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Estudiantes universitarios y sus profesores participan en proyectos culturales, educativos, estadísticas para conocer mejor los territorios, aportan a la solución de problemas económicos y sociales, y hasta cooperan en labores de limpieza y construcción.
A mediados del pasado año, el plan de transformación de comunidades vulnerables anunciado por el Gobierno, demandó la respuesta inmediata de las casas de altos estudios para aportar soluciones donde la demanda social era mayor.
Foto: Vladimir Molina
De acuerdo con el viceministro primero del Ministerio de Educación Superior (MES), Walter Baluja, esta convocatoria llevó a retomar algunas de las tareas de períodos anteriores para la transformación de los barrios de una manera más integral.
La universidad siempre ha estado vinculada con la sociedad, explicó a Prensa Latina, sobre todo desde inicios del siglo XXI con la denominada Batalla de Ideas, iniciativa del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Entonces se fortaleció la superación en comunidades menos favorecidas con propuestas de cursos de posgrado, incluso de carreras universitarias a partir del proceso de universalización de la enseñanza, detalló.
“Ahora tenemos cientos de proyectos de extensión universitaria que llevan a muchos de los barrios sobre todo la cultura, la creación artística, la capacitación en diferentes perfiles y el deporte”, comentó.
Sin embargo, el MES junto al Gobierno apuestan por replantear las labores en las comunidades de forma más integral y sostenible.
“Esto se entiende como una transformación del barrio no solo desde el punto de vista de instrucción, sino además cultural, político y social”, agregó Baluja al respecto.
LA EXPERIENCIA DE EL FANGUITO
Guillermina Alberja, vecina del barrio capitalino de El Fanguito, todavía cuenta con zozobra los reclamos acumulados por varios años en su vecindario, ubicado en las cercanías del río Almendares y de El Vedado, una de las áreas más céntricas de la capital.
“Aquí se habían hecho varios intentos para mejorar la zona, sobre todo por su proximidad con el río, pero ninguno tan transformador como este”, confesó a Prensa Latina la activista de los Comité de Defensa de la Revolución, mayor organización de masas del país, y de la Federación de Mujeres Cubanas.
Pocos meses después de la puesta en marcha del programa, Alberja cuenta con orgullo los resultados más palpables en su comunidad: la instalación hidráulica que llevó agua a más de un centenar de viviendas, la construcción de casas para familias necesitadas y parques así como el remozamiento de escuelas y consultorios médicos de la familia.
Junto a estos cambios, en El Fanguito permanecerán, además, varios proyectos culturales e investigativos en vínculo con la Universidad de La Habana, principal casa de altos estudios de la nación caribeña.
Entre estos, sobresale el estudio de las principales necesidades sociales del barrio para promover el desarrollo local con el uso de la ciencia. Otras iniciativas apostaron por renovar el área desde el arte y los recursos propios del lugar.
Con este propósito surgió el Callejón de la Cubanía, proyecto de artistas locales, que además de remozar una de las vías de El Fanguito, rinde homenaje a la identidad nacional y a la Virgen de la Caridad del Cobre, conocida como la Patrona de Cuba.
A juicio del profesor de la Universidad de La Habana Ayuban Gutiérrez, el trabajo en los barrios es una de las tareas fundamentales del Ejecutivo cubano de la mano de profesores y jóvenes universitarios.
El impacto, explicó a esta agencia, se confirma en la conciencia y el actuar de quienes viven en las zonas beneficiadas.
“Cambia el sentir de nuestra gente frente a un enemigo que siempre va a estar ahí. Por nuestra parte solo queda seguir trabajando por la nación”, dijo.
Para los habitantes del barrio fue una respuesta a problemas con décadas de existencia, reconoció por su parte Guillermina Alberja. “Este proyecto llegó como una luz para alumbrar los cambios”, añadió.
ALIANZA UNIVERSIDAD-SOCIEDAD
Más de 600 kilómetros al este de La Habana, en la oriental provincia de Las Tunas, una experiencia similar a la de El Fanguito confirma el papel transformador de las universidades en los barrios.
Jóvenes estudiantes y profesores de la universidad local unieron esfuerzos para la transformación del vecindario conocido como las Petrocasas, en la cabecera de la demarcación.
Allí se hizo el diagnóstico, se intercambió con la población y se consolidó una experiencia piloto para emprender otras similares, detalló el viceministro primero de Educación Superior.
El objetivo ahora es ampliar su alcance para llegar a otras comunidades en ese territorio con la universidad, lograr una formación integral de los muchachos y vincularlos a la necesidad de desarrollo del lugar de donde provienen.
De acuerdo con el vicetitular, entre las principales proyecciones de la alianza universidad-sociedad se destaca la colaboración con las estrategias de desarrollo local de cada municipio.
“Muchas de esas proyecciones fueron elaboradas durante la Covid-19 y ahora estamos en muchos casos ayudando a esos gobiernos municipales y provinciales a actualizar esas estrategias a partir de un nuevo enfoque”, comentó.
Otras gestiones buscan vincular a jóvenes de las comunidades con facultades obreras o sedes universitarias municipales para una formación educativa.
“Todo el trabajo conjunto con autoridades y gobiernos locales tiene como objetivo eliminar las condiciones de vulnerabilidad, muchas veces con un origen marcadamente ideológico o social o cultural en general”, dijo.
En ese sentido, amplió, tenemos algunos resultados con el vínculo de al menos un miembro de la familia.
“Aunque estamos en una etapa muy primaria, nos esperanza lograr un resultado mucho mejor y de mayor impacto a mediano plazo”, dijo Baluja.
El nuevo curso escolar para la Educación Superior, previsto para abril próximo, posibilitará organizar mejor la participación de estudiantes y profesores vinculados.
Con su inicio habrá un amplio despliegue en el acompañamiento de los gobiernos y actores económicos para la labor de las comunidades mediante proyectos particularmente encaminados a cada área y métodos diferentes dependiendo de las necesidades del territorio.
Como aseguró el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, a mediados del pasado año, es el barrio quien mejor conoce a su gente y quien mejor puede ayudar a transformar para bien la realidad circundante.
Los jóvenes son un elemento importante en la unidad que tenemos que preservar para que la Revolución siga adelante, añadió el mandatario, quien enfatizó sobre las diversas maneras en que la juventud puede participar en tareas sociales como esta.
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