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sábado 23 de noviembre de 2024
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ESCÁNER: El año más difícil (Fotos +Video)

Los viajes disminuyeron, las fronteras cerraron, el miedo aumentó, y el futuro aún es incierto…

Así podría describirse un año como 2020, cuando la crisis fue más que epidemiológica y permeó cada segmento de nuestras vidas, nos aislamos y todo comenzó a ser distinto.

Algo cambió. Una pandemia logró paralizar al mundo, la Covid-19 postergó muchos sueños, millones de personas perdieron la oportunidad de explorar lugares diferentes, conocer otras culturas y costumbres. El mundo perdió las posibilidades que brindaba el turismo de crear empleo, apoyar a las empresas, impulsar el desarrollo, proteger y conservar todo aquello que nos mueve a salir de nuestros hogares.

S.O.S.

Hasta 2019 la industria del ocio iba en ascenso pero el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 frenó la demanda de los viajes, al punto que las llegadas internacionales cayeron un 72 por ciento en los primeros 10 meses de 2020, por la poca confianza del consumidor y la lucha mundial por contener el virus, todo lo cual contribuyó al peor año que se haya registrado en la historia del turismo.

De esa manera los destinos recibieron 900 millones menos de turistas internacionales de enero a octubre, frente al mismo periodo de 2019, según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Esto se traduce en una contracción de 935 mil millones de dólares en ingresos por exportaciones internacionales del sector; una pérdida 10 veces superior a la que se produjo en 2009 como consecuencia de la crisis económica y financiera mundial.

Fue un desplome nunca antes visto causado por el cierre de las fronteras en todo el mundo y la introducción de restricciones de viaje como respuesta a la pandemia, las plazas quedaron vacías, las playas desoladas, los monumentos sin fotos y el turismo pasó a ser virtual.

Para el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, “este declive sin precedentes está teniendo consecuencias sociales y económicas dramáticas, y pone en riesgo a millones de puestos de trabajo y empresas”, al tiempo que subraya “la urgente necesidad de reanudar con seguridad la actividad turística, en el momento oportuno y de manera coordinada”.

Es sabido que el turismo proporciona medios de vida a millones de personas. Para algunos países, esta industria puede representar incluso más del 20 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) y, en general, es el tercer sector exportador más importante de la economía a escala global.

Con estos antecedentes, la OMT espera para el año en su conjunto un descenso de entre el 70 y el 75 por ciento en llegadas internacionales.

De ser así, el turismo habrá retrocedido a niveles de hace 30 años, con mil millones de llegadas menos y una pérdida aproximada de 1,1 billones (millón de millones) de dólares en ingresos, una debacle que podría resultar en una pérdida económica de dos billones de dólares en el PIB mundial.

En tanto, las repercusiones en el empleo y la riqueza en el orbe son enormes. En noviembre, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo predijo que la crisis causaría la pérdida de 174 millones de puestos de trabajo en el planeta.

Caso dramático resulta el de los países caribeños, cuyas economías son altamente dependientes de la industria, que además presentan un bajo desempeño a partir de la crisis financiera internacional y las afectaciones provocadas por los desastres naturales.

A modo de ejemplo, Aruba -con una población de unos 106 mil habitantes (2018)- registra un índice de dependencia turística de 84,7 puntos, con el 87,9 por ciento del PIB. Es la economía más “turistificada” no solo de América, sino del mundo, pues casi el 90 por ciento de los empleos corresponden al sector.

Frente a esta situación compleja, los gobiernos de la región intentan –aún sin éxito- intensificar la colaboración para mantener las redes de transporte transfronterizas lo más abiertas posible, con directrices y protocolos conjuntos para restablecer el turismo y hacer frente a la coyuntura actual.

Por otra parte, el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Alexandre de Juniac, calificó como “devastadora e implacable” la crisis en el sector, en el cual se espera que las aerolíneas transporten dos mil 700 millones de pasajeros menos en 2020 respecto a 2019, para una caída estimada de casi 118 mil 500 millones de dólares.

Asimismo, se proyecta que este año los números continúen en rojo a pesar de las esperanzas de un leve repunte, en medio de quiebras y reajustes en más de 40 operadores aéreos.

A luz de los datos disponibles, el Grupo de Expertos de la OMT prevé un repunte del turismo internacional este año, especialmente en el tercer trimestre, sin embargo, no pocos especialistas consideran que el ansiado despegue llegará en 2022.

Tales proyecciones están a tono con los indicadores registrados a nivel regional. En Asia y el Pacífico -acorde con reportes de la OMT- la llegada de turistas internacionales experimentó durante los primeros 10 meses de 2020 un descenso del 82 por ciento, seguida del Medio Oriente (73), África (69), Europa (69) y las Américas, con 68 puntos porcentuales.

Posteriormente, se dio una reapertura gradual de las fronteras, aunque la recuperación duró poco ante nuevos rebrotes y el aumento de contagios.

De momento las restricciones de viaje siguen siendo la principal barrera para la recuperación de la llamada industria sin humos, acompañado con la “lentitud” con que se está conteniendo el virus y la baja confianza de los consumidores.

Y en esto, según la opinión de diversos organismos internacionales, tiene que ver mucho la falta de una respuesta coordinada entre los países para garantizar protocolos armonizados y restricciones coordinadas, así como el deterioro del entorno económico.

DE CARA AL FUTURO

¿Ha sido un año perdido? No. Planes y metas han sido trazados, diversos acuerdos se han adoptado en aras de un necesario renacer de la industria de manera sostenible, dirigidas a renovar las esperanzas de cientos de miles de turistas ante las nuevas oportunidades y espacios en el horizonte.

En ese sentido, el Comité Mundial de Crisis para el Turismo -creado por la OMT desde inicios de la pandemia- tuvo como objetivo acelerar la coordinación de los principios y protocolos con miras a una reanudación segura y fluida.

Esta última se estima sea escalonada, primero a nivel local, luego a escala regional y finalmente los viajes de media y larga distancia, pues será necesario tiempo para recuperar la confianza del consumidor.

Bajo esta premisa las recomendaciones pasan por la creación de equipos de coordinación de crisis de múltiples países y partes interesadas para intensificar el intercambio de información sobre salud y otras medidas para limitar la propagación del virus.

Igualmente fortalecer los acuerdos bilaterales o subregionales para facilitar el tránsito de los viajeros, así como promover la cooperación entre las organizaciones nacionales de turismo y las partes interesadas pertinentes en las esferas de la salud, el transporte y la inmigración, a fin de coordinar mejor las medidas para mitigar el impacto de la pandemia.

Ello incluye el intercambio de buenas prácticas, desarrollar la conectividad, los programas nacionales de apoyo al sector; aumentar la confianza de las empresas y los consumidores y explorar soluciones innovadoras a partir de tecnologías digitales.

Sin lugar a dudas la industria de los viajes se va a sobreponer ante la disyuntiva de crear mecanismos que sean apropiados para una recuperación o perecer por rebrotes de la enfermedad.

Las señales hacia la reanimación son cada vez más evidentes, la demanda de los turistas está en ascenso. De hecho, una mayoría de destinos suavizan las restricciones de viaje, y este año se perfila como uno de los más significativos en la industria hasta la fecha, a partir de la existencia de varias vacunas prometedoras que abren nuevas esperanzas.

Economistas, investigadores y operadores de mercados coinciden en que aún cuando el camino por delante sigue muy difícil, este es uno de los sectores más capaces de capear el temporal.

Frente a semejante panorama, el turismo terminó 2020 más unido y decidido que nunca a reiniciar.

Acl/avr

*Este trabajo contó además con la colaboración de Cira Rodríguez y Teyuné Díaz

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