Ese demandado destino no escapa a los tradicionales impactos que afectan al turismo ya sean políticas proteccionistas, recesión económica, epidemias o fenómenos climatológicos extremos.
Tal criterio del doctor en Ciencias Económicas y especialista en Turismo, José Luis Perelló, emitido a principios de 2020 parecería simple si se compara con lo expresado por él dos días antes de terminar ese mismo año.
“Este 2020 fue muy difícil, bisiesto, vandalismos, actos bélicos, y algo adicional, una pandemia de inéditas consecuencias que ha superado con creces a la recesión de los años 30, a la II Guerra Mundial, a los atentados terroristas del 11 de septiembre, y la crisis económica global de 2009”.
Entrevistado por Prensa Latina para la sección Escáner de su página web, Perelló describió así la situación actual de la industria del ocio que para muchos países es el único sostén o el motor impulsor de su economía.
La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 supone una recuperación muy larga, pues los consumidores de los viajes y las excursiones tardarán mucho tiempo antes de retomar esos hábitos.
Al respecto, explicó que muchas aerolíneas consideran que la demanda registrada en 2019 no se recobrará hasta 2023-2024. Además, se avizora que los cambios para afrontar la nueva realidad serán históricos en tamaño, velocidad y alcance, ya que implicarán una transición hacia nuevos sistemas y procesos digitales.
Entre esas variantes Perelló mencionó la introducción de tecnologías sin contacto en los viajes con medidas de prevención y detección de contagios, algo que en su opinión alterarán el modo en que se mueven, comunican, producen, consumen e interactúan las personas.
Covid-19, un antes y después para el turismo
La actual pandemia representa un antes y un después para la industria sin chimeneas, pues la crisis es excepcional y deja muy variadas interrogantes en un escenario poco alentador, en el cual la recuperación será escalonada.
Primero los viajes y el turismo doméstico, luego los regionales y finalmente los internacionales a media y larga distancia para ganar la confianza de los vacacionistas.
Así describe Perelló el avance paulatino que se espera en 2021, para lo cual el Comité Mundial de Crisis de la Organización Mundial del Turismo anunció un nuevo Código Internacional para la Protección de Turistas, el primer marco legal para salvaguardar sus derechos en armonía con los estándares nacionales de cada nación.
Una reciente encuesta del Consejo Mundial de Viaje y Turismo reveló que el 80 por ciento de los viajeros temen a las cuarentenas o la posibilidad de contraer el virus, el 45 por ciento se declara listo para portar un pasaporte digital y el 58 por ciento prioriza al turismo sustentable, seguro y respetuoso con el medioambiente.
En tal sentido, agregó otros obstáculos al turismo relacionados con el mercado laboral, el futuro de las fuentes de empleo, la desigualdad de ingresos, la seguridad geopolítica y la percepción de riesgo, e incluso el sistema de valores sociales y el marco ético.
Por eso Perelló asume que la pandemia modificará el comportamiento y la gestión de los viajes turísticos, las relaciones empresariales, el diseño del mundo, la forma de trabajar, de promocionar y la utilización de los medios de comunicación en función de los destinos de recreo y esparcimiento.
Turismo en el Caribe insular
El Caribe es la región más dependiente del turismo a nivel mundial por ser la actividad que más contribuye al crecimiento de su producto interno bruto y a la generación de empleo, lo que explica el deterioro económico y las consecuencias provocadas por la pandemia, significó Perelló en sus reflexiones.
Durante décadas, acotó, las pequeñas islas caribeñas han aprovechado sus ventajas naturales de sol, arena, mar, sus acogedoras poblaciones y su relativa proximidad y conectividad con los principales mercados emisores de turistas: Europa, Estados Unidos y Canadá, pero también los de mayores tasas de contagios y muertes por la Covid-19.
No obstante, antes de la llegada de la letal enfermedad el Caribe mostraba un bajo desempeño y un cuestionamiento de sus modelos económicos, porque pese a disminuir los niveles de pobreza, persistía la desigualdad y vulnerabilidad social, por lo que la pandemia irrumpe en una región debilitada también por el impacto de desastres naturales.
Por eso el profesor Perelló estima que su recuperación depende de la intensidad de la crisis económica y el desempleo en las naciones emisoras, la reactivación del comercio internacional y de las cadenas de suministros, y de la confianza de los consumidores para viajar y hacer turismo doméstico e interregional con aperturas y protocolos adecuados.
Asimismo, recobrará fuerzas con la reanimación de las líneas aéreas y los nodos de interconexión global porque para acceder a esos parajes la vía son sus fronteras naturales, mar y aire, por donde llegan no solo turistas sino también insumos para su sustento y disfrute, recordó el especialista.
Por último, y no menos importante, mencionó la adaptación al cambio climático y la mitigación de los daños medioambientales, en una región dotada de ecosistemas y de una cultura con elementos muy atractivos para los vacacionistas. (AUDIO)
Datos oficiales muestran que el turismo en el Caribe cesó totalmente entre abril y junio de 2020, cuando algunos destinos abrieron con restricciones en sus aeropuertos y puertos, pero sin la entrada de cruceros a ninguna isla, pese a que estos buques mueven por aguas caribeñas el 40 por ciento de ese mercado a nivel mundial.
Se trata de un destino paradisiaco que tiene infinidad de posibilidades con vacaciones para todos los gustos, pero sus ofertas deben diversificarse para posicionarse como el destino de clima cálido más deseable pasad la pandemia, y convertirse en la zona líder del turismo sostenible bajo la premisa de One Sea, One Voice, One Caribbean (Un mar, Una voz, Un Caribe).
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Este trabajo contó con la colaboración de PLRAdio, Adriana Robreño, Alberto Corona y la webmaster Wendy Ugarte.