Sus esperanzas se cifran en las posibilidades que ofrezcan reservas costa fuera en el mar Mediterráneo. Pero para llegar a ellas, encuentra un reto que va más allá por su enfrentamiento histórico con Israel que, apoyado por su aliado Estados Unidos, les obstaculiza el acceso.
Desde octubre de 2020, Beirut y Tel Aviv intentan llegar a un acuerdo sobre 856 kilómetros cuadrados que ambos se atribuyen como parte de su zona económica exclusiva.
Auspiciadas por Estados Unidos y la ONU, se celebraron conversaciones en la aldea sureña libanesa de Naqoura, sede de las Fuerzas de Paz de la ONU para Líbano (Fpnul).
Hasta ahora desarrollaron tres rondas de un raro diálogo, porque sus respectivas delegaciones no hablan cara a cara.
Los libaneses recurren a representantes del máximo organismo internacional y los israelíes a estadounidenses.
Desde diciembre las negociaciones están en suspenso, tras el rechazo de Tel Aviv a una solicitud de su contraparte de agregar mil 430 kilómetros cuadrados a la inicial reclamación.
La misión israelí la consideró inaceptable, en tanto que llega a cubrir campos donde ya posee instalaciones para sacar gas y alega que sobrepasan los planteamientos de Beirut formulados hace 10 años.
Los informes relatan que esa petición libanesa generó un debate acalorado y una negativa a discutir el tema.
Sin embargo, Israel lleva ventaja en cualquier caso, porque desarrolló instalaciones extractivas que le permiten cubrir todas sus necesidades e incluso exportar energía.
Beirut aún marcha por trabajos de prospección, encargados a las firmas Novatek, de Rusia; Eni, de Italia, y Total, de Francia.
Técnicos galos realizaron varias perforaciones en el bloque 4- según el trazado técnico libanés- y diagnosticaron posibilidades de hidrocarburos a grandes profundidades.
Beirut y Tel Aviv están técnicamente en guerra desde 1948 a raíz de la instalación en Palestina del régimen israelí.
La nación de los cedros sufrió invasiones y ocupaciones de Israel, incluida una de 1982 a 2000, y otra en 2006, en la cual Hizbulah o Partido de Dios derrotó al agresor en 33 días.
A juicio del presidente de la República libanesa, Michel Aoun, son fundamentadas siete modificaciones a sus reclamos de soberanía.
“La postura de El Líbano es invariable, dijo Aoun, respecto a la demarcación marítima de sus fronteras del sur”.
Las autoridades israelíes aseguraron que esas propuestas libanesas podrían conducir a un callejón sin salida.
Durante las primeras rondas de conversaciones, las partes analizaron un mapa registrado en 2011 en la ONU, que muestra una franja de mar de los 856 kilómetros cuadrados en disputa.
Sin embargo, el gobierno libanés considera erróneos esos límites que cubren parte del campo de gas Karish de Israel.
El analista político y profesor de la Universidad Libanesa, Jamal Woakim, dijo a Prensa Latina que Washington siempre favorecerá a su principal socio en Medio Oriente y nunca dará la razón a Beirut.
En el fondo, agregó, el gobierno estadounidense muestra cierto disgusto porque en las labores de exploración y búsqueda de hidrocarburos, Líbano no contrató a ninguna compañía estadounidense.
Esta nación necesita a como dé lugar esos recursos submarinos que le otorgarían un respiro ante la peor crisis económica y financiera en décadas.
Al depender de los vaivenes del mercado petrolero, Líbano está sometido a las políticas sobre el crudo que adopten sus vecinos de la península arábiga más Iraq o Irán, entre los primeros productores mundiales, así como también de las decisiones de los centros de poder en el planeta.
Medio Oriente fue la cuna del cristianismo, el judaísmo y el islamismo, y, con excepciones, recibió como bendición una riqueza subterránea que despertó avaricias y están en la génesis de manipulaciones desde el exterior que la convierten en una región inestable.
Las compañías occidentales se lanzaron a la conquista del petróleo y desde ese entonces nunca tuvo momentos de tranquilidad y sosiego.
Esa es la razón por la que la zona nunca gozó de largos periodos de paz e, incluso en sus mejores temporadas, el producto extraído de sus entrañas reportó beneficio para unos en desmedro de otros.
Líbano, Jordania y Palestina, al carecer de riquezas similares a las de sus vecinos, siempre estarán a la expectativa de decisiones extranjeras.
Y ahora, las esperanzas de la nación de los cedros de pasar de dependiente a ser autosuficiente e incluso exportador de crudo, también están en manos de un juez parcial como Estados Unidos que en el momento clave se decantará por Israel.
rmh/acl/arc
*Este trabajo contó con la colaboración de PLTV, el departamento de Fotografía, el editor Roberto Molina, Alberto Corona, jefe de Redacción de Economía, y la webmaster Wendy Ugarte