El expresidente estadounidense Barack Obama (2009-2017) repetía mucho que no tenía la intención de enviar tropas a Siria, ya que la Constitución de su país no permitía una declaración de guerra sin la aprobación del Congreso.
Sin embargo, las administraciones estadounidenses intervienen, despliegan fuerzas y libran guerras en otros países sin contar con esta aprobación, bajo el pretexto de enfrentar amenazas potenciales a la seguridad nacional.
En los primeros años de la crisis siria, la intervención norteamericana fue obvia política y diplomáticamente, incluso el exembajador de Washington en Damasco Peter Ford hizo visitas públicas a las protestas en las provincias de Hama y Damasco, donde instigó a los manifestantes a seguir sus acciones opositoras hasta derrocar al Estado sirio.
De igual manera, datos e imágenes difundidos por medios comprobaron con evidencias el apoyo con armas del Pentágono al llamado Ejército Sirio Libre, cuyos integrantes y material bélico terminó en manos de grupos extremistas de doctrina takfirí, similar a la de al-Qaeda.
Esta injerencia tomó aspecto militar tras la toma de la ciudad iraquí de Mosul por los terroristas del Estado Islámico (Daesh, en árabe), lo cual llevó a la creación de la llamada Coalición Internacional en agosto de 2014, timoneada por Estados Unidos bajo el pretexto de luchar contra esta organización radical.
A esta coalición se le atribuye la destrucción de infraestructuras sirias como puentes, hospitales y escuelas, y el asesinato de cientos de militares y civiles sirios, particularmente en las provincias de Raqa y Deir Ezzor.
En octubre de 2015, Estados Unidos desplegó supuestamente por primera vez el primer grupo de 50 efectivos de fuerzas especiales, y procedió a incrementar esta presencia para apoyar a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), de mayoría kurda, que Damasco califica de separatistas y serviles a las agendas de Estados Unidos.
Para finales de 2016, Estados Unidos elevó el número de sus efectivos a unos 500 que incluyen entrenadores de fuerzas especiales, asesores y expertos en desactivación de explosivos.
Algunas estimaciones, basadas en cálculos sobre puntos de despliegue y movimientos de tropas, indican que el Pentágono dispone de dos mil a tres mil soldados, concentrados en bases en las provincias de Hasakeh, Deir Ezzor y Homs.
Según datos ofrecidos por residentes locales y fuentes militares, 28 sitios concentran las fuerzas de Estados Unidos; 14 de estos lugares son bases, ubicadas todas -excepto una y es al-Tanef-, en la región nororiental de al-Jazira donde se centran las principales riquezas naturales de Siria, de gas, petróleo y cereales.
PARA IMPEDIR COMUNICACIÓN ENTRE EL EJE DE RESISTENCIA
Una base sumamente estratégica fue creada por Estados Unidos en 2016 en la zona de Tanef, en el extremo este de la provincia de Homs, precisamente en el principal cruce fronterizo entre Siria e Iraq.
Este enclave se encuentra ubicado en la carretera entre Bagdad y Damasco, por donde según Washington, se transfieren suministros de armas de Irán a Siria.
Fuentes del Departamento de Defensa de Estados Unidos revelaron que esta base, la cual cuenta también con soldados británicos y de otros países miembros en la Coalición, busca impedir las actividades de Irán, además de ser una carta de influencia en las negociaciones sobre el futuro de Siria.
Imágenes satelitales difundidas por medios rusos mostraron el continuo trabajo para expandir dicha base, que hoy en día cuenta con lanzacohetes avanzados y aviones de combate.
El Centro Al-Ahram, de Estudios Políticos y Estratégicos de El Cairo, considera que la elección del sitio de esta base en el triángulo fronterizo entre Iraq, Siria y Jordania, busca impedir cualquier comunicación entre los países del Eje de Resistencia a las políticas de Washington.
Ahí está el campamento al-Rukban, que alberga las familias de los combatientes del grupo Ejército de Maghawir al-Thawra, apoyado por Estados Unidos con la misión actual de proteger las fuerzas norteamericanas en la zona.
INCENTIVAR EL TERRORISMO Y EL SEPARATISMO
Las fuerzas de Estados Unidos presentes en al-Tanef ofrecen apoyo logístico y protección a los terroristas de la organización del Estado Islámico (Daesh), según oficiales de mando citados por el portal Athr Press.
Denunciaron que los ataques de esta agrupación inscrita en la lista del terrorismo internacional en la extensa zona desértica de al-Badieh coinciden siempre con oleadas de interferencia deliberadas por los militares norteamericanos a las señales de telecomunicación del ejército sirio y sus aliados.
Los radicales se benefician también de las informaciones de inteligencia proporcionadas en términos de revelar las rutas que utilizan los convoyes del ejército sirio y sus aliados, según agregaron los oficiales.
Las células de Daesh se activan especialmente en las áreas al sur y este de las provincias de Deir Ezzor y Homs, puesto que están geográficamente conectadas con al-Tanef, donde se protegen los extremistas tras perpetrar sus ataques, explicaron.
Y más, los integrantes del Daesh residen con absoluta seguridad en una región que se supone ser escenario de operaciones antiterroristas del Pentágono y las agrupaciones armadas ilegales que apoya.
Se establecieron relaciones comerciales entre el Daesh y los cabecillas de grupos patrocinados por Washington; los radicales venden las municiones y el ganado saqueados de sus ataques contra el ejército sirio y comunidades civiles en el desierto.
Detallaron que, tras los ataques contra los pastores y beduinos, los terroristas del Daesh roban el ganado y lo transportan a la zona de Tanef, y luego se contrabandean en cooperación con los militares estadounidenses, en los territorios jordano e iraquí.
Asimismo, Siria denunció el traslado de cientos de terroristas presos del Daesh hacia al-Tanef, donde se les entrenan y luego se les dan instrucciones para atacar las fuerzas sirias y sus aliados en el desierto.
SAQUEO DEL PETRÓLEO Y DEL TRIGO
Antes de la guerra en 2011, Siria producía cantidades suficientes de trigo para su consumo e incluso exportaba a otros países, pero la producción se redujo de cinco millones de toneladas a poco más de un millón debido a la salida de casi de un millón de hectáreas del plan por estar en zonas ocupadas por el Pentágono.
El saqueo de este cultivo por los militares estadounidenses en Hasakeh, la mayor provincia productora de cereales en el territorio nacional, obliga al Estado sirio a importar de otras naciones, en particular de Rusia.
De igual manera, caravanas conformadas de cientos de camiones-cisterna salen de los campos petroleros sirios hacia los enclaves de Washington en Iraq.
Según denuncias anteriores del Ministerio de Petróleo de Siria, Estados Unidos y su milicia separatista FDS roban más del 80 por ciento de la producción de crudo, lo cual obliga el país a depender de la importación para garantizar las
necesidades de hidrocarburos.
RESISTENCIA Y PROTESTAS
La ira popular y las acciones de rechazo a la presencia ilegal de Estados Unidos van en aumento, incluso se reportaron decenas de ataques con explosivos contra convoyes o con cohetes contra sus bases, mientras tanto los militares y pobladores sirios interceptan con frecuencia las columnas militares e impiden su paso.
Esto logró restringir los movimientos de las tropas del Pentágono entre sus bases, pues los convoyes son enfrentados con piedras y los obligan a dar marcha atrás y abandonar la zona.
En una reciente entrevista con RT, el presidente sirio, Bashar Al-Assad, aseguró que es natural que exista la resistencia popular contra las fuerzas de Estados Unidos, presentes ilegalmente en el territorio de esta nación árabe.
Si las circunstancias son favorables para un enfrentamiento directo lo haremos, y mientras tanto, la alternativa es la resistencia popular, aseveró al-Assad.
En 2018, Estados Unidos anunció la derrota definitiva del Daesh en Siria, y la pregunta que plantean muchos es: ¿qué hacen las tropas del Pentágono aún en esta nación si su supuesto objetivo fue ya alcanzado?
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