalén Oriental”.
Como otro elemento desencadenante del conflicto palestino-israelí, el embajador manifestó que también influyó el que las fuerzas de Tel Aviv impidieron este año, durante el mes del Ramadán (en abril), que fieles musulmanes y cristianos llegaran a Jerusalén Oriental, parte de Cisjordania.
Dentro del complejo Haram Al Sharif, en esa porción ocupada, tiene asiento la Mezquita de Al-Aqsa, donde en días recientes repetidamente destacamentos militares israelíes atacaron a fieles musulmanes palestinos.
Ese lugar sagrado en años anteriores fue visitado cada viernes por alrededor de un millón de personas como promedio, según diversas fuentes.
Y los ánimos de la población local se caldearon aún más ante las demoliciones y los intentos de desalojar a residentes autóctonos en el barrio de Sheikh Jarrah, dentro de Jerusalén Este, para entregar sus propiedades a colonos judíos.
Otro elemento incidente en esa efervescencia popular lo constituyó, sin dudas, la prohibición por Israel de que los palestinos celebraran en mayo pasado elecciones.
Para el embajador Samhan, los enfrentamientos con el agresor israelí ponen de relieve que el pueblo está unido, ya que salieron en defensa de Jerusalén residentes de Gaza y de Cisjordania, incluidos puntos de contacto con las fuerzas militares de Israel.
Con sus acciones, como la expulsión por la fuerza de sus tierras de gran parte de la población autóctona entre junio de 1946 y mayo de 1948, los sionistas israelíes se propusieron destruir la identidad del pueblo árabe para imponer otra, sin embargo, no pudieron porque Palestina hoy está en pie, con su cultura y tradiciones, refirió.
Al mismo tiempo, vale resaltar que en medio del genocidio que comete Tel Aviv contra los palestinos, denunciado por organizaciones humanitarias, desde hace casi 14 años Israel impone un bloqueo por aire, mar y tierra a Gaza, lo cual provoca hambre y miseria al privar a la población de suficientes alimentos.
EL SUFRIMIENTO DE LOS NIÑOS
Ante los ataques con cohetes y artillería pesada de Tel Aviv contra la Franja de Gaza el pasado 10 de mayo y durante 11 días, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, otras personalidades y organizaciones, llamaron a detener esas acciones.
De cara a los bombardeos que, según fuentes palestinas, dejaron saldo de más de 280 muertos, entre ellos 65 menores, mujeres y ancianos, y numerosos heridos, el propio Guterres aseveró que “si existe el infierno en la tierra, es la vida de los niños en Gaza”.
Tales palabras, que reflejan el horror de la guerra y el trauma sicológico causado a los pequeños y sus familias en esa porción territorial, se asocian a las tristes imágenes mostradas de niños con velas encendidas sobre los escombros, cual luz de esperanza para un futuro de paz y tranquilidad.
Además de las muertes y lesiones provocadas en suelo palestino ocupado como consecuencia de los violentos ataques, resultaron destruidas más de 10 mil residencias de forma total o parcial, en tanto el número de refugiados en escuelas es de alrededor de 75 mil, sostuvo el embajador.
Para Samhan, pese a los estragos causados por Israel, que recibe el apoyo de Estados Unidos, “los palestinos ganamos esta batalla porque nuestro pueblo salió unido en contra de la agresión del gobierno sionista”, el cual aspira a lograr la judaización de Cisjordania, en particular de Jerusalén.
Tal proceso presupone transformar el paisaje físico y demográfico de ese territorio para potenciar su carácter judío, en detrimento de otras comunidades musulmanas y cristianas, expusieron analistas.
Logramos un triunfo porque, entre otras razones, ahora el gobierno de Estados Unidos plantea volver a instalar un consulado en Jerusalén Este para atender a los palestinos, lo cual quiere decir, en su opinión, “reconocen que ese territorio no es parte de Israel”.
También ellos están en contra de la anexión de Cisjordania, lo que fue posible por el empuje popular mostrado en las comunidades de la nación árabe, y, como paso positivo, decidieron además restablecer la contribución para atender a refugiados, afirmó.
Valoró, asimismo, que el planteamiento de Trump de considerar a Jerusalén como capital de Israel tuvo el rechazo de numerosos pueblos y gobiernos, en un contexto en el que algunos Estados lo apoyaron.
“Nosotros decimos que ganamos la batalla” también porque destruimos completamente el planteamiento del exmandatario Trump, el llamado Acuerdo del Siglo, por la lucha del pueblo palestino, el cual actúa unido, apuntó.
PALESTINA AUDIO
Tal propuesta fue presentada el 28 de enero de 2020 como un plan de paz de la Casa Blanca para zanjar el histórico conflicto entre Israel y Palestina, mientras expertos en política calificaron a ese programa como “estafa” al pretender que el pueblo de Ramala lo aceptara, aunque cercenara su soberanía.
De otro lado, el diplomático reconoció que dentro de la comunidad internacional la correlación de fuerzas favorece a la causa Palestina y que existen cambios a nivel de conciencia, especialmente en países occidentales, cuyos gobiernos respaldaron siempre a Israel desde 1948.
En ese contexto, remarcó el hecho de que el pueblo palestino ha sido siempre el centro del pensamiento y sentimiento de los pueblos árabes, los cuales apoyan su justa causa.
CUBA Y LA DEFENSA DE LA CAUSA
Samhan destacó el solidario apoyo de Cuba a Palestina, esencialmente el respaldo político, y reconoció los vínculos amistosos y entrañables entre el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y Arafat.
Cuba, como otros países, reiteró la necesidad de buscar una solución amplia, justa y duradera al conflicto palestino-israelí, sobre la base de la conformación de dos Estados, que permita a los primeros tener un país independiente y soberano, con las fronteras anteriores a 1967.
Para muchos, con el apoyo de la comunidad internacional, un día no muy lejano Palestina, con el 78 por ciento de su territorio actualmente ocupado por el estado judío de Israel, hará realidad los sueños de sus hijos de ser libres.
Como expresara el embajador Samhan, el estado árabe, con más de 13 millones de habitantes (dentro y fuera del país) y un elevado índice de educación, lo que desea al final es resolver el problema con Israel, y vivir en paz, “de forma justa, humana, sin echar a nadie al mar, sin que nos echen al desierto”.
*El autor es periodista de la Redacción Internacional de Prensa Latina.
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